Yo tenía un jardín
(Jardines de Joan Cardona y Lladós) Yo tenía un jardín. Había tres grandes espacios, diferentes pero todos ellos ágiles, brillantes, conmovedores. En una zona estaba el huerto aromático. Lavanda, aloe vera, mirto, hierbabuena, todas las plantas lanzando su olor en torno a la ventana de la cocina, junto a un espacio con pequeñas piedras, luchando a veces con los rosales para repartirse la tierra y con las poinsetias que no acababan su trabajo en navidades. Entrabas en la casa y te asaltaban miles de olores y te seguían hasta el vestíbulo y se expandían sin dudarlo por todo el terreno. A veces tenía un aspecto salvaje, porque el mirto se enredaba y crecía, porque el aloe se ponía en plan amenazador y porque las rosas requieren mucho respiro para poder vivir al exterior. Eran rosas rojas, rosas rosas, rosas amarillas. Bordeaban el camino de entrada, acompañaban la visión de la casa desde el principio. (Jardines de Joaquín Sorolla y Bastida) La otra zona del jardín est