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Mostrando entradas de abril, 2021

Leer, escribir: Lo que somos

Seguramente las dos obras que representan mejor que nada el poder del hábito lector sean estas: 84 Charing Cross Road y La sociedad literaria del pastel de piel de patata de Guernsey. En ambas se unen, con lazos inseparables y para siempre, las dos actividades que están relacionadas con el amor a la palabra y a los libros: leer y contar. Leer y escribir. Son dos historias distintas pero con la misma pasión por los libros y por lo que los libros aportan. En 84, Charing Cross Road la vida de Helen Hanff cambia radicalmente cuando se pone en contacto con los libreros de viejo de Londres, comandados por el eficiente y encantador Frank Doel . La correspondencia entre ambas personas es la muestra clara del entendimiento que se establece de inmediato entre los amantes de los libros: hablan el mismo idioma, sienten de la misma forma y crean lazos con total rapidez. Están en el mismo barco, por así decirlo. A nosotros, lectores, nos ocurre también. No existe mejor modo de comunicación que la

"La mecanógrafa de Henry James" de Michiel Heyns

Theodora Bosanquet fue la mecanógrafa de Henry James entre los años 1907 y 1916. Escribía en una Remington que hacía mucho ruido y que se convirtió en un aditamento más del estudio del escritor. El ruido de la máquina llegó a formar parte del paisaje y, cuando estaba en silencio, todos sentían que faltaba algo. Escribir al dictado cambió ostensiblemente su estilo. De esta forma, sus digresiones, sus frases largas, sus merodeos por el lenguaje, el detallismo de sus descripciones y de sus acercamientos psicológicos a los personajes, se hicieron mucho más potentes. Incluso enrevesados. Porque era fácil dejarse llevar por la imaginación cuando la mano no tiene que responder. Las manos de James tuvieron problemas en su vejez pero siguió escribiendo gracias a las mujeres que copiaban en un papel suave lo que él les dictaba. El aceptado por todos dominio de las palabras de James encontró en este sistema una fórmula eficaz para desarrollarse en su plenitud. Y Theodora fue la médium de

"Bajo la superficie" de Daisy Johnson

  La editorial Periférica se ha hecho con los derechos de publicación de esta joven autora, de la que sé poco pero que tiene un libro de relatos que fue nominado en 2017 a los Man Broker y que publicó en 2018 esta novela que ahora saca Periférica en español. Se titula "Bajo la superficie" y es una extraña historia, con personajes extraños y una rara manera de hacerte entrar en el argumento. Lo más importante de todo es lo bien escrito que está y cómo la historia se trenza para llegar a una conclusión que tiene visos de verosimilitud. La narración cambia de decorado y de personajes y nos avisa por medio de los títulos de los capítulos. Hay títulos que se repiten y que, por tanto, se refieren a una historia interrumpida que continúa. También hay personajes que  comienzan siendo una cosa y terminan siendo otra, así como otros potentes y esclarecedores, como la propia protagonista Gretel.  Gretel fue una niña con una vida complicada, de esas vidas que terminan siempre en asuntos

Once libros para el Día del Libro

  La magia del 23 de abril reside en que ese día tenemos excusa para comprar libros y para lanzar al vuelo nuestras preferencias sin que nadie nos tache de procrastinadoras. Es un momento perfecto para no sentirte culpable por acumular libros, por comprar demasiados o por leer deprisa. Libros, libros, libros. Para que los lectores de este blog tengan noticia de aquellos libros que me apasionan, traigo una selección de once con sus correspondientes motivos, aunque, ya lo sabemos, los libros, como el amor, son química, no requieren motivos. Once libros, diez autores, once editoriales.  Porque es encantador: Un alma cándida. Elizabeth Taylor. Una historia en la que hay una mujer fascinante que no es lo que ella aparenta ser. Las vidas de los demás giran en torno suyo pero hay algo que se nos escapa y que aparece triunfalmente en el desenlace.  Porque narra una vida apasionante: Chica de  campo . Memorias . Edna O'Brien. La vida de Edna O'Brien está a la altura de sus novelas, por

