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Mostrando entradas de marzo, 2023

Incorrecta Agatha

  (Agatha Christie y su única hija, Rosalind) “¿No ves que es necesario matarla?” No sé si en esta pregunta, que da inicio a la novela "Cita con la muerte", han hallado los censores algo que hay que desterrar, que borrar de la palabra escrita. Los llamo censores aunque ellos se llaman a sí mismos "lectores sensibles" como si el resto de los lectores fuéramos un puñado de desaprensivos. Editoriales y herederos se ponen de acuerdo para mutilar los libros de Agatha y para ofrecer una versión nueva y, sobre todo, distinta a la que ella creó. Estoy segura de que no se dan cuenta de lo que eso significa en realidad. En las dictaduras hay una visible manifestación de la falta de libertad y esa es la prohibición de determinados libros, el ostracismo de sus autores, incluso, yendo más allá, la quema de libros y las listas de los prohibidos. El hecho de que se haya decidido esa poda para eliminar no sé qué vocablos debería hacernos pensar. En realidad, es muy necesario pensar

Una distancia cierta

(Pintura de Dorothy Johnstone. 1892/1980) Se le llenaron los ojos de lágrimas. Ella era una ola y se transformó en mesa. En una mesa estática, dura y esquinada de aristas. Nada de la dulzura, nada del tiempo presentido, nada del deseo satisfecho. Entendió, como tantas otras veces, que perseguía un imposible. Un sueño sin respuestas. Ese hombre nunca sería el portador del abrazo que su cuerpo necesitaba con urgencia. Nunca sería el dueño de la sonrisa que le devolvería la confianza en sí misma. Nunca sería nada más que una sombra al otro lado del hilo telefónico. Sintió frío. Le ocurría algunas veces. Cuando, después de un breve momento de euforia, lograba aterrizar y entender en todo su sentido que estaba persiguiendo una inútil empresa. No habría nada en él que a ella le supusiera algarabía, ni esa sensación única del tiempo que pasa muy deprisa porque alguien al otro lado nos espera. Odiaba esa palabra. Esperar es para ella un pecado, algo que nunca se convierte en vida,

Diez palabras propias del habla de Cádiz que quizá no te suenan

  (Foto: web de Barceló) Bajera combinación femenina Casapuerta zaguán o entrada Cosqui colleja Cundi pieza de pan Manolete otro tipo de pieza de pan Migote leche con migas de pan Rabona o robona novillos (hacer rabona, faltar a clase) Vaina tío tonto Refino mercería Pajereta tapia o valla

Diez libros que te dejarán huella

  ¿Quién puede negar que la mayoría de los libros nos dejan huella? Para bien o para mal, la lectura es una ventana al exterior tanto como al interior de cada uno. Nunca eres la misma persona después de leer un libro, sobre todo después de esa lectura consciente, la que más te  hace pensar, divertirte o enriquecerte. Leer es un placer, ante todo. Y luego, un aprendizaje. Estos diez libros que dejan huella están elegidos a mi criterio. Unas memorias, un ensayo, ocho novelas. Sin pretenderlo, han salido paritarios, cinco hombres y cinco mujeres, pero no ha sido nada predeterminado. Otros muchísimos libros nos dejan huella pero esta pequeña muestra quizá puedas compartirla.  La caja negra es un auténtico mazazo, una sorpresa mayúscula, un desenlace inesperado y, por tanto, un toque de atención. Stoner es el clásico de la literatura profesoral, la que muestra la existencia de un ser humano como tantos otros, sin nada extraordinario y cuya intención puede reflejarse en la primera frase. Po

Opina, que algo queda

  (Foto: William Eggleston) Una nueva profesión se abre paso en los tiempos modernos. Gracias, Chaplin, por esta expresión. Una nueva profesión para la que no se necesita cualificación, ni exámenes, ni accesos, ni estudios, ni enchufes. No se necesita nada, salvo un artilugio donde haya internet. Te buscas un móvil con internet, una tablet, un ordenador, un lo que sea que tenga internet, y ya estás preparado para este oficio que está arrasando. Se trata del oficio de "opinador". Su propio nombre lo dice, no es difícil adivinar de qué se trata. Pero pondré algunos ejemplos: Se arma un conflicto bélico de envergadura en el mundo. Tú opinas como si fueras un experto en geopolítica. De hecho, eres para ti mismo un experto en geopolítica.  Hay una crisis de gobierno y se cambian ministros. Tú analizas los cambios, los perfiles y opinas. Aquí ya te has convertido en un politólogo de altura.  Cualquier acontecimiento que suceda en alguna parte del mundo, lejana o cercana; cualquier

