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Mostrando entradas de noviembre, 2022

Libros para una Navidad lectora

(Nick Knight, campaña publicitaria) Veo en mi imaginación la imagen serena de mi amiga del alma Paqui Luna, allá en mi ciudad marítima junto al Atlántico, sentada tranquilamente en su butaca junto a la ventana y tomando una tacita de té mientras lee. En esa misma ciudad mi hermana Carmelita se mete de lleno en una novela de misterio, quizá, o de amores. También percibo a una de mis hermanas, Manoli, en el porche de su casa de campo, rodeada de niños y de flores, pasando la hora indecisa del crepúsculo con un libro en las manos. Allá en una ciudad del extrarradio de Madrid otra de mis hermanas, Mili, busca todos los momentos posibles para leer un bonito libro y, quién lo sabe, escribir una bonita historia ella misma. Y, quién sabe si mis amigas Lucy Cepero y Loli Carrasco no están también en este momento buscando un libro para leer estos días. En mi ciudad natal, preciosa como siempre, mi sobrina Alicia Violeta tiene un libro en las manos y quizá es uno de estos... Por ellas, estos libr

Charlas a la caída de la tarde

  Portada de LIFE con los protagonistas de Esplendor en la hierba: Natalie Wood y Warren Beatty Fueron tres veranos y dos cursos. Yo estaba en el instituto y él en la universidad. Estudiaba fuera, así que solo podíamos vernos en vacaciones. Cumplí los catorce, los quince y los dieciséis. Él tenía cinco años más. Era muy inteligente. Y feo. El primer amor que así llamarse puede. No tenía nada que ver con los chavales de su edad. Su personalidad estaba por encima de todos, era una especie de jefe y así todo el mundo lo aceptaba. Sabía más, entendía más, leía más. Poseía un sentido del humor único, que no todo el mundo era capaz de comprender. Yo sí. Porque era mucho más lista que las muchachas del club y eso que todas eran mayores. Por eso, seguramente, se enamoró de mí y siguió enamorado toda su vida, hasta hace unos meses en que murió. Es una clase de amor que no borra la distancia, que no necesita siquiera frecuentarse, que pasa por encima de matrimonios y de hijos. Lo entendí cuando,

Rosas sobre un campo de lava

(Foto: Cristina Coral)   " Durante algunos años mantuve una especie de correspondencia con alguien a quien creí inteligente, compasivo y humano. En esa nueva forma de correo que es el electrónico mis cartas se movían continuamente desde el corazón al ordenador, en un bucle continuo. Era muy hermoso pensar cosas, convertirlas en palabras y lanzarlas al aire de mi destinatario. Sabía que me entendía. Entender es algo que todo el mundo busca en otro alguien. Y por eso, quizá, nos confundimos demasiado a menudo, pensamos que está ahí, que lo hemos encontrado, pero, tantas veces erramos como logramos acertar. Yo creí que esa persona tenía todas las cualidades para ponerse en mi lugar. Era capaz de oír sin juzgar, de consolar sin preguntar, de aconsejar sin presumir. Las mañanas del verano, cuando todo está más vacío y la vida se compone de horas más largas, yo me sentaba delante del ordenador, abría mi corazón y lo hacía llegar al otro lado del correo, con la presteza de quie

París es triste

  Yo recuerdo un instante en que París caía  sobre mí con el peso de una estrella apagada.  Recuerdo aquella lluvia total. París es triste.  Todo lo bello es triste mientras exista el tiempo.  Vivir es detenerse con el pie levantado,  es perder un peldaño, es ganar un segundo.  Cuando se mira un río pasar, no se ve el agua.  Vivir es ver el agua; detener su relieve.  Mi vagar se acodaba sobre el pretil de hierro  del Pont des Arts. De súbito, centelleó la vida.  Sobre el Sena llovía y el agua, acribillada,  se hizo piedra, ceniza de endurecida lava.  Nada altera su orden. Es tan sólo un latido  del ser que, por sorpresa, llega a ser perceptible.  Y se siente por dentro lo compacto del hierro,  y somos la mirada misma que nos traspasa.  La lucidez elige momentos imprevistos.  Como cuando en la sala de proyección, un fallo  interrumpe la acción, deja una foto fija.  Al pronto el ritmo sigue. Y sigue el hundimiento.  La pesada silueta de Louvre no se cuadraba  en el espacio. Estaba instal

Tanta infancia...

