Siempre que pienso en mi madre la relaciono con el cine. Ella era una acérrima admiradora del séptimo arte y una entendida en películas porque las había visto todas desde que era muy pequeña, porque el cine era su refugio y era su posibilidad de soñar. Alguien que sueña tanto y que tanto persigue un sueño, es alguien que merece la pena conocer y tratar. Ella era así, una especie de hada en medio de la crueldad de la vida. Un alma inocente. Si pudiera darse marcha atrás en el tiempo yo escribiría una historia diferente con ella. En lugar de escapar de la vida cotidiana y darme a la aventura, esperaría tranquila sus confidencias y observaría su modo de abarcar la marcha del mundo. Era sabia y, a la vez, una mariposa con las alas siempre muy cerca de las llamas. Su memoria fabulosa (era capaz de recordar todas las letras de todas las canciones, todos los diálogos de todas las películas, los nombres de todos los actores y actrices, los títulos de libros) solo iba pareja a su habilidad co
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