"Jane Austen y la elegancia del pensamiento" de José Donoso

  Este libro, de ediciones Lastarria y De Mora , recoge el ensayo que José Donoso entregó a la universidad de Princeton como su trabajo de titulación. El escritor tenía entonces 26 años. El subtítulo del texto aclara un poco sus intenciones "Una interpretación de sus novelas a través de las actitudes de sus heroínas". José Donoso nació en Santiago de Chile en 1924. Después de estudiar en Chile fue a cursar Literatura Inglesa en Princeton. Además, pasó casi veinte años viviendo en Estados Unidos, México y España. Aquí escribió algunos de sus más importantes libros. Es autor de una obra muy variada y fue distinguido con premios importantes, tanto en su país natal como en España. Este ensayo es una rara avis en su obra y puede ponernos en la pista de algunas inquietudes que tenía el Donoso estudiante.  La editorial Lastarria y De Mora nació en 2021 y es gemela de la editorial chilena Lastarria. Tiene un catálogo muy particular y supone un empeño meritorio en aportar títulos qu

Diez novelas de mujeres que te gustarán

  Esta foto deliciosa de Imogen Cunningham (1883-1976) dará paso a esta personal selección de diez libros escritos por mujeres y que me parecen preciosos. El orden es arbitrario, conforme me viene a la cabeza.  "Amor no correspondido" de Barbara Pym ( Gatopardo Ediciones) "La plenitud de la señorita Brodie" de Muriel Spark ( Pre-Textos) "La vida resguardada" de Ellen Glasgow (Espasa) "Un alma cándida" de Elizabeth Taylor (Gatopardo Ediciones) "Lo que dijo Harriet" de Beryl Bainbridge (Impedimenta) "Una noche de invierno" de Laura Kasischke (Salamandra) "Como cambia el mar" de Elizabeth Jane Howard (Siruela) "El caso de Betty Kane" de Josephine Tey (Hoja de Lata) "Vidas breves" de Anita Brookner (Libros del Asteroide) "Una jaula en un jardín de invierno" de Margaret Drabble (Rara Avis)

Milagros

  A mí me gusta mucho Rodrigo Cortés. Lo sigo en "Todopoderosos", ese canal de cine en el que hablan de películas, actores y cosas parecidas. Leí su referencia biográfica un día por casualidad y también lo vi en una entrevista en Youtube, una entrevista muy bien hecha y llena de sosiego. Me enteré entonces que en su casa había muchos libros y que su padre era cinéfilo. Su padre, ingeniero; su madre, bióloga. ¿Dónde está entonces la rareza de que en su casa hubiera libros o se hablara de cine? Pensé entonces en mi propia familia y en lo que yo llamo "el milagro". Una familia de padres trabajadores, hijos de padres trabajadores y en la que sobre todo había "familia", como le dice Julia Roberts a Richard Gere en "Pretty woman". Que esos padres trabajadores, con muchos hijos y poco sueldo, tuvieran como máximas aficiones leer libros, leer el periódico todos los días y el cine, es algo que sí merece ser destacado como el milagro de la cultura. Si no h

Salto mortal (y rojo)

(Red on Red. Erwin Blumenfeld. 1954. Fotografía)  Eran tiempos de silencio. Esos años en los que las apariencias eran tan importantes que ocultaban el fondo. Incluso no había fondo directamente. Solo apariencias.  En esos años ella se saltó las reglas. Decidió que iba a escribir su historia por sí misma, con su propio cuaderno, su lápiz bien afilado y su goma de borrar. Usó la goma para borrar su matrimonio. Usó el lápiz para dibujar el perfil de un hombre diferente. Varonil, ansioso, volcado en ella y en sus esperanzas. Así, se convirtió en lo que nadie en la calle querría ser. Se convirtió en un pecado andante, que se paseaba sin esconderse por las calles desiertas y se bañaba esplendorosamente feliz en las playas.  Una vez la encontré frente a frente. Caminaba a su lado con aire resuelto. No era guapa, pero el amor había logrado el milagro de que pareciera fresca y satisfecha. De ese modo, cuando te cruzabas con ella advertías una especie de pátina de la que carecía

