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Mostrando entradas de febrero, 2023

Escena de alcoba con espejo al fondo

Una vez que iba a acabarse el mundo las hijas permanecieron encerradas con la madre en una habitación durante horas. Era el cuarto de los padres y estaba siempre cubierto de una pátina de misterio. En esa alcoba pasaban las hijas el sarampión y las paperas, los resfriados y las gripes y allí jugaban a las palabras, a contar cuentos o a cantar canciones de pena cuando la lluvia se volvía tan pertinaz que no era posible ir al colegio. Pero ellas intuían que ahí "ocurrían cosas" que les estaba vedado conocer, que pertenecían al mundo de los mayores, al terreno de lo sublime. Todos los días se preguntaban qué significaba amar y ser amadas.  Había en ese cuarto una peinadora con un espejo grande, ovalado, alto y con aire modernista. Delante del espejo las hijas ensayaban posturas, sonreían, fruncían los labios y pensaban en que, algún día, un beso de película las transportaría al paraíso del amor. En el espejo se reflejaban los rostros de los chicos del momento, aquellos

Profes, Hitchcock y los gurús de hoy

  (Nina Leen) Para un ama de casa (todas somos amas de casa en algún momento del día) trajinar es ir de un lado a otro haciendo las faenas de la casa pero non troppo. Mientras trajinas tienes la oportunidad de hacer varias cosas a la vez. Puedes seguir un podcast, por ejemplo; ver una película en Filmin; ver una serie en Netflix; pensar y escribir con la cabeza. En el iPad estaban esta mañana los de Todopoderosos (Rodrigo Cortés está muy bueno) hablando de Hitchcock, en concreto de "El proceso Paradine" que es una de mis películas favoritas, en la que sale Louis Jourdan, que es un tipo demasiado guapo y demasiado trágico. Antes de eso en Netflix hay una serie "La directora" que trata de profesores en una universidad, con un departamento de literatura que languidece. Los americanos son muy dados a filmar la primera vez de casi todo y en este caso es la primera profesora asiática que asciende a directora del departamento. Como conocedora de los departamentos de profes

El tiempo de los cerezos en flor

             Keiko Takayama vive en la calle. Ella es una de las diez mujeres que conviven, en un suburbio de Osaka, con otros diez mil mendigos. En el barrio de Kamagasaki no hay tregua. Es el barrio de los pobres, de los que viven en los parques, de los sin hogar que lo han perdido todo, hasta la esperanza. En Osaka hay tres millones de personas entre las que estas diez mil son sólo un punto negro, una grieta por la que transcurren episodios de soledad y desamparo. Osaka es un universo de fábricas entremezcladas con edificios altos de oficinas y colmenas que acogen a sus habitantes. Es un bosque vertical de cemento que semeja una masa gris y permanente. La altura de las fábricas y de los edificios no permite apenas ver el sol y éste, en Osaka, sólo hace acto de presencia en los parques, esas manchas verdes e irregulares que animan el espacio entre los bloques.   Keiko Takayama vive junto a una fábrica de jabón abandonada. La fábrica tenía, hace años, mucha actividad, pero el

El gabán gris o la Baeza de Machado

  Baeza es la ciudad de los perros. Todos ladran a la caída de la tarde. Es posible oírlos desde cualquier calle, desde todas las plazas. El atardecer es en Baeza una hora triste, indecisa, ajena a esta ciudad llena de contrastes. Una ciudad de piedra que avanza por entre un mar de olivos; un océano verde y rumoroso que dibuja a las claras la noche y el día. Pero la tarde… ¡ay, la tarde ¡ Las esquinas se llenan de ladridos, en un guirigay que no cesa, en un caos asfixiante de sonidos que te asaltan de pronto y resultan inexplicables.  Cuando hace unos pocos años llegué a Baeza para asistir a unas conferencias en su Universidad de Verano ya percibí esos sonidos la primera tarde. Era un mes de Agosto caluroso y seco como suelen serlo en Andalucía. Yo andaba, al principio, despistado y somnoliento, poco habituado a aquel calor casi estepario, proviniendo, como es mi caso, de una ciudad pegada al mar. No conocía apenas a nadie y tampoco me encontraba con el mejor ánimo para entablar re

