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Mostrando las entradas etiquetadas como Serie Doisneau

La mecanógrafa

    R ecorría la calle todas las mañanas, primero hacia un lado, luego, hacia el otro. A primera hora podía oírse el sonido de sus tacones por la acera derecha, cuando se dirigía apresurada a la oficina de compraventa de coches que había cerca de la iglesia. Se llamaba Lucy y era muy joven. Había aprendido mecanografía en la Academia de Don Manuel y era una experta en pasar el carro a toda velocidad. Sus manos eran muy cuidadosas colocando el papel, porque ya se sabe que esta es una operación que requiere pericia. No tenía faltas de ortografía y sus jefes se fiaban totalmente de ella cuando le dictaban alguna carta. Siempre tenía claro de qué forma abordar los pedidos, las reclamaciones de deudas, las peticiones de material...Era una mecanógrafa perfecta que nunca dio ningún motivo de queja y que tenía las condiciones para ascender, incluso a jefa general, cuando llegara el momento.       P ero un día faltó a su cita. No se oyó el taconeo habitual ni se vio su imagen menuda, vest

La maestra

    T enía una voz asombrosa. Un punto chillona, pero, en muchos momentos, cálida y firme. Te daba seguridad oírla, era el elemento que cohesionaba el aula, la perfecta directora de una coreografía diaria que convertía a las niñas en actrices de una película sin guión. Iba tan bien vestida que parecía una actriz. Las rebecas de punto, las faldas tubos, los jerseys de cuello a la caja. En los tiempos de calor, unas blusas de colores pastel con adornos de pequeños encajes y otras fruslerías. Zapatos de tacón, bien asentados en el suelo, firmes pero sonoros. Tac, tac, tac, repiqueteaba a su paso. Tac, tac, tac, movía las piernas con un ritmo envidiable.  D ebía ser guapa aunque no se casó. Tuvo un novio de muchos años, un novio fotógrafo que no estuvo a la altura. Ella era más lista, más inteligente, más lúcida y más atrevida. Así que el novio se convirtió en una sombra, primero, y luego en una ausencia. El recuerdo de sus manos es el más latente: unos dedos perfectos, que agarraban