El tercer hijo

Cuando era un niño lloraba mucho. Era un río de lágrimas imparables que desesperaba a la familia y que avergonzaba a su padre. Sus dos hermanos mayores, le decía, eran machotes, chavales fuertes que no tenían tanta pamplina ni eran tan tiquismiquis. Entonces, tras la regañina, él se dirigía a escondidas al regazo de su madre y allí seguía llorando un rato más, hasta que ella le daba una onza de chocolate y él se marchaba a rumiar su pena en otro lugar de la casa.  Era una casa grande y muy destartalada. Tenía un patio central y era de una sola planta. La fachada estaba encalada y la cubría una azotea espaciosa y abierta al sol. Una de esas casas de pueblo que se construyen sin criterio, poco a poco, según van naciendo los hijos. Por eso las habitaciones cambiaban de uso a cada instante. Cuando él nació hubo que hacer obras. Era el tercer varón en una familia que ansiaba una niña, así que no le hicieron demasiado caso, pero acotaron un tabique en un cuarto de plancha cerca de

Te escribiría con música

(Mujer sola. Camilla Akrans. 2010) A veces no te escribo. Te canto. Revolotea el sonido de una canción y la atrapo sin pensarlo. Como si en ella estuviera reflejado todo. Es así. Sencillamente así. Un vuelco en el corazón cuando el estribillo repite sin cesar la frase que diría si es que pudiera. Sin ti no puedo vivir. Entre tú y yo, la soledad. Dime que no es verdad. Y sin embargo, te quiero.  A veces no te escribo. Esbozo en voz baja el esqueleto firme de una canción cualquiera, amanecida de repente en mi cabeza, sin orden, ni concierto, como si un pájaro anidara en ella y, sin previo aviso, decidiera soltar sus alas y volar a cualquier sitio. En el recodo de las tardes más oscuras, la música enhebra el argumentario de la vida. Es la música la que explica la existencia toda. En esos momento únicos no escribo, sino canto. Te canto siempre a ti. Tú, en el fondo de las cosas.  Tendría que contarte y cantarte tanto que no sería posible hallar el tiempo suficiente para ell

Maestras

  Tenía una voz asombrosa. Un punto chillona, pero, en muchos momentos, cálida y firme. Te daba seguridad oírla, era el elemento que cohesionaba el aula, la perfecta directora de una coreografía diaria que convertía a las niñas en actrices de una película sin guión. Iba tan bien vestida que parecía una actriz. Las rebecas de punto, las faldas tubos, los jerseys de cuello a la caja. En los tiempos de calor, unas blusas de colores pastel con adornos de pequeños encajes y otras fruslerías. Zapatos de tacón, bien asentados en el suelo, firmes pero sonoros. Tac, tac, tac, repiqueteaba a su paso. Tac, tac, tac, movía las piernas con un ritmo envidiable.  Debía ser guapa aunque no se casó. Tuvo un novio de muchos años, un novio fotógrafo que no estuvo a la altura. Ella era más lista, más inteligente, más lúcida y más atrevida. Así que el novio se convirtió en una sombra, primero, y luego en una ausencia. El recuerdo de sus manos es el más latente: unos dedos perfectos, que agarraban la tiza c

Karen Radkai: toda mujer necesita un sombrero

Karen Radkai nació en Munich, en 1919, en un tiempo difícil para la vida cotidiana, pues la familia perdió su fortuna con la inflación. Sus padres se separaron muy pronto y la abandonaron, por lo que se crió en un convento. Pasó su infancia en Italia y se marchó a los Estados Unidos a finales de los años treinta. Se casó con un fotógrafo del que tomó el apellido, Paul Radkai. Tuvo cuatro hijos.  Dirigió algún tiempo el estudio fotográfico de su marido y empezó a colaborar con Bazaar en 1949. Murió en 2003. Trabajó para diversos medios especializados en moda, como Vogue, Harper's Bazaar y Bride Magazine. Tuvo una casa en Cadaqués y trató a artistas como Dalí o Man Ray. Era una profesional muy rigurosa, muy disciplinada y era famoso su aprovechamiento del tiempo de trabajo, sin concesión alguna a las distracciones. Además de fotografía de moda, hizo retratos de actores y gente famosa de su tiempo y también de interiores de casas.  Karen Radkai, 1949, con su fiel Rolleiflex (también u

Hay amores que matan...pero son los menos

  (Foto: Clayton Bozard) He tenido tantos amores que a veces los confundo. Huelo un perfume masculino y me pregunto si era de este o aquel. Observo un momento del día y dudo si le gustaba a tal o a cual. Lo mismo ocurre con las fotos de viajes. La hermosa Florencia ¿con quién la contemplé?. El sol de la Provenza ¿a quién se debe?. Esa foto en un parque de Filadelfia ¿quién la tomó? O la subida al puerto del Escudo, con el coche en alto ¿con quién fue?. Más difícil resulta relacionar una película con un amante. La primera vez que vi esa película que ahora veo tantas veces...¿quién estaba en la butaca de al lado cargando con una de palomitas grandes?. Y ese día que en el cine se formó una bulla porque alguien se había equivocado de película y se puso a gritar, muy molesto...¿con quién estaba yo?. Podría seguir enumerando situaciones, vestidos que me puse o me quité, zapatos con los que anduve durante horas no sé con qué motivo y qué persona, billetes de avión, esperas en la estación de t

