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Mostrando las entradas etiquetadas como Carmen Linares

Abstracto Priego

  Quiero escribir, con esa misma quietud del campo en El Cañuelo, sobre aquellos días prieguenses que llevaban cante, música, pintura y calma. La tranquilidad de ser feliz sin meta y sin tasa. Qué lejano resulta todo aquello. Llegamos hasta Priego convencidos de que ese fin de semana sería muy especial y no erramos. Las risas de la primera noche, en aquel alojamiento que daba susto solo de pensarlo, se cambiaron después cuando cenamos en un sitio que parecía el patio de una casa encalada. Estábamos unos cuántos, gente que nos queríamos, eso bastaba. Había cante cerca de la fuente. Aproveché para hacer una entrevista a Carmen Linares, nuestro primer encuentro, luego vendrían muchos y muchas charlas amenas y profundas. La fuente manaba agua y a su alrededor se batía la música como si tuviera que ir a singular batalla. Qué felices entonces, qué lejos los problemas, qué llanas las miradas, qué bellos los sonidos...Después del cante se derramó todo en algo parecido al amor, al amor efímero,

Mis flamencos. Carmen Linares.

Primer Acto.  En la Fuente de los Siete Caños de Priego de Córdoba todo está dispuesto. El escenario encara el espacio urbano, alargado y barroco, dejando a ambos lados el trasiego de gente que se mueve por este enclave único de la ciudad. Es verano, es tiempo de fiesta y tiempo, por tanto, de cante. El cante se ha llenado de ecos mairenistas y ahora es el momento en que irrumpe, por qué no decirlo, una voz diferente, con una escuela propia, con un aprendizaje minucioso, con un saber añejo pero renovado. Carmen Linares lleva un vestido rojo y, sobre los hombros, en lugar del mantoncillo de las glorias del pasado, un pañuelo de seda, ese pañuelo, ay, un pañuelo de seda en tonos malva. Y las manos en la cintura, sentada alante, firme. Abrir paso, que hoy tengo que cantar la Taranta de la Gabriela, la del Niño la Isla, Pastora y Escacena. “Corre y dile a mi Grabiela, que voy a las Herrerías, que duerma y no tenga pena…“Tiempo de festivales. Y esos Cantes de Levante casi olvidad