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Mostrando las entradas etiquetadas como MiDiario22

La hermosa peluquería

  (Six models. 1950. Nina Leen. Ninguna de las chicas cruza la mirada. Todas están impecablemente vestidas y peinadas) En mi barrio, unas calles más allá de la mía, había una pequeña peluquería de esas a las que acuden las señoras de los alrededores. Tres muchachas con uniforme rosa trabajaban allí y llevaban el negocio con donaire y paciencia. Las mujeres no somos cualquier cosa a la hora de elegir peluquera y de arreglarnos el pelo. Por eso, cuando encuentras a alguien que te escucha cuando das instrucciones y no se salta a la torera lo que le dices, entonces le juras fidelidad para toda la vida. Córtame solo las puntas. Que el flequillo no me tape tanto los ojos. Las orejas, mejor descubiertas. El remolino de arriba, que se controle. El color, ya sabes, como siempre, nada de rubio platino. Ese matizador me da picores, mejor otro que sea más light. No me pongas espuma, que me da grasa. El secador quema. Y así, blablablablabla...Peluquerías.  A la peluquería acudían señoras muy entrad

Duelos

(Gustav Klimt) Alguien te dice con aire sabio: Tienes que pasar el duelo. Hasta entonces tus duelos han sido de otra clase, nunca el duelo del compañero joven que se ha muerto sin que le tocara su turno por la vía normal de las edades. Entonces no sabes bien qué hacer y te preguntas si habrá quien tenga un master en duelos y puede enseñarte. Pero no. El duelo surge, se instala, se acomoda y se marcha solo a medias, porque hay una parte de él que sigue en ti y que te acompaña, supongo, siempre, para siempre.  El duelo de Luis García Montero, el poeta, por la muerte de su esposa, está siendo reproducido en medios y en redes. Se habla del duelo y se comentan sus palabras. Algunas de las cosas que dice las comparto, otras no. Comparto lo posterior a la muerte, aunque sin ese aire de aceptación que ya aparece en sus palabras y que yo no tengo a estas alturas. Pero me cuesta entender lo previo, esa supuesta felicidad de la enfermedad compartida. No juzgo. Cada cual tiene su propio duelo. El

Concierto de Viena vs estruendo de petardos

      Daniel Baremboin dirigirá el concierto de año nuevo en Viena este 1 enero de 2022. El mundo se divide esta noche y mañana en dos tipos de personas: los que estarán en Viena oyendo el concierto y a estas horas descansan para aparecer con su mejor aspecto y los que están jodiendo al prójimo, lanzando petardos estruendosos en las calles y plazas. En concreto, en mi preciosa plaza, que no es suya, porque ninguno de los habitantes de esta plaza se dedica a este estúpido deporte, sino que son otros, que vienen de pisos aledaños, de peor condición y más mala leche. Aunque, ahora que lo pienso, hay un tercer tipo de personas, los que, como yo, no soportamos los petardos, nos gustaría estar ahora en una amable conversación en casa o viendo una película en la tele o oyendo alguna música (nunca aguantando esta desagradable y peligrosa pirotecnia ilegal que nos rodea) y mañana escucharemos y veremos el concierto en la tele mientras hacemos la poca faena que se hace en estas fechas señalada

Minucias

     Me he regalado a mí misma una agenda anual y unos rollos de pegatinas . La agenda tiene una leyenda en la portada de esas de autoayuda, que parece decir que todo es posible, cuando sabemos que, en realidad, esto no es ni mucho menos verdad. Pero la agenda tiene la obligación de levantarnos el ánimo y de hacernos ver que hay luz al final de cualquier túnel. No me gustan los túneles, dicho sea de paso, ni siquiera en las películas. Creo que hay una en la que pasa no sé qué horrible desgracia en un túnel y está Sylvester Stallone para solucionar el lío, pero te da claustrofobia durante toda la película. En los túneles, salvo que estés al principio o al final, no se ve la luz. Es  cierto  que leí "El túnel" de  Ernesto  Sábato, de un tirón.  Estaba  yo sentada una tarde en casa de una amiga de aquellos años que se llamaba Carmen. Carmen era tan graciosa...Tenía esa gracia, ese ángel, que algunas  personas  poseen de forma natural y que te hacen reír. Era ingeniosa y sabía sa