La importancia de tener un buen jefe

  La foto es de William Eggleston y viene a cuento. Un empleado, un trabajador por cuenta ajena, está descansando un momento tomando una hamburguesa. No se sienta en un restaurante, ni pierde el tiempo, simplemente sacia su hambre de la forma más rápida posible. Ese es el significado de la comida basura, correr, correr, correr. Eggleston siempre tiene alguna foto inspiradora aunque, en este caso, la inspiración era previa. Pienso mucho en lo que expreso en este título: la importancia de tener un buen jefe. Y no me refiero solo al jefe del trabajo, sino al director del colegio, al cargo político que debe mandar, al catedrático que ha de dirigir tu tesis, a todo el que está por encima de alguien y que, en lugar de usar a ese alguien a su conveniencia, debería servirlo en todo el sentido de la palabra: ayuda, respeto, orientación.  Conozco a muchos jóvenes porque han pasado por mis manos durante años. Algunos se quejan abiertamente de cómo los tratan en los despachos de abogados en los qu

¿De qué sirven las reseñas?

  He leído un artículo muy inspirador de Alberto Olmos sobre las reseñas literarias. Viene a decir, básicamente, que no sirven para nada, que la capacidad de prescripción es muy escasa y que, andando el tiempo, se quedan antiguas. Creo que todo esto ya lo sabía. Aunque él hace una diferenciación entre reseñar clásicos y hacerlo con libros recientes, con novedades. El concepto "novedad" en literatura es un arma de doble filo. De esas novedades ¿cuántas nos quedarán en nuestro fondo de armario lector pasado un tiempo prudencial?  Algo me ha consolado, no obstante, del texto de Olmos y es que coincide conmigo, o yo con él, en que una reseña resulta tanto más valiosa cuanto más habla del lector que la escribe. En realidad, el valor de la reseña está en íntima relación con el impacto que esa lectura ha causado en quien la lee. El hecho de que el lector pase a ser escritor de reseñas es una de esas jugarretas de la vida que tanto me gustan. Una congruencia incongruente. Leer y escr

La tragedia de derramar el café

  Esta mañana he vuelto a derramar el café sobre el mantel de la mesa de la cocina. Es un mantel muy bonito, aunque tiene ya muchos años. Todo parece tener muchos años y todo parece estropearse. Se ha quedado una mancha muy fea que no saldrá. La mancha permanecerá en el mantel aunque lo lave mil veces y pienso que ahora tendré que lavarlo en las horas donde la luz se vende barata. Otro problema. A veces ocurren cosas en la casa, incidentes domésticos de esos que puedes tomar a broma o a cabreo. Yo me los tomo a tristeza. Desde que él murió todos las cosas que suceden me resultan tristes y me generan mucha pena.  Ayer no vino el repartidor de MRW a traer unas sandalias que había comprado on line en El Corte Inglés. Son unas sandalias muy bonitas, de chico, y me llevé una agradable sorpresa al pagar: tenían una rebaja del 30 por ciento, lo que vino muy bien porque son muy caras. Pero la alegría de la compra se ha enturbiado con el reparto. Siempre les sucede algo cuando tienen que entreg

"Filosofía andante" de David Cerdá

  Cuando encuentras al perfecto compañero y lo pierdes ya empiezas a entender de qué va esto de la vida. La conversación se queda hueca, se cae por falta de asiento, tú misma dejas de ser alguien para convertirte en invisible. La invisibilidad de las mujeres solas no es nada comparada con la invisibilidad de quienes han sido visibles y la pérdida te aparta a un lado. No hay diálogo ya, ni hay compañía. No hay abrazos ni hay miradas. Nadie te entenderá. Nadie sabrá de ti como él sabía. El fondo de las cosas se hará opaco. Y libros como este perderán esa oportunidad de convertirse en tema de conversación, lo más sagrado. El libro habla contigo pero tú no hablas con nadie. Diálogo roto, vida rota.  Un buen libro siempre te sugiere cosas. Empiezas a leerlo y tienes que pararte. Algo ha surgido en ti, ha llegado hasta ti. Un viento leve, un vendaval, una conmoción, un recuerdo, un reto, algo. Los buenos libros contienen frases que haces tuyas, propósitos que asumirías, ventanas que lograría