Dicen los psicólogos que una infancia feliz es el pasaporte seguro a la bondad. Los que hemos tenido la suerte de tenerla no podemos perder el tiempo en la envidia o en la maldad, esas cosas no nos interesan. Nuestra cabeza está llena de buenos recuerdos, de hermosos momentos y de imágenes muy especiales. Sobre todo, en la memoria brillan las personas, las que estuvieron junto a nosotros en esos años de la niñez, las que nos ayudaron a ser como somos. Quizá no hemos sido conscientes pero mis hermanas, mis amigas de la calle y yo, hemos tenido una extraordinaria infancia. Sin temores ni acechanzas, sin miedos, sin miserias ni odios. Y eso fue así gracias a nuestros padres, ellos y ellas, que dedicaban todo su tiempo a que fuéramos felices en todo el enorme sentido de la palabra. Esa fortuna de haber vivido con tanta buena gente nos acompaña siempre y no se marcha de nuestro lado. Muchos de ellos no están, pero siguen regando cada instante con el perfume de su mejor esencia. No éramos ri

Wolfe, Fitzgerald, Hemingway and Perkins

(Colin Firth, como Max Perkins y Jude Law, como Thomas Wolfe, en una escena de "El editor de libros", película de 2016) Thomas Wolfe (1900-1938), Francis Scott Fitzgerald (1896-1940) y Ernest Hemingway (1899-1961), tienen algo en común, aparte de ser escritores que coincidieron en el tiempo: los tres fueron descubiertos, animados a escribir y editados por Maxwell Perkins (1884-1947), el mítico editor de Scribaer , considerado uno de los más legendarios de todos los tiempos. La película "Genius" , titulada en castellano "El editor de libros" refleja esta curiosa entente aunque incidiendo, sobre todo, en la relación entre Wolfe y Perkins . Rara vez nos es dado presenciar un encuentro de personalidades tan rotundas, tan diferentes y que, a la vez, tienen en sí las aristas suficientes como para incitar nuestra curiosidad. Ves la película y entran ganas de profundizar en ellos automáticamente. Algunas cosas pueden descubrirse. Y no todas ellas son a

El aliento de la belleza

  (Joon Brandt, Halden, Noruega, 1975) (José Manuel Ballester, Madrid, 1960) (David Pullum, Londres, ?) (Trey Ratcliff, Austin, Texas, USA, 1971) (Scott Stulberg, Los Ángeles, California, ?) La fotografía sigue dando nombres y produciendo obras. En este siglo XXI hay ya algunos fotógrafos que están produciendo un trabajo digno de valorarse. La búsqueda de la belleza, entendida cada cual a su modo, sigue siendo el noble objetivo que persiguen. Belleza en un brillante paisaje africano, lleno de flamencos que pisotean el agua produciendo luces y sombras; o en el juego de colores de unos edificios casi galácticos; en el acto sencillo de lanzar el ramo de novia a las amigas, dando lugar al asombro y la risa; en las estructuras rectas, horizontales y verticales, de un edificio que muestra el color como si fueran pinceladas; o en un retrato de mujer, motivo reiterado de las obras fotográficas desde siempre. Estos fotógrafos, ahora mismo en el top, siguen mostrando el aliento de la belleza. 

El reencuentro

  (Foto: Lee Towndrow) Desde hace algún tiempo algo que me parecía un inconveniente (tener mi biblioteca repartida entre dos casas) ahora lo veo como una ventaja. Para los amantes de los libros nuestra biblioteca es algo tan querido y valioso que nos cuesta separarnos de los libros y tenerlos lejos. El objeto libro tiene, por nuestra parte, un culto merecido y ya no se trata de lo que se cuenta, sino del envoltorio en sí. Ya no se trata, tampoco, del objeto, sino de las palabras que contiene. Una simbiosis imposible de separar. Nuestros libros son un auténtico tesoro propio e inseparable. Mi madre, que era también una lectora contumaz, tenía su librería de color amarillo llena de sus libros favoritos y nadie ha osado después de su muerte separar esos libros de esa casa y de ese lugar. Esos son sus libros, están ahí y no se puede romper esa quietud sagrada.  Pero me he reconciliado con la idea de tener dos casas y dos bibliotecas. Cuando llega el verano y cambio de casa, me encuentro co

