Ir al contenido principal

Tanta infancia...


Dicen los psicólogos que una infancia feliz es el pasaporte seguro a la bondad. Los que hemos tenido la suerte de tenerla no podemos perder el tiempo en la envidia o en la maldad, esas cosas no nos interesan. Nuestra cabeza está llena de buenos recuerdos, de hermosos momentos y de imágenes muy especiales. Sobre todo, en la memoria brillan las personas, las que estuvieron junto a nosotros en esos años de la niñez, las que nos ayudaron a ser como somos.

Quizá no hemos sido conscientes pero mis hermanas, mis amigas de la calle y yo, hemos tenido una extraordinaria infancia. Sin temores ni acechanzas, sin miedos, sin miserias ni odios. Y eso fue así gracias a nuestros padres, ellos y ellas, que dedicaban todo su tiempo a que fuéramos felices en todo el enorme sentido de la palabra. Esa fortuna de haber vivido con tanta buena gente nos acompaña siempre y no se marcha de nuestro lado. Muchos de ellos no están, pero siguen regando cada instante con el perfume de su mejor esencia.

No éramos ricos pero teníamos amor y muchos libros. Y aprendimos el arte de la conversación de las mejores maestras.

Foto: Genevieve Naylor

Comentarios

angiolina colinas ha dicho que…
Estoy d acuerdo en esto, una infancia feliz redunda en una madurez sana y abierta.
Fackel ha dicho que…
A medida que pasa el tiempo -el tiempo personal sobre todo- uno recuerda la infancia y la valora. Ni todo fue maravilloso ni todo negativo. Todo fue, y ahora lo percibo como nunca, bastante medido. Lo interesante de la infancia es que primaban los momentos dichosos, lúdicos, curiosos, incluso aventureros, o al menos tendíamos a dotar a esos tiempos de más intensidad y a sustraer de los momentos más desagradables o conflictivos su encarnadura difícil. Naturalmente, siempre tengo un cierto pudor al hablar de la niñez, porque no todas las infancias han sido felices, y menos en épocas anteriores de este país donde costaba ganarse el pan y facilitar a la familia las venturas que posteriormente se han disfrutado. Pero incluso a pesar de eso ser niño es vivir en otro mundo, nunca del todo, por supuesto, donde el concepto de responsabilidad y cargas es menor, y hablo en términos generales, pues bien se sabe que depende de en qué época y país nazcas para que compruebes en tu carne un mundo de sobras y mimos o un mundo de escaseces e incomprensión. Confirmo en mi caso y en parte esa línea: "No éramos ricos pero teníamos amor", aunque libros no había más que alguno que otro pero la suerte fue que a medida que uno crecía iban apareciendo a goteo. De libros, de actitudes de los diálogos de los mayores -diálogos en tantas ocasiones demediados o silenciados por mor de tiempos oscuros- muchos aprendimos a conversar, Y durante décadas hablar e intercambiar criterios fue un acicate. Hoy ya no sé. Saludo, y disculpas por extenderme.
Laura ha dicho que…
Hola a todos aquí,
Mi nombre es Dylan Brandon, soy del Reino Unido y una vez fui paciente con cáncer de mama.
Hasta el día en que mi médico me recomendó el Dr. Itua Herbal Remedy sobre cómo usa las hierbas medicinales para curar todo tipo de enfermedades, yo estaba muy insistida en su remedio herbal porque estaba muy enferma en ese momento y me diagnosticaron cáncer de mama. Me arriesgué a tomar su tratamiento.
Lo contacté por correo electrónico y le expliqué mi situación, amablemente me dijo cómo funciona y también cómo puedo comprar su producto a base de hierbas a través de su sitio web www.drituaherbalcenter.com/shop. Una semana después me enviaron las medicinas a base de hierbas a través del servicio de mensajería, bebí sus medicinas a base de hierbas durante cuatro semanas y me curé, me curé del cáncer de mama.
Fue tan maravilloso que incluso mis amigos con cáncer de mama/próstata también se pusieron en contacto con el Dr. Itua para obtener productos a base de hierbas y todos se curaron también con las medicinas a base de hierbas del Dr. Itua. No sé cuántas personas enfermas hay aquí hoy o que aún no han leído. este. Ruego que Dios te permita ver esto para saber que hay bienestar para ti. Me garantiza que puede curar las enfermedades enumeradas como cáncer de vejiga, cáncer de cerebro, VIH, herpes,
Cáncer de esófago, cáncer de vesícula biliar, enfermedad trofoblástica gestacional, cáncer de cabeza y cuello, linfoma
Cáncer intestinal, cáncer de mama, cáncer de próstata, tumor cerebral, recuperación de su EX, cáncer de riñón, VPH, enfermedades del taquicardia pulmonar, leucemia, cáncer de hígado, cáncer de pulmón, melanoma, mesotelioma, cáncer suprarrenal. Cáncer de las vías biliares, cáncer de huesos, mieloma múltiple, Tumores neuroendocrinos
Dr. Itua Herbal Center Contacto, Correo electrónico: drituaherbalcenter@gmail.com.

