La prensa del corazón, la llamada también prensa “rosa”, es la gran denostada entre los medios. Siendo el periodismo tan corporativista o más que otras profesiones, no hay piedad para aquellos que, alcachofa en mano, persiguen con denuedo a un famoso de tres al cuarto, a la hija de una tonadillera enclaustrada o a un tronista de evidentes atributos amatorios. El concepto de “personaje” se ha desvirtuado al hilo de este tipo de prensa. Ser “personaje” es un grado inferior al de persona. Todos pueden criticarlo sin medida. Convertirse en “personaje” es, usando un término muy al tono, lo peor . En las tertulias “rosas” se establece un pugilato oculto que, en ocasiones trasciende al exterior, entre periodistas y colaboradores. Los primeros defienden sus años de Facultad, incluso su trayectoria profesional en otro tipo de prensa. Los segundos deben su silla a alguna circunstancia feliz de su biografía (o desgraciada, añado) que los ha catapultado al interés del público. Todo se ha
¡Cumplimos 15 años! 2009-2024