La cinefilia es una pasión que se hereda. Nosotros la heredamos de nuestra madre. La cinefilia de ella venía de su infancia y su juventud. Como era una niña tímida, una hija intermedia perdida entre otras que la superaban en desparpajo, como no era ni la mayor ni la pequeña ni la mediana, sino que estaba ahí sin más, encontró en el cine una forma de distracción y casi de expresión. Iba al cine casi a diario, conocía al portero de la sala y se colaba sin más. Se sabía de memoria todos los directores, los actores y actrices, los argumentos de las películas y las frases que más le habían impresionado. Le gustaba fijarse en los carteles, coleccionaba revistas donde se hablaba de los astros y, cuando se casó y se fue a vivir a una casa justo detrás de un cine de verano, entonces fue la gloria. Ir al cine era facilísimo y ver la película desde la azotea también. Así que la asignatura se convirtió en ineludible para toda la familia. Creo que le gustaba todo tipo de cine aunque siempre decía
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