Un sitio al que regresar

 Actrices: Patricia Clarkson es la delicadeza, el lenguaje sutil, el silencio bien expresado Emma Thompson en "Lo que queda del día", inteligencia y claridad  Isabelle Hupert. El cine francés con ella es otra cosa.  Gloria Grahame, una estrella del cine clásico en blanco y negro.  Diane Keaton no es solo la musa de Woody Allen. Representa el cine de la mujer moderna y original.   Bette Davis es una de las más grandes actrices de todos los tiempos.  Meryl Streep es, en sí misma, la magia del cine. Todo el cine.  Kristin Scott-Thomas es el prototipo de la actriz elegante y con mucho encanto Creo que nos ocurre a todos los cinéfilos: tenemos un "fondo de armario" de películas que vemos una y otra vez. Lo hemos ido formando con el paso del tiempo y constituye uno de nuestros patrimonios más ciertos. Hay películas para ver una vez y hay películas que puedes revisitar de vez en cuando. Pero las nuestras, las que forman ese paraíso personal, son aquellas que puedes ver sie

"La chica" de Edna O'Brien

  "La chica" se publicó en 2019 y lo leí de inmediato. Pero no he podido escribir sobre él. Hasta ahora y haciendo un gran esfuerzo. Eso se debe a que el tema no es una invención sino que se basa en un hecho tan real, como dramático. Es cierto que sus libros sobre las chicas en Irlanda y su propia biografía también ocurrieron en realidad. Pero no son comparables al dolor que se trasluce aquí, en su última novela "La chica" , ambientada en Nigeria y en la desgracia de las adolescentes raptadas y salvadas sin salvación.  Si la escritura de Edna O'Brien fuera menos brillante, menos cálida, menos acertada, menos emotiva, podrías salvaguardarte a ti misma a la hora de leerla. Pero no se puede evitar sentir que estás allí y que tú misma contemplas el destino cruel que tienen reservado las muchachas raptadas incluso cuando pueden volver con los suyos, que apenas las reconocen, que apenas las sienten ya como parte de su comunidad. Es un doble dolor, una doble humilla

Mil maneras de perder el sombrero

¿Qué ocurre cuando los hermanos Coen (no confundir con los Marx o los Warner) hacen un “loosely based” de una novela de Hammett titulada La llave de cristal ? Muy sencillo. Se filma Muerte entre las flores . Así como Cosecha roja dio pie, entre otros, a un Kurosawa, un Eastwood y un Willis, en el caso de La llave de cristal hay algunos elementos distintivos que hacen inconfundible la fuente de inspiración. Para empezar, todos son malvados . No hay detectives buenos con gabardinas. Los malvados llevan abrigos de lana, camisas oscuras y sombreros. La señal inequívoca de que uno está vivo es mantener el sombrero sobre la cabeza. Si pierdes el sombrero estás perdido, porque “no hay nada más ridículo que un hombre corriendo tras su sombrero”. Estamos en Nueva Orleáns y en los primeros años de la Ley Seca . Aún los italianos no se han convertido en los dueños del cotarro. Los irlandeses, esos tipos duros que beben todo el tiempo y que no aman la ópera, controlan el crimen orga

En un telón de rosas

  (Ilustración: Sophie Griotto) En las tardes largas del invierno ella me contaba historias que inventaba sobre la marcha. Casi todas hablaban de mujeres tristes. Ella misma era una mujer triste, que ocultaba la tristeza con una capa poderosa de risa y de ingenio. Todas las personas tristes intentan convertirse en lo que no son porque la tristeza cansa. Agota. En esas tardes, conversábamos sobre la vida de las mujeres que conocíamos y de otras cuya existencia solo había llegado hasta mí a través de sus relatos. Eran cuentos que nada tenían que ver con finales felices. Eran realidades que se tamizaban con su baño de ironía, su sonrisa complaciente y esa forma generosa de mover las manos. Parecía una representación teatral con su telón y todo. El telón tenía dibujadas unas rosas. Eran rosas de Francia, esas pequeñitas, de intenso olor, como las que cruzaban nuestros arriates, cuando todavía la casa conservaba su jardín. El día en que ese jardín se perdió, cuando amanecimos sin la fresca