La página del tiempo
William Merrit Chase: En el parque. Un camino, 1889.
Amanece. El cuerpo se pregunta por los dolores viejos. Están ahí, reaparecen después del leve paréntesis de la noche. Y luego, fuera ya de la neblina del despertar, surge la gran interrogación, la que no cesa cada día: qué hago...Recuerdas entonces otro tiempo, pasas la página y miras otras cosas, las que eras. La ducha, el desayuno y el vestido. Y la calle, el aire fresco, y el aula y los alumnos. Ese tiempo que nunca pensaste que llegaría a acabar y que ha terminado dejándote sin nada, sin motivos, sin horas, con pesares.
Qué hago, dices. Y nada de lo que se te ocurre tiene mucho significado. Cualquiera de esas tareas podrías dejar de hacerlas y no pasaría nada. Nada es la palabra y vuelve a tu cabeza una y otra vez. Y los dolores. Y los adioses. Y el vacío. España limita al norte con el mar Cantábrico...
Lo odias casi todo. Odias a los que son felices. Odias las ausencias. Odias a los que ríen y a los que van de vacaciones. Lo odias casi todo. Porque sabes que ese odio no importa. Nadie notará nada. Nada. Dices: voy a escribir. Y sabes que lo que escribas nunca verá la luz. Dices: voy a pasear. Pero tus pies se detienen y no responden. Dices: voy a leer. Y el libro se te escapa de las manos. Y vuelven los dolores viejos y los nuevos. Mejor encender la pantalla y dejar pasar el vídeo ridículamente lleno de gente ridícula, que grita y que no sufre. La nada.
Comentarios