La mujer que duda

(Fotografía de Saul Leiter) Esta preciosa fotografía de  Saul Leiter  publicada en 1963 en la revista  Harper´s Bazaar  me sirve para ilustrar una idea tan difícil como capital en mi manera de entender la vida. La duda, la permanente duda, no sobre el mundo o no solo. La duda sobre mí misma, sobre la manera de abordar las situaciones, de resolver los problemas, de tratar las relaciones humanas. Da igual que sea amor, amistad, trabajo, familia...la duda permanece cuando las horas chirrían, cuando hay palabras que salen de ti aunque no querrías que eso ocurriera, cuando no entiendes a los otros o no te entiendes.  Siempre que surge un desencuentro con alguien yo dudo. Esa duda es un sentimiento doloroso, poco ejemplar. Nadie querría dudar tanto si pudiera. Mejor la seguridad, la evidencia de que has hecho lo que debías y que la culpa es de los otros. Mejor sentir que eres una persona cabal, que no actúas por egoísmo o interés. Mejor notar lejos de ti el apasionamiento que te

La página del tiempo

  William Merrit Chase:  En el parque. Un camino , 1889. Amanece. El cuerpo se pregunta por los dolores viejos. Están ahí, reaparecen después del leve paréntesis de la noche. Y luego, fuera ya de la neblina del despertar, surge la gran interrogación, la que no cesa cada día: qué hago...Recuerdas entonces otro tiempo, pasas la página y miras otras cosas, las que eras. La ducha, el desayuno y el vestido. Y la calle, el aire fresco, y el aula y los alumnos. Ese tiempo que nunca pensaste que llegaría a acabar y que ha terminado dejándote sin nada, sin motivos, sin horas, con pesares.  Qué hago, dices. Y nada de lo que se te ocurre tiene mucho significado. Cualquiera de esas tareas podrías dejar de hacerlas y no pasaría nada. Nada es la palabra y vuelve a tu cabeza una y otra vez. Y los dolores. Y los adioses. Y el vacío. España limita al norte con el mar Cantábrico... Lo odias casi todo. Odias a los que son felices. Odias las ausencias. Odias a los que ríen y a los que van de vacaciones. L

Bogart y Hammett: El halcón maltés

  Detrás de la publicación, en 1930, de la novela negra de Dashiell Hammett "El halcón maltés", está la editora Blanche Knopf , de la editorial del mismo nombre que compartía con su marido, Alfred. Una visionaria de la edición que se dio cuenta del potencial que tenía el escritor cuando leyó sus relatos de la revista Black Mask, lugar emblemático en el que publicó sus cuentos e historias gráficas. Cuando Blanche Knopf dio a Hammett la oportunidad de volver a la revista y publicar sus novelas, él estaba desesperado porque se encontraba, literalmente, sin un centavo, con dos hijas y una mujer a las que mantener y una enfermedad crónica, la tuberculosis, que lo perseguía desde muy joven y que le había obligado a dejar su trabajo de detective en la Agencia Nacional Pinkerton. De modo que Blanche puede considerarse la tabla de salvación de Hammett y su finísimo instinto de editora hizo aquí un asombroso milagro porque, al acogerlo en su revista en buenas condiciones económicas,

El sol se asoma por cualquier rendija

  (Fotografía de Nina Leen, 1957) Siempre es una sorpresa que el sol se asome. Sobre todo en los días de intenso frío, en las postrimerías de la lluvia o cuando el invierno avisa de su llegada, solemne, terso y disputándose el honor de hacerte la vida imposible. Entonces el sol sorprende más, porque sus rayos, su luz, siempre parecen estar en disputa con la oscuridad y el desasosiego. Dicen que el sol es un alimento que el cuerpo no puede rechazar y la mente lo ansía en todas las latitudes, incluidas aquellas en las que es una rara avis , una manera extraña de aparecerse tras las montañas o las nubes. El sol se parece a una conversación en la que todo está transcurriendo de una forma plana, sin nada que la anime, sin que existan divergencias o disputas, ni tampoco esas exclamaciones que organizan el júbilo cuando surge. El sol se parece a esas palabras dichas con un enorme atrevimiento que rompen el hilo de lo hablado y que necesitan esculpirse en alguna clase de soporte, para que los

