Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando las entradas etiquetadas como Moda femenina

Una moda de cine

Bette Davis, lejos del blanco y negro de las pantallas, con una gama de colores inusual en ella y que está de última moda ahora mismo. Los flúor. La combinación de naranja y verde sigue siendo atrevida pero ella sabía usarla como nadie. Es un milagro que, no siendo una belleza al uso, tuviera la facultad de destacar y realzar todo lo que llevaba. Recuerdo el vestido negro de la fiesta de "Eva al desnudo", con los hombros al aire y la falda de anchísimas capas.  Me resulta imposible que los modistas no conozcan una de las principales referencias de la moda universal. Y mucho peor que quienes pretenden serlo sean analfabetos en la materia. Como los aprendices de "Maestros de la Costura" que, no solo desconocen cómo se toman las medidas o la aplicación de los distintos tejidos, sino que andan en blanco de cultura general, de cultura de la moda y de cultura sin adjetivos. Un horror. Sin la moda de cine la historia del vestido no sería la misma. Los diseñadores d

Austen viste con muselinas

(Francisco de Goya y Lucientes. La Tirana. Academia de San Fernando. Madrid, 1788/89) Si lees con atención "La abadía de Northanger" de Jane Austen, recordarás la charla que mantiene el señor Tilney con la señora Allen en uno de los salones de baile de Bath al poco de conocerse. La charla es sobre vestidos y, cómo no, sobre muselinas. La muselina es la reina del vestido en el siglo XVIII europeo y por eso aparece una y otra vez en los libros de Austen, en los retratos de los artistas pictóricos y en todas las recreaciones bien hechas de esa época. Para llegar al estilismo que lucen Elizabeth Bennet, o Elinor Dashwood o Emma Woodhouse, la moda había recorrido un camino interesante. Y ese recorrido tiene tanto que ver con la propia evolución del gusto femenino como con los acontecimientos políticos y sociales, también económicos. La moda no es algo ajeno a la vida, sino todo lo contrario, una muestra evidente de qué somos y cómo vivimos. Por eso resulta tan atractivo d

Vestidas de nube

(Constance Mayer. 1801. Mujer mirando un porfolio) Por la mañana, una sencilla bata. Por la tarde, una nube de muselina. La muselina era blanca o de tonos muy claros. Los tintes en esa época eran carísimos y poca ropa venía tintada. Las capas de tela caían sobre el cuerpo de forma natural y formaban pliegues. Esa era la gracia del vestido. Para facilitar el movimiento se cosían en forma de tablones en los laterales y se recogían en la espalda. Esto se ve con toda claridad en el cuadro de Mayer. El recogido de la espalda lleva aquí un lazo. El talle alto, o de estilo imperio, desdibujaba la cintura, lo que disimulaba los kilos de más. Y el escote era amplísimo, porque los corsés eran simplemente unas bandas alrededor del pecho para levantarlo. A Jane Austen no le gustaban estos corsés ni estos escotes y se alegró cuando fueron desapareciendo. Las mangas eran cortas. La manga larga llegaría muchísimo después y fue otra innovación. Eran cortas y con un poco de vuelo, pero no abull