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Mostrando entradas de junio, 2023

Tamara de Lempicka: frío glamour

  Tan espectacular en sus posados fotográficos como en su obra Tamara de Lempicka es una de esas artistas que se reconocen sin ser un experto en arte. Su estilo es, lo que se llama, inconfundible. El art-déco pasado por un diálogo con el color que nos trae vigorosos verdes, azules, rojos y anaranjados, puestos al servicio de la sensualidad femenina y de espectaculares puestas en escena. La mayoría de sus cuadros tiene a las mujeres como protagonista y ella misma aparece en extraordinarias poses captadas por eminentes fotógrafos.  Aunque no fue fácil que su pintura tuviera reconocimiento, cuando lo logró ella fue muy consciente: “Fui la primera mujer que hizo pinturas claras y evidentes; y ese fue el secreto del éxito de mi arte. Entre cien cuadros, es posible distinguir los míos. Y las galerías comenzaron a ponerme en sus mejores salas, siempre en el centro, porque mi arte atraía al público”.  Su biografía es tan exótica como sus cuadros. Ella ocultó datos sobre su lugar y fecha de nac

"Hypnos en la ventana" de María Sanz

  Hay novelas mediocres, regulares y malas que incluso pueden leerse con cierta benevolencia y  te entretienen. La novela admite muchos grados y no siempre la calidad se corresponde con el número de ventas o con los premios. Pero la poesía es otra cosa. La poesía mala no es poesía. La poesía no resiste la podredumbre, no resiste los juegos malabares ni resiste el error. Un mal poema, un mal libro de poemas, no es poesía y se deshará como un azucarillo en el agua por mucho que se pretenda detener su caída arrojándole un salvavidas.  Tampoco admite modas. La buena poesía se escribe con tinta indeleble, con sentimientos elaborados y construidos desde hace mucho, prácticamente tanto tiempo que ya no se puede recordar. No confundir con la emoción, por favor, que el sentimiento requiere trabajo, asentamiento, lucha y forma, mientras que la emoción se basta sola para lanzarse al vacío. Las emociones son tuits y los sentimientos, tratados.  Si no hay error, este es el número treinta de los lib

Austen entre amigos

  La idea fue de la sevillana Librería Palas, que a mí me parece que es austenita confesa y en la que he comprado muchísimas veces. Durante un tiempo fui vecina, los años que viví en Los Remedios, que a mí es un barrio que me encanta y al que siempre vuelvo con la emoción de lo que te trae felicidad. He paseado por la calle Asunción mis penas y mis alegrías, siempre en charla animada con amigas, que han escuchado mis cuitas igual que yo las suyas. La calle Asunción, ahora y antes, es un antídoto contra todo. Lo llamábamos de esa forma: la medicina Asunción. Las amigas, Luz, Gabriela, Alma, Dulce, Lorena, Patri, Ana, Gema, la pandilla de estudiantes de arte y de historia de américa, las amigas...Y los amores, esos amores contrariados, esos amores perdidos, esos amores renovados, esos amores no vistos, esos amores que nos llevaban muchos años, esos amores que nos invitaban a un martini seco, esos amores... Así que Palas no podría tener mejor ubicación, mejor lugar para mostrarnos un para

"La herencia de los Ferramonti" de Gaetano Carlo Chelli

  Pues ya tenemos aquí el caso de un hombre olvidado, de un escritor que en su día publicó y tuvo buena acogida pero que recorrió el territorio del olvido durante años. Exactamente igual que le sucede a muchas mujeres que escriben. Gaetano Carlo Chelli es otro de esos ejemplos en los que alguien redescubre una obra y con ella a un autor. Veamos:  En 1976 Mauro Bolognini rodó la adaptación cinematográfica de "La herencia de los Ferramonti" . Está protagonizada por Anthony Quinn, Dominique Sanda y Fabio Testi en los principales papeles. En España se estrenó un año después con el título "La herencia Ferramonti".  La historia que se narra en el libro es sencilla. Una familia de la pequeña burguesía romana vive una guerra interna que no parece tener final entre el padre y los hijos. Lo peor de cada uno sale en esta contienda de las emociones que tiene una grandísima relación con el cálculo y el interés, porque el cabeza de familia ha conseguido hacer una fortuna con su