Lucía, en la intemperie

  Lucia Berlin (1936-2004) es una de esas figuras ocultas (casi siempre femeninas) que se desvelan de milagro o de casualidad y nos hacen preguntarnos dónde estaban. No estaban en ningún sitio y eso es lo malo. Los más interesados en que nuevos (y buenos) escritores salgan a la luz son los lectores, porque para ellos (para nosotros) es savia, aliento y sorpresa. Luego hay algunos editores que buscan el hallazgo sensacional (o el peloteo) y también están los escritores, a quienes, en general, nada interesa, ni las voces nuevas, ni los redescubrimientos, ni la búsqueda del talento (salvo si es el suyo propio). Muchos gastan ese curioso polifacetismmo que los hace también, a la vez, editores, traductores, críticos literarios, reseñas y activistas culturales. Una curiosa simbiosis que los convierte en arte y parte. Quizá por supervivencia o por asegurarse que no van a depender de tal o cual círculo, que aquí los círculos son, en ocasiones, cuadrados.  Los escritores son ese gremio que se r

Solo quería hablar de amor

Abrazaría a Gabriel Byrne sin conocerlo. Si me cruzara con él por la calle, en un acto social, en una librería, en la alfombra roja. Así que entiendo a Emmanuelle Devos, que, después de encontrarlo en un tren, decide buscarlo en París, la ciudad a la que los dos se dirigen, uno a un funeral de una amiga y ella a una oferta de trabajo. Lo busca y lo hace con la naturalidad de quien no puede hacer otra cosa. Cuántas veces nos ocurre eso mismo: hacemos lo único que podemos hacer. O mejor, lo único que no podemos dejar de hacer. En el tren ha habido un cruce escaso de palabras y muchas miradas. Es la mirada la que define el estado de ánimo de los dos. Esplendorosa Devos, atractivo Byrne.  Ella es una actriz prodigiosa que hace de actriz. Tiene una forma de abordar el personaje que lo llena de verosimilitud. Todos creemos que, en verdad, ella se ha enamorado de pronto de un hombre al que ha visto en un tren. La película va afirmando el sentimiento hasta el punto que entendemos c

Buenos días, depresión

  Los que estudiáis los efectos psicológicos de la pandemia quizá ya tenéis noticia de esta nueva estadística. El número de mujeres (hablo de ellas porque es lo que conozco) que, desde marzo de 2020, han entrado en una etapa de su vida que yo calificaría de "invisible". Y lo han hecho poco a poco, apenas sin darse cuenta y guiadas por una pulsión invencible: el miedo.  Su situación la resume Francis Scott Fitzgerald en su libro "Retorno a Babilonia" porque ya sabemos que los clásicos tienen palabras para todo lo que nos ocurre:  "No me di cuenta, pero los días fueron pasando uno tras otro y de pronto habían pasado dos años y todo se había ido, y yo también me fui" Estas mujeres fueron dando muestras de lo que se avecinaba desde el principio. Cuando el gran cierre de mediados de marzo, corrieron a confinarse, dejaron de ver las noticias porque no las soportaban, y se engancharon a ver series de televisión, películas de cine clásico, canales de youtube, incl

Hombre de blanco, mujer de azul

(Ignacio Zuloaga. Retrato del vizconde de Villamarciel) Al entrar en la gran sala azul y blanca pienso cuán distinta es la realidad de lo que aparece en los libros. Aquí están los cuadros con toda su presencia, con todas sus imperfecciones y sus secretos; los libros, en cambio, muestran una imagen apagada, ocultando la fuerza que el pintor les puso y que viene hacia nosotros cuando nos acercamos a ellos. Por eso solo abriré las páginas del recién comprado catálogo cuando pasen unos días y el frescor de la pintura se apague en mi retina. La sala se mueve a uno y otro lado. Dos grupos se balancean como si fueran olas del mar. Uno tiene por guía a un muchacho italiano, que se disculpa por hablar mal el idioma y que, de vez en cuando, comete un error gramatical que todos perdonamos y que él rubrica con una sonrisa. El otro grupo se mueve en torno a una chica española que dice, en voz muy alta, acercaos que no me como a nadie. En los grupos hay de todo: mayores, jóvenes con sho