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Siempre quise tener a alguien con quien hablar de libros...

Escribí en este blog acerca de la historia de Helene Hanff y de Frank Doel a propósito de la lectura del libro "84, Charing Cross Road", ese homenaje que ella hace a su librero con el que mantuvo una correspondencia de veinte años de un lado al otro del océano. Siempre quise tener a alguien con quien hablar de libros. Hablar de tú a tú, me refiero, sabiendo que la otra persona está interesada en escuchar lo que dices y lo comprende, no en el sentido de "saber" sino de "apreciar". Es verdad que la relación entre ambos fue, al principio, estrictamente comercial, pero eso no implica que no hubiera un verdadero entendimiento, una verdadera causa común: el amor a los libros. Y, dentro de ellos, Helene Hanff tenía dos ámbitos a los que venerar: la literatura clásica y la literatura inglesa. Ambas se cruzan en alguna ocasión, pero no siempre. Su formación autodidacta debía todo a esa voluntad de conocimiento que Doel ayudó a desarrollar. Ella era una escrit

84, Charing Cross Road. Lectoras y libreros

Todos los lectores verdaderos (hablo de lectores no de devoradores de best-sellers) quisieran tener a un librero como Frank Doel, el encargado de libros de 84, Charing Cross Road, de la librería Marks & Co. En una ocasión tuve a un librero con ciertas posibilidades pero aquello duró poco, porque la librería cerró. Desde entonces y antes de eso, nunca he encontrado a un librero con quien pudiera compartir conversaciones de libros, claves librescas o comentarios sobre autores. Más bien todos los que conozco están demasiado ocupados en la caja, haciendo números y envolviendo libros en papel de regalo. Cuestión de mala suerte.  Las cartas que durante veinte años se intercambiaron Helen Hanff, lectora y escritora, y su librero, Frank Doel (además de otros cuantos empleados de la librería y familiares de Frank) se convirtieron en un libro cuando alguien las leyó del tirón y vio que lo que había ahí era un relato completo de cómo el amor a los libros une a las personas que están s

Helene y Frank

Helene Hanff nació en Filadelfia el 15 de abril de 1916. Como se definió ella misma en su libro "84 Charing Cross Road" era una "escritora pobre amante de los libros". Sus padres fueron grandes aficionados al teatro, a pesar de que la profesión de él (vendedor de camisas) nada tenía que ver con el arte. Pero esa sensibilidad la transmitieron a su hija y ella, que no pudo ir a la universidad, siempre quiso ser una dramaturga de éxito. No lo consiguió. Escribió en revistas, hizo libros para niños y jóvenes, trabajó como guionista para la radio y su gran éxito, el libro por el que la conocemos, es el ya citado "84 Charing Cross Road" que narra, ni más ni menos, su pasión por la lectura y los libros, ejemplificada en la correspondencia que mantiene con el vendedor principal de la librería anticuaria Marks & Co de Londres. Desde Nueva York, donde vivía, estuvo veinte años escribiéndose con ese vendedor, un señor llamado Frank Doel, que fue primero reti

"84, Charing Cross Road" de Helene Hanff

Este es un libro epistolar y que habla de libros. Los libros de libros son encantadores. Son como el cine dentro del cine. Hace poco leí "La sociedad literaria del pastel de piel de patata de Guernsey" , que me gustó mucho y que tiene una película deliciosa. Esta es una circunstancia común a muchos de los libros que hablan de libros, porque son películas con matices delicados que recogen muy bien la inspiración de los autores. (La sociedad literaria del pastel de piel de patata de Guernsey, trailer) Algunos de estos libros giran en torno a ellos como si fueran una melodía tocada a la flauta. Hamelin nos conduce entonces a un espacio en el que las letras se han unido para contarnos una historia. Otros transcurren en librerías y en otros un libro es el emblema de una cita amorosa. Hay muchos libros de libros y este es uno de ellos. Esos libros de libros lo son también de lectura, porque si un libro no se lee, no existe, incluso aunque se haya escrito. O quizá exis