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Mostrando las entradas etiquetadas como Poesía

"Los maestros de Herat" de María Sanz

  La edición Este es un libro bonito, lo que se dice una edición cuidada y hecha con mimo. Se agradece mucho cuando tomas un libro entre tus manos, con un tacto suave y agradable, con una portada atractiva. La belleza del libro como objeto es algo que siempre habría que cuidar y, en este caso, la editorial Balduque , de Cartagena (Murcia) lo ha conseguido. Todo importa en una edición. Los colores, las imágenes, el tipo de letra, los números de las páginas, todo importa. Balduque cumple este año los diez de andadura y eso es una buena noticia. Y lo es más cuando se trata de una editorial independiente y periférica, surgida en una hermosa ciudad mediterránea con la que tengo lazos imborrables y que guarda tantísimo parecido con mi propia ciudad de origen, aunque sea atlántica. Los tiempos de Cartagena fueron de espeso verano, baños de sol, mucho cante, viajes diarios a La Unión y amor, todo el amor del mundo. Y el amor siempre da frutos.  El contexto Para que el contenido de este libro n

Storaro en día de lluvia

Esta película me ha reconciliado con Gatsby/ Chalamet. Creo que ha contribuido a esta desaparición de la hostilidad (una palabra que suena con aire psicológico de andar por casa) el hecho de que aquí no pareciera el sobrino del dueño de la tienda de chucherías de la esquina. Entre paréntesis, la psicología (incluso la de andar por casa) está presente en la película y también las costumbres de los ricos. Aún más encantadora está Ellen Fanning (cuyo padre tiene muchos bancos) y también Selena Gómez, las dos chicas, una rubia y una morena, de la historia. Aunque hay más. La gente que dice que esto es solo un amasijo de encuentros casuales, de planes no cumplidos y de agua de lluvia transparente y fiel, tendría que pensar en que Nueva York nunca ha presentado esta inusual imagen vintage, tan llena de dorados, de ocres y de ventisca. Hasta el paseo en coche de caballos se estropea con la lluvia...En la foto, Vittorio Storaro ha fotografiado a Selena delante de la ventana de su casa, por

"Hypnos en la ventana" de María Sanz

  Hay novelas mediocres, regulares y malas que incluso pueden leerse con cierta benevolencia y  te entretienen. La novela admite muchos grados y no siempre la calidad se corresponde con el número de ventas o con los premios. Pero la poesía es otra cosa. La poesía mala no es poesía. La poesía no resiste la podredumbre, no resiste los juegos malabares ni resiste el error. Un mal poema, un mal libro de poemas, no es poesía y se deshará como un azucarillo en el agua por mucho que se pretenda detener su caída arrojándole un salvavidas.  Tampoco admite modas. La buena poesía se escribe con tinta indeleble, con sentimientos elaborados y construidos desde hace mucho, prácticamente tanto tiempo que ya no se puede recordar. No confundir con la emoción, por favor, que el sentimiento requiere trabajo, asentamiento, lucha y forma, mientras que la emoción se basta sola para lanzarse al vacío. Las emociones son tuits y los sentimientos, tratados.  Si no hay error, este es el número treinta de los lib

A Rafael Guillén

  Estimada amiga Caty (permítame llamarla así): Hoy me ha llegado su mensaje a través de una serie de carambolas (no acostumbro a visitarme en mi propia página) Le agradezco de veras sus estimulantes palabras. Su   Isla de papel  es sumamente interesante. No sé de dónde saca usted tiempo. Cordialmente, Rafael   Guillén Me envió ese mensaje el 19 de marzo pasados en respuesta a uno mío que le envié a través de su página web admirada de leer sus poemas que recién conocí. Poesía deslumbrante, certera, honradísima y llena de clasicismo, verdadera a más no poder. En este pensamiento de urgencia ante la noticia de su muerte sucedida hoy mismo me queda la sensación de una vida plena, de una vida llena y de un legado impresionante. La vida adquiere total sentido cuando se colma de las verdades que uno mismo posee y este era, sin duda, el caso de Rafael Guillén, absolutamente honesto con su propia creación.  

