"Los maestros de Herat" de María Sanz
La edición
Este es un libro bonito, lo que se dice una edición cuidada y hecha con mimo. Se agradece mucho cuando tomas un libro entre tus manos, con un tacto suave y agradable, con una portada atractiva. La belleza del libro como objeto es algo que siempre habría que cuidar y, en este caso, la editorial Balduque, de Cartagena (Murcia) lo ha conseguido. Todo importa en una edición. Los colores, las imágenes, el tipo de letra, los números de las páginas, todo importa. Balduque cumple este año los diez de andadura y eso es una buena noticia. Y lo es más cuando se trata de una editorial independiente y periférica, surgida en una hermosa ciudad mediterránea con la que tengo lazos imborrables y que guarda tantísimo parecido con mi propia ciudad de origen, aunque sea atlántica. Los tiempos de Cartagena fueron de espeso verano, baños de sol, mucho cante, viajes diarios a La Unión y amor, todo el amor del mundo. Y el amor siempre da frutos.
El contexto
Para que el contenido de este libro nos llegue mejor es bueno recordar cómo surge y en qué contexto se produce. Los creadores de Youtube siempre utilizan el contexto para poner a sus seguidores en acción. Ese contexto explica muchas cosas, porque los acontecimientos de la vida se sitúan en un eje de espacio y de tiempo y en una circunstancia tan concreta que se comprende todo mejor si lo consideramos. Las miniaturas persas son esas joyas desconocidas del Arte que llamaron la atención de la autora, iniciando tras ello un proceso de investigación, de reconstrucción histórica de esos restos artísticos que no son solo muestras de un talento individual sino también de una civilización. Las huellas de los miniaturistas y sus obras, el uso del color, la no perspectiva, la forma de representar a los hombres y las mujeres, los ritos que plasman, todo ello ha tenido una influencia muy clara en artistas de vanguardia del siglo XX y esa especie de planicie plástica sigue siendo un espejo para muchos. El arte inspira al arte. También a la poesía. El oficio de pintor y el oficio de poeta se dan la mano a veces.
La autora
María Sanz (Sevilla, 1956), es la autora de este libro. Tiene una larga trayectoria, muchos premios y muchos libros publicados. Esto se dice de ella en la solapa. Pero hay más. Sorprende que con esa trayectoria no sea ya premio nacional. Otros con menos mérito y quizá más relaciones lo son. Esta no es una poesía doméstica, no es una cosa intuitiva que salta y se acomoda, no, al contrario, es una poesía trabajada, llena de influencias previas, también de la propia personalidad de la escritora y, sobre todo, de la mirada original que todo poeta tiene cuando es de verdad. Se trata de una poeta que no cede a las modas, que no se pervierte por la ganancia, que ha decidido mantenerse fiel a su estilo, suceda lo que suceda. No ha cogido por los pelos todo eso que hoy se lleva, los temas que ya sabemos hacen que se hable de ti, las tópicas típicas cuestiones que adornan muchos de los libros de poesía que se publican. No. La poesía de María Sanz, me atrevo a decir, es de luces largas. Está dispuesta a sufrir el paso del tiempo. Tiene en el clasicismo de la verdad su mejor atributo.
Aquí hay experimentación y hay conocimiento. Como los buenos cantaores de flamenco se asienta en la tradición y añade una "cosita" más, como decía Paco de Lucía, ese fenómeno. En este libro el proceso cuenta tanto como el fondo, la forma y la intención. Hay una curiosidad que se alía con el instinto poético para dar una vuelta de tuerca, en la herencia más innovadora que se puede ahora encontrar que no es otra que la que bebe de los clásicos para crear un mundo nuevo y propio. Los versos son aquí, no un reducto, sino un espectáculo de pirotecnia poética que estalla si te fijas. En las dos partes del libro, la primera con treinta y nueve poemas y la segunda con un solo poema, el último, nada se ha improvisado. Como en el flamenco, vuelvo a este arte, es necesario mucho trabajo para poder crear de casi todo. Para poder construir con casi nada.
Los versos
Cosas que hacer en Denver si lees este libro: fijarte en que cada poema encierra una historia y que cada final de poema abre una puerta, dibuja una incógnita. Atrapar ese aroma especial que proviene del uso de palabras que generan un ambiente único, una arquitectura que nos traslada a otras culturas, a otros universos, a otros lugares. Darte cuenta de que, pese a todo, el sentimiento que trasmina cada poema es fácilmente extensible a cualquier lugar del mundo y a cualquier persona. Universal. Esa palabra también puede aplicarse. El juego con las medidas de los versos, los finales abruptos y extraños. El tono filosófico de muchas de las frases. Las aseveraciones dudosas que siembran inquietud. Las preguntas sin respuesta. Los adioses. Los encuentros. Los colores, esa plasticidad representada en figuras, imágenes, gestos, miradas.
Hay una doble mirada a la naturaleza. La que se dirige a la realidad y la que apunta a la representación. La realidad muestra una presencia que la autora recoge y describe, inserta siempre en un pensamiento que le da sentido, nunca como una simple enumeración de momentos del día o de paisajes. Y luego está lo que las manos del hombre convierten en aquello que va a perdurar con el paso del tiempo, por los siglos de los siglos. Es una forma de eternidad esta que ha inventado María Sanz con las miniaturas persas, los talleres de Herat y sus maestros.
Ficha técnica
Los maestros de Herat
María Sanz
Editorial Balduque, 2023
Poesía
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