"Yo también soy una chica lista" de Lucía Lijtmaer
En realidad siempre me ha pesado el arquetipo de feminista igual a fea. Feminista igual a desesperada. Feminista igual a loca. Lo reconozco. A estas alturas no sé qué es el feminismo , no le he dedicado tiempo y me he desenvuelto en un mundo de hombres (de eso sí soy consciente) como buenamente he podido. Ahora pienso si no me equivoqué, si no me ha faltado algo de instrucción. Los libros de autoayuda se parecen entre sí como una gota de agua a otra. Como una gota de agua mineral a otra. Son frases que nunca podríamos negar, obviedades que todos sabemos que rara vez se cumplen. Nos convierten en héroes de nuestra propia historia y la historia en general nos dice que, en el concierto de la vida, hay protagonistas y actores secundarios. Ser secundario no gusta a nadie. Pero es la verdad y hay que aceptarlo o, quizá, convertir en estelar ese pequeño papel que te ha tocado. Al fin y al cabo, es pequeño pero es tuyo. Y es el que tienes. Lucía Lijtmaer parte de los supuestos del fem