"Euforia" de Carlos Marzal

  Lo más curioso de todo es que hay, al menos, otros tres libros recientes que se llaman también "Euforia". Está una novela romántica juvenil de Sonia Lerones Losilla de 2021; una novela de viajes de Lily King de 2016 y un libro de 2022 de Elin Cullhed sobre Silvia Plath. Esta "Euforia" que acaba de publicar Tusquets es un libro de poemas (qué poco me gusta lo de "poemario", que ahora se ha puesto de moda) y su autor es un poeta que, a la vez, escribe ensayo y novela. Me ha gustado adentrarme en su universo. Me ha gustado escudriñar, a través de sus textos, un mundo que se describe plácido, que se describe turbio, que se describe ancho, que se describe íntimo. Es una intimidad de lo cercano, nunca abrupta, pero sí cuajada de preguntas.  No había leído nunca antes a Carlos Marzal, de modo que no podría comparar este libro con otros anteriores. Y por eso mismo supone un descubrimiento. ¡A mí me gustan tantísimo los descubrimientos!..Ya he contado alguna vez

Marzal, la filosofía, Miki Leal y un poco de engaño todavía

  Tomarse las cosas con filosofía. Cualquiera de nosotros puede hacerlo. Algo así como dejar de lado esa efervescencia del tomar partido y sentarse a meditar, una meditación con música o con uno de esos vídeos de Youtube que te azotan el interior porque, lo sabes, ni estás tranquila ni se espera que te tranquilices. Puede que comience la primavera y ese día justamente haya una muela que te dé la lata, con ese temido pinchazo que viene algunas veces y que odias porque sabes, y no hay duda, que te dará quehacer durante un tiempo. Eso te nubla la razón y te cansa más de lo habitual y entonces miras ese cuadro de Miki Leal en el que hay azul-verde y también está el fondo negro y ese hombre tan extraño que lleva en la mano un pequeño pincel y que busca la imagen en un invisible caballete. Tomas el nuevo libro de Carlos Marzal y te preguntas por qué la muela ha llegado a fastidiar hoy precisamente, si sus versos son esa clase de emoción que no decae. Marzal regresa y dando una vuelta precipi

Dejar atrás un sótano más negro

Las penas de los hombres son eternas. Se mueven en un círculo que avanza pero que no termina. Y se contagian los dolores de los unos a los otros y toda la historia está llena de ellos y de ellas. No importa la época, la clase social, la vestimenta. Tampoco importa la edad, el aspecto físico, el trabajo que ejerzas o la vida que lleves. Lo que suele ser definitivo es la emoción, la forma en que contemplas lo que eres y ese río que te arrastra algunas veces.  Hay quien solo reduce el sufrimiento a la pérdida, la enfermedad o la falta de recursos, pero los hombres modernos sabemos que la existencia tiene, cuando la vida cotidiana no se ha visto alterada por problema mayor, un vaivén que la convierte en fuego, que la convierte en luna, que la convierte en llama. Es el amor que pasa, nos diríamos. El amor, esa sensación inexplicable que todos hemos intentado vivir cuando ha llegado y que en tantas ocasiones ha sembrado de dolor las horas y las ha convertido en un desastre. También

Un poema de Elizabeth Barrett

(El mensajero del amor. Marie Spartali Stillman. 1844-1927) Si has de amarme que sea solamente por amor de mi amor. No digas nunca que es por mi aspecto, mi sonrisa, el modo de hablar o por un rasgo de carácter que concuerda contigo o que aquel día hizo que nos sintiéramos felices... Porque, amor mío, todas estas cosas pueden cambiar, y hasta el amor se muere. No me quieras tampoco por las lágrimas que compasivo enjugas en mi rostro... ¡ Porque puedo olvidarme de llorar gracias a ti, y así perder tu amor¡  Por amor de mi amor quiero que me ames, para que dure amor eternamente.  (Elizabeth Barrett Browning. 1806-1861)