Entradas populares de este blog

“El dilema de Neo“ de David Cerdá

  Mi padre nos enseñó la importancia de cumplir los compromisos adquiridos y mi madre a echar siempre una mirada irónica, humorística, a las circunstancias de la vida. Eran muy distintos. Sin embargo, supieron crear intuitivamente un universo cohesionado a la hora de educar a sus muchísimos hijos. Si alguno de nosotros no maneja bien esas enseñanzas no es culpa de ellos sino de la imperfección natural de los seres humanos. En ese universo había palabras fetiche. Una era la libertad, otra la bondad, otra la responsabilidad, otra la compasión, otra el honor. Lo he recordado leyendo El dilema de Neo.  A mí me gusta el arranque de este libro. Digamos, su leit motiv. Su preocupación porque seamos personas libres con todo lo que esa libertad conlleva. Buen juicio, una dosis de esperanza nada desdeñable, capacidad para construir nuestras vidas y una sana comunicación con el prójimo. Creo que la palabra “prójimo“ está antigua, devaluada, no se lleva. Pero es lo exacto, me parece. Y es importan

Ripley

  La excepcional Patricia Highsmith firmó dos novelas míticas para la historia del cine, El talento de Mr. Ripley y El juego de Ripley. No podía imaginar, o sí porque era persona intuitiva, que darían tanto juego en la pantalla. Porque creó un personaje de diez y una trama que sustenta cualquier estructura. De modo que, prestos a ello, los directores de cine le han sacado provecho. Hasta cuatro versiones hay para el cine y una serie, que es de la que hablo aquí, para poner delante de nuestros ojos a un personaje poliédrico, ambiguo, extraño y, a la vez, extraordinariamente atractivo. Tom Ripley .  Andrew Scott es el último Ripley y no tiene nada que envidiarle a los anteriores, muy al contrario, está por encima de todos ellos. Ninguno  ha sabido darle ese tono entre desvalido y canalla que tiene aquí, en la serie de Netflix . Ya sé que decir serie de Netflix tiene anatema para muchos, pero hay que sacudirse los esquemas y dejarse de tonterías. Esta serie hay que verla porque, de lo c

Un aire del pasado

  (Foto: Manuel Amaya. San Fernando. Cádiz) Éramos un ejército sin pretensiones de batalla. Ese verano, el último de un tiempo que nos había hechizado, tuvimos que explorar todas las tempestades, cruzar todas las puertas, airear las ventanas. Mirábamos al futuro y cada uno guardaba dentro de sí el nombre de su esperanza. Teníamos la ambición de vivir, que no era poco. Y algunos, pensábamos cruzar la frontera del mar, dejar atrás los esteros y las noches en la Plaza del Rey, pasear por otros entornos y levantarnos sin dar explicaciones. Fuimos un grupo durante aquellos meses y convertimos en fotografía nuestros paisajes. Los vestidos, el pelo largo y liso, la blusa, con adornos amarillos, el azul, todo azul, de aquel nuestro horizonte. Teníamos la esperanza y no pensamos nunca que fuera a perderse en cualquier recodo de aquel porvenir. Esa es la sonrisa del adiós y la mirada de quien sabe que ya nunca nada se escribirá con las mismas palabras.  Aquel verano fue el último antes de separa

