"Prohibido morir aquí" de Elizabeth Taylor
Reading está en la confluencia de los ríos Támesis y Kennet. La pequeña Dorothy Betty Coles no quería llamarse así. Y por insistir en ser “Elizabeth”, su nombre favorito, y por coincidir que su marido se llamaría “Taylor”, llegó un problema que le afectó severamente. Continuamente se aludía a compararla con la actriz o a añadir a su nombre lo de escritora. Aún hoy hay que recordarlo y corregirlo. Suena raro. Una pena. Hubiera sido Dorothy Taylor, o Betty Coles…y la cosa sería distinta. Reading está a sesenta y cuatro kilómetros de Londres y a cuarenta de Oxford. Es ahora mismo el centro de negocios más importante del sudeste de Inglaterra y en los primeros años del siglo XX ya apuntaba maneras.
El talento florece en cualquier parte y ella lo tenía. Sin embargo, su vida seguía el transcurso de un río sin meandros. Estudió en la Abbey School de Reading y luego fue institutriz y bibliotecaria. Después de su boda su ocupación principal era la de ama de casa. Sus hijos han confesado que no sabían cuándo su madre se dedicaba a escribir. Pero lo hacía. En 1945, cuando contaba treinta y tres años, publicó su primera novela. Su editor es un personaje curioso: el hombre que inspiró el personaje de Peter Pan a su autor, que se suicidó en 1960 dejándola huérfana de protección editorial.
Ese primer libro se llama “At Mrs. Lippincote” y después de él, en 1946, llegó “La señorita Dashwood” que toma el apellido de la protagonista de las hermanas Elinor y Marianne de “Sentido y sensibilidad” de Jane Austen, una escritora que le era muy querida y con la que se la ha comparado aunque, en realidad, esta es una comparación recurrente. En 1947 publicó “Una vista del puerto”, en 1949 “A Vreath of Roses”, en 1951 “El juego del amor”, en 1953 “The Sleeping Beauty”, en 1954 “Hester Lilly”, colección de relatos, en 1957 “Angel”, una novela muy aplaudida, que fue llevada al cine pero que, sin embargo, a ella no le gustaba. En 1961 sale a la luz “En el verano” y en 1964 “Un alma cándida”. "Prohibido morir aquí" se publicó en 1971, cuatro años antes de que muriera la escritora.
Basta darse una vuelta por sus argumentos para darse cuenta de que la mirada de Taylor es muy especial, original, irónica y terrible. No se le escapa nada. Y es capaz de guardar un secreto, como ese que ella misma tenía en la trastienda y que asombró a todos cuando leyeron su biografía. Tiene una mirada heladora, fría, poco convencional, escrutadora, que da un poco de miedo, porque veía más allá y plasmaba eso mismo en sus novelas que no son nada simples, todo lo contrario. Si buscas amores, casamientos y buenas palabras, estos no son tus libros. Si buscas profundidad psicológica, vis cómica, penetración, escalofríos, gente que esconde algo, entonces sí. No en plan lastimero, sino con un realismo frío que asombra.
Eso sucede con este libro. Parece una historia costumbrista centrada en un grupo de gente mayor que vive en un hotel. Puedes distraerte con las cenas, las charlas, los cotilleos, pero poco a poco algunos detalles te harán pensar que se esconde algo más. Es cierto que el título puede indicarte algo pero ese título en español no es el original, mucho más enigmático y sencillo a la vez. Te adentras en la historia, la lees del tirón, te paras a pensar y ya te ha enganchado a una visión tan minuciosa como inteligente, tan dura como comprensiva. Todo el mundo debería leer a Elizabeth Taylor, todo el mundo debería leer este libro.
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