"Las tres hermanas" de Jane Austen

Nada mejor para acompañar a esta entrada dedicada a una obra casi desconocida de Jane Austen que estos cuadros de Joseph Mallord William Turner (Londres, 1775-1851), el pintor de la luz que, curiosamente, nació el mismo año que la escritora. Es decir, ambos son contemporáneos, aunque él la sobreviviera más de treinta años. De la modernidad de Turner hay poco que decir, basta mirar su obra, con esa técnica única y adelantada a su tiempo y con el uso del color y la naturaleza como trasunto de la vida. Lo bello y lo sublime están presentes en la obra de Turner.  "Las tres hermanas" es una novela inacabada ("dedicada respetuosamente al Caballero Edward Austen por su humilde y obediente servidora") que forma parte de los escritos de la primera juventud de Austen que aparecen recopilados en el volumen titulado "Amor y amistad" que publicó la editorial Alba con motivo de la conmemoración del bicentenario de su muerte (1817-2017). Esta es una publicación

Maria Edgeworth: sin habitación propia

En The Royal Irish Academy is Ireland's Leading Body of Experts in The Sciences and Humanities, aparece este retrato de Maria Edgeworth ( Black Bourton, Oxfordshire, Inglaterra ,  1767- Edgeworthstown, Irlanda, 1849) encabezando su biografía. Aunque no había nacido en Irlanda, vivió allí toda su vida y su familia era irlandesa, por lo que se encuadra entre los escritores de esta nacionalidad. Además, sus historias se ambientan y se basan en la landed gentry irlandesa, la clase social de la aristocracia rural que en su época tuvo un papel muy importante en el desarrollo del país.  Maria Edgeworth fue contemporánea de Jane Austen , al igual que lo fue Fanny Burney (1752-1840), Elizabeth Inchbald (1753-1821), Hannah More (1745-1833), Amelia Opie (1769-1853), Charlotte Smith (1749-1806) y Elizabeth Hamilton (1756-1816), la mayoría de las cuales murieron después y vivieron más que la propia Austen que, como sabemos, vivió muy pocos años contradiciendo la tradición familiar. Toda

La música que tocaba Jane Austen

  (Pianoforte de Jane Austen en Chawton Cottage en la actualidad) La familia Austen poseía una buena colección de partituras y cuadernos de música, algunas como hojas sueltas, otras encuadernadas. Toda la colección se ha digitalizado en la Unidad de Digitalización de la Biblioteca Hartley, de la Universidad de Southampton, en los años 2013 a 2015, en un trabajo coordinado por Jeanice Brooks. En Southampton vivió Jane Austen tres años, entre 1806 y 1809, en la casa de su hermano Francis, junto a la esposa de este, su madre, Cassandra y su amiga Marta Lloyd. Ahora se pueden consultar ampliamente y así conocer los gustos musicales de la familia y de Jane Austen en concreto. La colección es variopinta y ha llegado hasta nosotros su conservación por medio de las donaciones y ventas de distintas ramas familiares. Hay que recordar que, de los ocho hermanos Austen, hubo cuatro que no tuvieron hijos por razones distintas: George, Henry, Cassandra y Jane. Los otros hermanos, James, Francis, Cha

Un pianoforte por ocho guineas

  (Elizabeth Bennet y el coronel Fitzwillian, al piano en Rossings Park) Ocho guineas fue el precio de venta del pianoforte de Jane Austen que estaba en la rectoría de Steventon, el lugar donde había vivido desde su nacimiento, en 1775, hasta su marcha a Bath, en 1801. Sin que ella lo supiera, su padre lo vendió junto con otros muebles, libros y varias vacas, cuando se decidió a instalarse en la ciudad de Bath, en la que se había casado, tras jubilarse como pastor. Entonces cedió el cargo a su hijo mayor, James, y emprendió la última etapa de su vida en el enclave balneario.  Ni Jane ni Cassandra, las dos únicas hijas que aún vivían con el matrimonio Austen, fueron consultadas para el traslado y ni siquiera estaban allí cuando se hizo la venta de enseres y la posterior mudanza. Desde Deane, una parroquia pequeña y cercana de la que James era titular por cesión de su padre, llegó su hermano dispuesto a ocupar el puesto y la vivienda con su propia familia y sus muebles. Dado la incertid