Rafael Guillén: poesía tan honda

Los taxis están hechos con materia de soledad, de presurosos besos, de palabras sin terminar, de rápidos adioses, de cabezas que se vuelven como pidiendo auxilio. Cada taxi va tejiendo y tejiendo su capullo de seda por las calles, va encerrando su mariposa entre los hilos tensos de la ciudad que gime y que lo envuelve. (Imagen: fotografía de William Eggleston) (Texto: fragmento de Rafael Guillén)

París es triste

  Yo recuerdo un instante en que París caía  sobre mí con el peso de una estrella apagada.  Recuerdo aquella lluvia total. París es triste.  Todo lo bello es triste mientras exista el tiempo.  Vivir es detenerse con el pie levantado,  es perder un peldaño, es ganar un segundo.  Cuando se mira un río pasar, no se ve el agua.  Vivir es ver el agua; detener su relieve.  Mi vagar se acodaba sobre el pretil de hierro  del Pont des Arts. De súbito, centelleó la vida.  Sobre el Sena llovía y el agua, acribillada,  se hizo piedra, ceniza de endurecida lava.  Nada altera su orden. Es tan sólo un latido  del ser que, por sorpresa, llega a ser perceptible.  Y se siente por dentro lo compacto del hierro,  y somos la mirada misma que nos traspasa.  La lucidez elige momentos imprevistos.  Como cuando en la sala de proyección, un fallo  interrumpe la acción, deja una foto fija.  Al pronto el ritmo sigue. Y sigue el hundimiento.  La pesada silueta de Louvre no se cuadraba  en el espacio. Estaba instal

"De vuelta a casa" de María Sanz

"Nada como este sueño de tristeza para alojarse en todos los adioses..." Los libros de poesía son tan acogedores...Notas en ellos, desde el principio, que el autor respira, se mueve, siente, que las palabras no están vacías ni pretenden ser escaparates. Los libros de poesía se abren como flores, se esparce su perfume por allá donde alguien los lee, y florecen, siempre florecen.  ¿Quién no sueña con volver a casa? ¿Qué casa es esta de la que habla la poeta María Sanz ? Cuarenta poemas en la pauta de la emoción, del verso clásico que trasmina una voz que hace del silencio el motivo mayor para saltar al aire. La casa es el trasunto de la propia vida, es el ámbito que contiene todo aquello que ofrece algún significado. La casa es el envoltorio pero también registra los sonidos, los suspiros, los llantos, los pequeños crujidos del cuerpo y de las cosas. En cuarenta poemas se condensan los momentos vividos y se anhelan los que podrán venir y los que nunca volverán porque la vida pa

"Todo lo que perdí: por lo que muero"

(Douglas Aagard) Otro tiempo vendrá Otro tiempo vendrá distinto a éste. Y alguien dirá: «Hablaste mal. Debiste haber contado otras historias: violines estirándose indolentes en una noche densa de perfumes, bellas palabras calificativas para expresar amor ilimitado, amor al fin sobre las cosas todas». Pero hoy, cuando es la luz del alba como la espuma sucia de un día anticipadamente inútil, estoy aquí, insomne, fatigado, velando mis armas derrotadas, y canto todo lo que perdí: por lo que muero. (Ángel González) Así que pase el tiempo, la vida, todo, en honda soledad, en verso eterno. Así, lo que perdí, contigo, lo que fuiste, cuando el adiós sustituyó a la vida, en silencios que claman, viejas huellas, dándolo todo, tú, en la tierra, amor desamparado, nada queda. 

De par en par, abierta la ventana...

