Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando las entradas etiquetadas como Edward Steel Harper

Hacia la gran sonrisa del azul

¡Dichosas, ah, dichosas ramas de hojas perennes que no despedirán jamás la primavera! (John Keats)                           Me gustan esos trenes que cruzan las llanuras, los plácidos paisajes verdosos y amarillos y los campos segados.  Trenes que no recorren el camino como una exhalación sino que se lo piensan, que se toman su tiempo para llegar al destino fijado. Así una puede hacerse una idea, lo más clara posible, de lo que deja atrás y lo que se aparece. Había una colmena en cada uno de los campos. Se cerraba herméticamente y, si te acercabas a su alrededor llevando en la mano una rebanada de pan con miel, entonces las abejas, algunas abejas, revoloteaban un buen rato en torno a ti. Terminabas cambiando ese espacio por otro más tranquilo. Algún poyete de piedra en el que sentarte a pensar. Los pensamientos tenían un cariz muy variado. Casi siempre sufrías por amor o reías por amor. El amor era el leit-motiv, seguro que esto era algo que lograban advertir las abejas,

Virginia, Clarissa y un árbol

En uno de los primeros pasajes de "Rebecca" (novela y película), la muchacha sin nombre llamada a ser la segunda señora De Winter, cuenta a Max algunas cosas sobre su padre. Era pintor, sin demasiada suerte ni éxito, pero de ideas fijas y bien asentadas. Siempre dibujaba árboles, mejor dicho, siempre dibujaba un mismo árbol. De día y de noche, en el crepúsculo, al amanecer, a la hora de la siesta, en el aperitivo, todo el tiempo ese árbol aparecía en sus pinceles. La muchacha tenía una clara explicación de esta contumacia pues su propio padre se lo había dejado muy claro: si encuentras algo en el mundo que sea perfecto, no merece la pena cambiarlo ni buscarse otra cosa. Más o menos.  No conocemos al árbol del padre de la chica, ni siquiera sabemos cómo era ese árbol ni qué ramas tenía, si era caduco o perenne, si tenía flores, frutas o era un simple tronco retorcido, pero la pertinacia del artista tiene mucho que ver con el embeleso que la naturaleza produce. El pin