Tiempo de ropa tendida

  (Foto: Alfileres de la ropa. C.L.B.) Mi madre y sus amigas, vecinas de mi calle de la infancia, tenían una curiosa forma de prevenir la escucha por parte de las niñas de sus comentarios subidos de tono o subidos de sabe Dios qué. Cuando se sentaban en la cocina y aparecíamos alguna de nosotras siempre surgía quien avisaba con rapidez de que "hay ropa tendida". En ese momento cambiaba el tono de la conversación, hacían como si estuvieran hablando del tiempo o se reían sin venir a cuento. Una maniobra de distracción que quizá diera sus frutos en algunos momentos pero que en otros no servía para nada. Yo, al menos, enhebraba palabras sueltas y comentarios oídos al trasluz para componer una historia que, seguramente, ni siquiera era verdad pero merecía serlo.  Yo envidiaba aquellas conversaciones, aquellas charlas improvisadas en que ellas estaban en su salsa y disfrutaban de un contenido que nos estaba vetado a los niños. A las niñas, en realidad, porque los niños no asomaban

Había un jazminero junto a la casa

  (Foto: C.L.B.) El jazminero había decidido escaparse. La casa de al lado lo había perdido y se encaramaba en la nuestra, como un visitante inesperado que hubiera encontrado su sitio. Buscaba el aliento de las plantas de nuestro huerto aromático, el perfume de la dama de noche, el sonido de las estrellas al reflejarse en las rosas. Había rosas de todos los colores, colores densos y colores abiertos, rosas de las de siempre y rosas con formas nuevas. Todo el jardín se mostraba como una enorme pintura que alguien hubiera compuesto inspirándose quién sabe en qué. Pero era el jazminero el que supo completar la mayor osadía y se asomaba sin aviso por ese jardín en el que se sentaban, al caer la tarde, en la hora indecisa del crepúsculo, las damas de provincia que tenían a bien conversar sobre los asuntos del día. Todas ellas eran infelices y todas ellas habían sufrido de amores. Pero el paso del tiempo las convirtió en serenas poseedoras de la sabiduría y rompió el hechizo que las condenab

Los ojos de Jane

  (Pintura de Eugene de Blaas) Si hay alguna dolencia recurrente en la biografía de Jane Austen esa es la que afecta a los ojos. Padecía una conjuntivitis crónica que le duraba semanas y le impedía leer y escribir. Ella misma afirmaba que tenía los "ojos débiles" y que se le ponían mucho peor con el polvo de los salones de baile. En numerosas ocasiones hace alusión a ello sobre todo para quejarse de que le impide realizar la actividad que más le gustaba, la lectura y, además, la escritura. "Mis ojos han estado muy deteriorados desde la última carta, pero ahora mejoran de nuevo" dice en la carta número 18 escrita entre el 21 y el 23 de enero de 1799. No se trata de una dolencia sobrevenida sino que la tuvo desde siempre prácticamente.  Esto le proporcionaba molestias que a ella le afectaban enormemente porque no la dejaba leer ni tampoco escribir. La lectura era su mayor placer y siempre se quejaba de que leía menos de lo que debía, aunque sabemos que era visitante a

Lo que comía Jane Austen

  Cesto con frutas, de Caravaggio, 1596, Pinacoteca Ambrosiana de Milán Se sabe que a Jane Austen le gustaba beberse una buena copita de vino con las comidas y que durante los años en que vivió en Chawton era ella precisamente la encargada de controlar la llave de la bodega. En esos años escribió tanto y durante tantas horas que su madre y su hermana le permitieron librarse un poco de otras faenas que ocupaban más tiempo, pero nunca dejó de colaborar en el mantenimiento doméstico de la casa.  Una de los aspectos más destacados de la asistencia a bailes o cenas en aquel momento era, precisamente, poder degustar manjares menos habituales de los que se comían en la casa. Una buena provisión de verduras y de animales de granja estaba asegurada en la vicaría de Steventon y desconocemos cómo se organizaban las compras en los años de Bath. Pero sí hay noticia en algunas de sus cartas de esos manjares especiales que merecían por ello ser detallados  en sus misivas.  Algunos de esos alimentos e

"El despertar" de Kate Chopin

  Kate Chopin es una casi desconocida escritora, que cultivó la novela y el relato. Para captar la esencia de su obra hay que remitirse a su biografía, inusual y llena de peripecias que merece la pena conocer.  Katherine O'Flaherty Faris  (1850-1904) era su nombre real y nos evoca ascendientes irlandeses. Así era por parte de padre. La historia del padre es bastante desgraciada porque murió cuando ella tenía tan solo cinco años.  Thomas O'Flaherty  fue uno de los fundadores del tren del Pacífico, y estaba a bordo del tren en su viaje inaugural cuando un puente sobre el río Gasconade se desplomó. La familia vivía en el estado de  Missouri , en concreto en San Louis, donde había nacido  Kate . La madre era una criolla francesa, muy asentada en la comunidad y ello permitió que también la niña tuviera una interesante vida social en  San Louis . Entre esta ciudad y Nueva Orleáns transcurrió su vida. Asimismo, estuvo escolarizada y adquirió cierta formación, importante para el tiempo