(Marc Chagall) Un manojo de nubes engañosas y el aire que se coló sin verme. Eso fue lo que puso en vigilia tantas horas sin saber que era fácil desprenderse de todo. El verde de las hojas flameaba en una tarde de esperanzas llena. En el zócalo gris de la ventana había una mariposa irreverente, cuyas alas se abrieron al compás de los ecos. Esa casa de chimenea apagada, de tejado en pizarra convertido, de pared blanca, de festones azules, azul, azul, azul y prusia, esa casa te ansía y no lo sabe. Así que el árbol se esparza sin miedo, en silencio de luz, de madrugada, así la tarde llene su silencio de una voz que yo espero, de una voz que no existe, que tiñe madrugadas sin sonidos. 

Leyendo a Alberti, con un cuadro de Sisley

  (Las orillas del Oise. 1878. Alfred Sisley) Pero un aroma oculto se desliza, resbala,  me quema un desvelado olor a oscura orilla.  Alguien está prendiendo por la yerba un murmullo.  Es que siempre en la noche del amor pasa un río. (Rafael Alberti)  Los impresionistas nos caían bien. Habían tenido agallas. Lejos de echarse atrás, lejos de considerarse excluidos, habían logrado el auténtico milagro del arte: que lo bueno y lo nuevo se aliaran para convertirse en academia. Hoy los impresionistas son esos señores que pintan cuadros que a todos nos gustan. Y que quisiéramos tener en nuestros salones. Ellos, los primeros, y los subsiguientes, los que tomaron alguna pauta, alguna guía, los que transformaron la idea de la pintura estática en pintura dinámica. Aunque quizá ya en Villa Médicis Velázquez supo mucho de esto. El arte es una rueda que siempre gira y gira, que nunca deja atrás nada sino que lo transforma, a modo de energía, como el volante de un coche que tuviera la virtud de ac

"Por alumbrar lo imposible" de José Luis Rodríguez Ojeda

  Por alumbrar lo imposible José Luis Rodríguez Ojeda Prólogo de Francisco Martínez  Cuadrado Anantes Poesía Febrero de 2022 ¿Quién no quiere ser alumbrado, recibir la luz, estar dentro de esa claridad sonora que te colma de voces y de lunas, en total movimiento imprevisto? La luz como salvación, la luz como secreto, la luz como señal.  De modo que este es un nuevo libro de Anantes Gestoría Cultural y una nueva obra poética de José Luis Rodríguez Ojeda. Un largo camino (camino,  esa palabra tan presente aquí, tan significativa, tan machadiana) ha recorrido el autor desde sus versos primeros, desde sus primeros libros. Un camino que se ha llenado de poemas y de coplas, a veces unidas y otras veces en abierta separación, pero siempre coherentes. José Luis escribe como respira porque, quizá, su forma de encontrarse con el mundo es esa, escribir versos que a veces llevan música o que pueden cantarse. Esa escritura desde siempre te convierte en alguien diferente, alguien que ve el mundo d

María Sanz: a la intemperie

(En la Feria del Libro. Archivo personal de María Sanz) Una Isla de Papel  entrevista a  María Sanz poeta Poesía, oh la poesía. Mucho más que palabras, más que medida, más que música. Poesía, un caudal que sobrepasa la emoción, que desborda el cauce del papel, que provoca una tormenta de interior. Pasión, fuego, diamante, fuerza, vida. Poesía, oh la poesía... Entre libros, siempre entre libros. La poeta sevillana María Sanz   navega entre libros. Libros de poesía pero también ensayo, libros de historia o de arte, novelas, libros de filosofía, siempre libros a su alrededor, muchos de ellos colocados firmemente, ordenados, prestos, en las estanterías de su casa, que aparecen junto a ella y muy cerca de un arsenal de fotos cuajadas de momentos. Esos instantes de dicha que perduran cuando el clic del fotógrafo los inmortaliza. Libros e imágenes. A modo de testimonio de vida y de obra. Aquí estoy yo, esta soy. Y en las palabras que siguen mucho de lo suyo trasciende y llega hasta sus lector