"El gran día de la señorita Pettigrew". Winifred Watson.

 


Guinevere Pettigrew es una mujer sin suerte. Y por eso ha llegado a la cuarentena en esta situación: sin empleo, sin dinero, sin amigos y sin ilusiones. Una de esas mujeres anodinas en las que nadie repara. Está flacucha porque come poco y mal, tiene mal color y lleva un abrigo viejo que abriga poco. De esa guisa llama a la puerta de la señorita Delysia LaFlosse una preciosa rubia, actriz, que vive en un moderno apartamento, viste una negligé de las que salen en las películas y es, pese a todo, muy amable, aunque está tremendamente despistada. Precisamente las películas le han aportado a Pettigrew la mayor sabiduría y por eso desconfía de la "situación" que se le plantea a Delysia: tres pretendientes y muchas dudas. 

La señorita Pettigrew es muy tímida, insegura, sin vida social y sin conocimientos del mundo, más allá de su pequeño espacio, pero siente que Delysia la necesita y que, por primera vez, alguien en la vida la necesita de verdad, de modo que se empeña en no defraudarla y por eso va a transformarse en alguien desconocido hasta para ella misma. Un golpe de suerte la ha situado en este apartamento moderno y su propia fuerza de voluntad, su deseo de tener algo y a alguien, la obligará a luchar por las cosas que hay que ajustar en la vida de su nueva y joven amiga. 

La novela de Winifred Watson es encantadora. Sientes enseguida una admiración muy grande por la pobre Guinevere y te gustaría estar allí también para ayudarla. Como no es posible, solo puedes leer el libro y ver la película que en 2008 convirtió a Amy Adams en la joven y a Frances McDorman en la mujer madura. Ahí están las imágenes que lo demuestran. Pero además, el cine ha enseñado tanto a Guinevere...Ha sido viendo películas cuando ella ha encontrado momentos de felicidad. Ser institutriz no trae demasiadas compensaciones y en este libro se pasa todo el tiempo preguntándose dónde están los niños y cómo de gamberros son. 




Parece que hay algo de justicia en compensar a la pobre señorita Pettigrew de todas las adversidades y miserias que ha sufrido y ese algo es ese día feliz en el que tropieza con la señorita LaFosse que, a pesar de ser guapa y deseada por todos, tiene un corazón de oro aunque su mente ande algo despistada. Es muy bueno que alguien precise de tu compañía o de tus consejos, piensa Pettigrew, y tener un sitio cómodo donde estar, un abrigo bonito y quizá un vestido de terciopelo que te haga sentir segura de ti misma. Por qué no, piensa, al fin y al cabo en las películas todo suele acabar bien. Los dieciséis capítulos del libro indican las horas del día y todo comienza a las 9,15. El último capítulo comienza a una hora tardía, las 3,47 de la madrugada y no se indica su final, lo que quiere decir que a lo mejor la suerte de esas mujeres ha cambiado. No es frecuente una heroína de mediana edad y de tan pocas condiciones como esta, pero la escritora parece querer decirnos con su novela que nunca es tarde, que hay oportunidades que no se pueden dejar pasar y que es posible que las cosas mejoren contra todo pronóstico. En este sentido es una novela optimista, esperanzadora y la esperanza no es cosa que haya que desaprovechar. 

El gran día de la señorita Pettigrew
Winifred Watson
Alba Editorial
Rara Avis
Traducción de Isabel Murillo Fort
Ilustraciones de Mary Thompson, originales de la edición de 1938
Primera edición enero de 2023
299 páginas

(Imágenes: Miss Pettigrew Lives for a Day, película de 2008)

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