“Anna Karénina“ de Lev N. Tolstói

Leí esta novela hace muchos años y no he vuelto a releerla completa. Solo fragmentos de vez en cuando, pasajes que me despiertan interés. Sin embargo, no he olvidado sus personajes, su trama, sus momentos cumbre, su trasfondo, su contexto, su sentido. Su espíritu. Es una obra que deja poso. Es una novela que no pasa nunca desapercibida y tiene como protagonista a una mujer poderosa y, a la vez, tan débil y desgraciada que te despierta sentimientos encontrados. Como le sucede a las otras dos grandes novelas del novecientos, Ana Ozores de La Regenta y Emma Bovary de Madame Bovary, no se trata de personas a las que haya que imitar ni admirar, porque más que otra cosa tienen grandes defectos, porque sus conductas no son nada ejemplares y porque parecen haber sido trazadas por sus mejores enemigos. Eso puede llamarse realismo. Con cierta dosis de exageración a pesar de que no se incida en este punto cuando se habla de ellos. Los hombres que las escribieron, Tolstói, Clarín y Flaubert, no da

Rocío

  Tiene la belleza veneciana de las mujeres de Eugene de Blaas y el aire cosmopolita de una chica de barrio. Cuando recorríamos las aulas de la universidad había siempre una chispa a punto de saltar que nos obligaba a reír y, a veces, también a llorar. Penas y alegrías suelen darse la mano en la juventud y las dos conocíamos su eco, su sabor, su sonido. Visitábamos las galerías de arte cuando había inauguración y canapés y conocíamos a los pintores por su estilo, como expertas en libros del laboratorio y como visitantes asiduas de una Roma desconocida. En esos años, todos los días parecían primavera y ella jugaba con el viento como una odalisca, como si no hubiera nada más que los juegos del amor que a las dos nos estaban cercando. La historia tenía significados que nadie más que nosotras conocía y también la poesía y la música. El flamenco era su santo y seña y fue el punto culminante de nuestro encuentro. Ella lo traía de familia y yo de vocación. Y ese aire no nos abandona desde ent

La hora de las palabras

 Hay un tiempo de silencio y un tiempo de sonidos; un tiempo de luz y otro de oscuridad; hay un tiempo de risas y otro tiempo de amargura; hay un tiempo de miradas y otro de palabras. La hora de las miradas siempre lleva consigo un algo nostálgico, y esa nostalgia es de la peor especie, la peor clase de nostalgia que puedes imaginar, la de los imposibles. Puedes recordar con deseo de volver un lugar en el que fuiste feliz, puedes volver incluso. Pero la nostalgia de aquellos momentos siempre será un cauce insatisfecho, pues nada de lo que ha sido va a volver a repetirse. Así que la claridad de las palabras es la única que tiene efectos duraderos. Quizá no eres capaz de volver a sentirte como entonces pero sí de escribirlo y convertirlo en un frontispicio lleno de palabras que hieren. Al fin, de aquel verano sin palabras, de aquel tiempo sin libros, sin cuadernos, sin frases en el ordenador, sin apuntes, sin notas, sin bolígrafos o cuadernos, sin discursos, sin elegías, sin églogas, sin

La construcción del relato en la ruptura amorosa

Aunque  pasar por un proceso de ruptura amorosa es algo que ocurre a la inmensa mayoría de las personas a lo largo de su vida no hay un manual de actuación y lo que suele hacerse es más por intuición, por necesidad o por simple desesperación. De la forma en que se encare una ruptura dependerá en gran medida la manera en que la persona afectada continúe afrontando el reto de la existencia. Y en muchas ocasiones un mal afrontamiento determinará secuelas que pueden perdurar más allá de lo necesario y de lo deseable.  Esto es particularmente cierto en el caso de los jóvenes pero no son ellos los únicos que ante una situación parecida se encuentran perdidos, con ese aire de expectación desconcentrada, como si en un combate de boxeo a uno de los púgiles le hubieran dado un golpe certero que a punto ha estado de mandarlo al K.O. Incluso cuando las relaciones vienen presididas por la confrontación, cuando se adivina desde tiempo atrás que algo no encaja, la sorpresa del que se ve aban