"Ventisca" de Marie Vingtras

  Ventisca Marie Vingtras NORDICAlibros. Colección Otras Latitudes Traducción de María Teresa Gallego y Amaya García Gallego Imagen de cubierta: Alaska. Fairbanks. December 2006. Autor: Mark Power. Magnum Photos.  Primera edición: marzo de 2023 Título original: Blizzard                                              ¿Qué nos cuenta este libro? Un pequeño pueblo de Alaska. La naturaleza está revuelta. La tormenta de nieve está afectando a la vida de los habitantes. Una enorme ventisca. Entonces desaparece un niño. Iba de la mano de Bess y, en un momento, mientras ella se ata los cordones de los zapatos, el niño se suelta de su mano y ya no está. Hay entonces un revuelo, porque hay que encontrar al niño cuanto antes.  ¿Cómo se cuenta la historia? La historia se cuenta a varias voces. Bess, Freeman, Cole, Benedict, se alternan en la narración. Cada uno de ellos cuenta lo que está pasando y deja traslucir lo que son. Es, por tanto, una doble visión, hacia dentro y hacia fuera.  ¿Qué hay que

No me cuentes si te vas

Si acaso alguna noche, cuando estés lejos de mí, decides ir en busca del amor no me lo cuentes no me cuentes si te vas a la caza de algo que yo no tengo no me digas si en las noches hallaste esplendor o decepción no me expliques tus dudas ante la belleza de las mujeres o ante su estupidez no me lo cuentes.  Si acaso alguna noche, después de enviarme una sonrisa en forma de dinosaurio alado, decides salir al mundo en pos de un abrazo que no es el mío no me lo cuentes no me cuentes si la noche fue fructífera, si te decepcionó, no me digas si alguien te miró de un modo especial no me expliques tu desazón ni tu desesperanza ante la gente extraña no me lo cuentes. Deja que el silencio se aposente entre nosotros cuando no haya besos que compartir. 

Si te regalan rosas

Si te regalan rosas que no sea por agradecimiento. Que no sea para decirte que eres buena persona, para recordarte que fuiste generosa en un momento. Si te regalan rosas, que no signifiquen que tienen pena de observar tu mirada asustada, que se compadecen de tu cuerpo desnudo de abrazos, que tienen consideración por tus amargas lágrimas. Si te regalan rosas que no sea porque hiciste algún favor, porque te asomaste el abismo solo por alguien, porque guardaste tu corazón debajo de un zapato. Si te regalan rosas, que no sea por rutina. Que no sean por un día señalado. Que no sean por costumbre. Que no sean por obligación. Si te regalan rosas que no sean para expresar que tienen miedo de perderte, que no sean para retenerte si no quieres estar, que no sean para evitar que compartas tus sueños. Si te regalan rosas, que no sean por orgullo, que no sean por desidia, que no sean por desdén, que no sean por costumbre, que no sean porque quieren engañarte con un perfume inexistente. 

Presentación de "Las mujeres en Austen" en Sevilla

 

La delicia de mi vida

  Lejos de buscar escenarios exóticos, países lejanos, personajes excéntricos, historias superlativas, Jane Austen optó por la escritura de lo cercano. Colocó su lupa de buena observadora sobre lo que tenía a mano y de ahí obtuvo sus historias. Creía tanto en que esta era la forma en la que era posible elaborar una novela que los consejos que dio a sus sobrinas que hacían sus pinitos de escritora iban en esa misma dirección. En el año 1814 escribe a su sobrina Anna, la hija mayor de su hermano James, que estaba entonces precisamente intentando escribir una novela:  Ahora estás reuniendo a tus personajes de maravilla, situándolos en un lugar que es la delicia de mi vida; tres o cuatro familias en un pueblecito rural son la base para poder trabajar sobre ellos, y espero que escribas aún muchísimo y lo disfrutes plenamente ahora que están ubicados de un modo tan favorable.  De este modo resumía su idea de que no era necesario trasladarse de lugar ni de época para conseguir una historia qu

Ferias

  Una vez estuve en la feria de Guarromán, que se llama del olivar y yo entonces no lo sabía. Llevaba un vestido precioso que me había hecho mi madre, tan habilidosa siempre para todo, tan creativa. Ella y yo éramos diseñadoras y costureras a la vez, estilistas incluso, porque inventábamos formas y combinaciones que todavía no se le habían ocurrido a nadie. El vestido era naranja y tenía unas pequeñas flores a modo de ramilletes. Llevaba un gran escote de barco que hacía la pequeña manga, un poco caída nada más sobre los hombros. Y en la cintura, antes del despliegue fastuoso de la falda, una cinta de raso de color violeta. Era un vestido increíble. Ahora que lo pienso, también era maravilloso aquel de bambula en color lila, con unos tirantes súper finos, la cintura marcada, la falda espectacular y algo que ideamos entre las dos: un chal de gasa del mismo color. Y...podría enumerar un montón de vestidos durante la infancia y la adolescencia que mi madre llenó con su imaginación y su ha

