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"Bajo la superficie" de Daisy Johnson

 


La editorial Periférica se ha hecho con los derechos de publicación de esta joven autora, de la que sé poco pero que tiene un libro de relatos que fue nominado en 2017 a los Man Broker y que publicó en 2018 esta novela que ahora saca Periférica en español. Se titula "Bajo la superficie" y es una extraña historia, con personajes extraños y una rara manera de hacerte entrar en el argumento. Lo más importante de todo es lo bien escrito que está y cómo la historia se trenza para llegar a una conclusión que tiene visos de verosimilitud. La narración cambia de decorado y de personajes y nos avisa por medio de los títulos de los capítulos. Hay títulos que se repiten y que, por tanto, se refieren a una historia interrumpida que continúa. También hay personajes que  comienzan siendo una cosa y terminan siendo otra, así como otros potentes y esclarecedores, como la propia protagonista Gretel. 

Gretel fue una niña con una vida complicada, de esas vidas que terminan siempre en asuntos sociales. De hecho, ella estuvo viviendo en una casa de acogida, o en varias, antes de formarse para trabajar como lexicógrafa, rellenando las actualizaciones del diccionario. Para alguien que trabaje en este cometido está claro que las palabras son muy importantes. Y, en realidad, el libro nos dice dos cosas bastante diferentes. La primera es que el lenguaje configura el mundo y que, depende cómo nombremos las cosas, estas son de una manera o de otra. Pero la segunda, que aparentemente es contradictoria, nos dice que los nombres a veces son solo eso, palabras, y que no significan nada, porque pueden estar equivocados o expresar realidades cambiantes. Por eso es, en el fondo, tan importante, la definición que las palabras tengan en cada uno de los momentos de la vida. 

Luego hay una situación que también tiene muchos engranajes de los que hablar. Se trata de la madre de Gretel, llamada Sarah. Sarah es una mujer con un carácter tan difícil que le ha impedido vivir en sociedad. Ella solo puede vivir sola y de un modo casi salvaje. Por eso ha estado casi siempre en los canales del río en Oxford, casi como un animal, escondiéndose, viviendo en la naturaleza menos propicia y arrastrando con ella a su hija, Gretel. Sarah ha desaparecido de la vida de Gretel durante dieciséis años, justo el tiempo que la muchacha utiliza para labrarse un medio de vida. Pero, en un momento dado, y así se inicia la historia, la madre se reencuentra con la hija y entonces tienen que convivir las dos. Las dos y el Alzheimer que la madre sufre. Entonces la existencia de la hija deja de ser tranquila y se convierte en una alerta permanente porque su madre puede hacerse daño, puede perderse, o hacer que las cosas se enreden de una forma inadecuada. No parece que esto tenga solución, salvo el paso del tiempo. 

La historia, que comienza en ese reencuentro, se mueve en flackbacks constantes, que cambian el escenario, los personajes y el momento narrativo. Hay que estar atentos para que no se vayan los detalles, que aquí importan mucho. Pero, si los sigues, entonces tendrás el caleidoscopio completo, la historia en toda su extensión. Ayuda el que el libro esté tan bien escrito. Utiliza convenientes elipsis para eliminar lo desagradable y también para ayudarnos a saltar en el tiempo cronológico. Es una primera novela que tiene ya señales de que su autora va a ser una gran escritora y solo tiene, ahora mismo, treinta años, pues nació en 1990, en el Reino Unido, en una localidad aún no confirmada por los datos que tenemos. Pronto sacará Periférica una segunda novela y entonces podremos comparar y saber si esto es una casualidad o es una promesa cierta. 

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