Vive le noir!


(Sterling Hayden en "Atraco perfecto", dirigida por Stanley Kubrick en 1956. El actor, inolvidable en "Johnny Guitar" es aquí el cabecilla de una banda de malvados)

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Adoro el cine negro, además del cine en blanco y negro. El cine negro de antes y el de ahora aunque las cumbres están en esas décadas pasadas del siglo XX en las que brillaban sus estrellas a golpe de sombrero y gabardina. Si me das a elegir una película, escojo un noir y lo decoro con una buena esquina del sofá, una mantita si es tiempo de ello y una emoción permanente, recién estrenada cada vez. Las historias del noir son apasionantes y tienen un cóctel de buenos sollozos en forma de disparos, asesinatos, huellas, búsquedas, abrazos, mujeres de ojos rasgados y hombres de mirada huidiza. Todos los hombres y todas las mujeres. En mi galería de favoritas están las películas que te mantienen la atención y que te hacen olvidarte del dolor de cabeza y de los deberes. La afición me viene de familia: todos queremos el noir y a todos nos estremece. ¿Quién es el malo? La afición continúa en nuestros hijos y por eso ver una sesión de estas películas es un acto ritual, una especie de encuentro con nosotros mismos. De generación en generación reconocemos a los malvados, amamos a los buenos y queremos conocer a los hombre de gabardina y sonrisa escéptica. 


("Perdición" es una película de 1944, dirigida por el gran Billy Wilder y protagonizada por Fred McMurray y Bárbara Stanwyck. Una de las cumbres del cine negro, una película impecable en todos los aspectos)

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El cine negro produce una extraña emoción en el espectador. Eres partícipe de un rito en el que las piezas están bien engrasadas y en el que todo terminará encajando. Aunque la película la hayas visto cien veces nunca desaparece esa sensación de incomodidad hasta que todo acaba. El noir no es un género puro y por eso hay en él amores correspondidos y no correspondidos, herencias que dilucidar, mujeres bien vestidas, garitos nocturnos, policías corruptos, luchadores por la verdad, periodistas satíricos, un poco de todo. El héroe tiene siempre una sombra distante, un aire de haber perdido mil batallas, porque los perdedores son, en el noir, los campeones de la historia. Un caso único en todo el cine. 


("La ciudad desnuda" de 1948 y dirigida por Jules Dassin, es una de esas películas de culto, imprescindibles para cualquier cinéfilo, con planos magistrales e interpretaciones gloriosas)

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Las historias del noir siempre funcionan como un reloj. Están bien trazadas, su argamasa es el talento. Suelen plasmar personajes de una pieza, tanto buenos como "malos". Los malos son tan importantes que algunos han pasado a la historia. Y las mujeres...las chicas del noir tienen talento y hay que tener cuidado con ellas porque pueden conducirte a la desgracia. Todos los aspectos técnicos contribuyen a estas verdaderas obras maestras: la luz, el blanco y negro perfecto, la música evocadora, los escenarios (en ocasiones únicos, claustrofóbicos) y, por supuesto, el montaje, que requiere de una mano poderosa. Los grandes directores de las décadas cuarenta, cincuenta y sesenta, han conocido y visitado el noir. 



("Laura" es una obra maestra, una película mágica. Sus intérpretes son la cumbre del noir. Dana Andrews, actor que ha protagonizado otras películas del género; Gene Tierney, seguramente la actriz más hermosamente sugerente de la historia del cine. El director es Otto Preminger, que la dirigió en 1944)

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Si sueñas con un actor de estos verás cómo es importante conocer sus claves: suelen tener un pelo echado hacia atrás, ir bien vestidos y sonreír dudosamente. Ellos saben cómo es la naturaleza humana y no se hacen ilusiones. Demasiadas veces pierden la cabeza por la chica y demasiadas veces pierden la vida por la vida. En tu cabeza está, seguramente, Humphrey Bogart y todas las ocasiones en que una mujer lloró por él o que él perdió a alguien a quien quería. Si buscas romanticismo, el noir es lo más romántico que hay porque la vida y la muerte son sus ejes, los grandes duelos, los extremos. 


("La sombra de una duda", de 1943, es una de las grandes aportaciones de Alfred Hitchcock al género del noir. Aquí están Joseph Cotten (inolvidable también en "Luz que agoniza") y Teresa Wright. La película es una de las clásicas que en mi familia son iconos del cine)

La nómina de las obras maestras del cine negro es interminable. Necesitaríamos una enciclopedia para mostrar una selección mínima. Seguramente cada uno de nosotros, cinéfilos, tenemos nuestra propia lista aunque larguísima.  Pero eso no es el propósito de esta entrada sino dejar constancia de un género que me vuelve loca. Algunos actores han elevado su propia trayectoria a partir de una película, como el caso de Charlton Heston en "Sed de mal", dirigida por Orson Welles en 1958. Increíble interpretación, para mí superior a la de Welles, demasiado afectado siempre. Welles se encontraría con Joseph Cotten, por ejemplo, en "El tercer hombre", que no es de las que más me gustan, pero que tienen el sentido del noir de espías, algo que se ve también en algunas de Hitchcock, como "Cortina rasgada" o "El premio", ambas con Paul Newman. 


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Para mí, las décadas doradas del cine negro son las de los años cuarenta y cincuenta. Pero ya en los años veinte y treinta tiene una importante presencia en las carteleras. El blanco y negro les va como pintado a estas películas aunque, recientemente, hay obras maestras en color, como "L. A. Confidencial" con un cuarteto de ases: Russell Crowe, Guy Pierce, Kim Basinger y Kevin Spacey. En los sesenta está la obra del director Don Siegel, muy estimable, pero el género sufre un parón. En 1962, sin embargo, Otto Preminger dirige un gran thriller político: "Tempestad sobre Washington", con una galería estelar de actores entre ellos Henry Fonda, Charles Laughton, Franchot Tone, Burgess Meredith o Walter Pidgeon. El thriller político es un maravilloso muestrario de grandes películas entre las que resulta difícil elegir pero esta es fantástica y te da la ocasión de ver un auténtico pugilato de estrellas. Laughton anda por "Testigo de cargo", una adaptación de Agatha Christie que es lo mejor que se ha hecho con respecto a la escritora de crímenes. Y también está en "El proceso Paradine" que tiene a Gregory Peck como protagonista, un abogado que pierde la cabeza por su cliente, la guapísima Alida Valli. 


Vive le noir! No sé qué haríamos si él. 

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