Escribir, publicar, vender, leer

  Este es un tema delicado pero no he de tener demasiada preocupación al respecto. No va a causar una debacle humanitaria ni, desde luego, cultural. El tema es enjundioso pero este blog no lo lee casi nadie. Y hay algunas cosas que merecen la pena, que están bien escritas y bien reflexionadas, pero a los blogs les pasa como a los libros: solo se leen una mínima parte de los que existen y el criterio siempre es, o sobre todo, el nombre, el nombre de quien lo firma. La firma, esa gran figura de nuestros días. El autor, oh, el autor, quién ha hecho esto, dónde está, que me haga un autógrafo ya...Los desconocidos, los outsiders como yo misma, no importamos nada aunque escribamos bien, muy bien, sobresaliente. En realidad, el cómo no no importa, solo importa el quién. Por eso hay, por lo visto y según se oye por ahí, gente que incluso paga por publicar, cambiando así la ecuación. Pero volvemos a ella, a la ecuación.  La ecuación comienza con alguien que escribe un libro. Supongamos que es u

¿Por qué "Emma" es la mejor novela de Jane Austen?

  Durante el año 2015 escribí una larga serie de artículos que encuadré bajo el título "El año de Emma" y que pretendía conmemorar los doscientos años de la publicación, en diciembre de 1815, del libro del mismo título escrito por Jane Austen. Desmenucé "Emma" hasta en sus más mínimos detalles, lo que supuso que hubiera artículos de todo tipo de cuestiones relacionadas con el libro, su estilo, su momento histórico, sus personajes, sus tramas, sus adaptaciones, todo en suma lo que podía decirse en ese tiempo de "Emma". Los artículos los fui publicando en una revista digital de cultura, en la que su director me había invitado a participar con temas diversos: empecé escribiendo de cine, luego de educación, luego hubo artículos de opinión, también reseñas de libros y críticas de películas, para culminar todo ello con este arduo trabajo sobre "El año de Emma". Creo que tuvo mucho seguimiento, todo el que entonces se podía tener a través de Internet e

Oh, las amigas

  Iba a escribir de libros pero voy a escribir de amigas. La tarde se ha oscurecido con previo aviso y la tormenta está por llegar. El suelo terrizo parece que tiene polvo y la plaza se ha quedado desierta. Se han ido las familias, los niños y los jóvenes. Se han callado los árboles. Y el silencio parece anteceder el trueno y el relámpago. Quizá llueva o quizá sea una de las tormentas secas que la primavera trae y que no me gustan. Nada de agua, solo dolor de cabeza.  Las amigas! Pocos placeres igualan al charloteo entre amigas, a la confidencia, a la historia que cuentas con detalles, que escuchas con atención. Las penas del amor son menos si la amiga te está comprendiendo y si te dice que no merece la pena, que ya llegará otro o que es mejor estar sola que mal acompañada. Las amigas! Distintas y a veces separadas, a veces lejanas y también a veces engañosas. Algunas amigas te traicionarán siempre, es una sentencia que se cumple aunque quieras evitarlo. Bruto mató a César. Algunas ami

Un héroe llamado Francisco Ibáñez

  El menosprecio a las historias gráficas y a la literatura infantil y juvenil, además de cierto cursilísimo hábito de no reconocer lo popular, han hurtado a Francisco Ibáñez premios merecidos a su trayectoria. Hacernos felices desde niños ha sido lo suyo. Crear lectores de la nada, es otro mérito. Convertir a sus personajes en amigos de toda la vida, en gente de la familia, otra magia. Inspirar historias a los niños, aficionados al cómic por su culpa, otro hallazgo. Nada de esto ha servido en el tribunal de los sabios. Todas las horas en las que los niños han olvidado el dolor de barriga y el resfriado y la gripe, riéndose a mandíbula batiente con sus tebeos y luego con sus películas, han sido horas ganadas al aburrimiento. Él mató al aburrimiento con una simple historia cómica, con un gag. Y sus personajes...Mortadelo, Filemón, Ofelia, Irma, Bacterio...tantos otros que son menos famosos pero igualmente potentes. Su vocabulario, mezcla de castizo y cachondeo. Sus tramas, con esos espí