¿Por qué "Emma" es la mejor novela de Jane Austen?

 


Durante el año 2015 escribí una larga serie de artículos que encuadré bajo el título "El año de Emma" y que pretendía conmemorar los doscientos años de la publicación, en diciembre de 1815, del libro del mismo título escrito por Jane Austen. Desmenucé "Emma" hasta en sus más mínimos detalles, lo que supuso que hubiera artículos de todo tipo de cuestiones relacionadas con el libro, su estilo, su momento histórico, sus personajes, sus tramas, sus adaptaciones, todo en suma lo que podía decirse en ese tiempo de "Emma". Los artículos los fui publicando en una revista digital de cultura, en la que su director me había invitado a participar con temas diversos: empecé escribiendo de cine, luego de educación, luego hubo artículos de opinión, también reseñas de libros y críticas de películas, para culminar todo ello con este arduo trabajo sobre "El año de Emma". Creo que tuvo mucho seguimiento, todo el que entonces se podía tener a través de Internet en un tiempo en el que yo solo usaba Facebook para dar a conocer lo que escribía y también, como ahora y desde 2009, mi blog. 

De buenas a primeras, no recuerdo exactamente el año, después de haber publicado cientos de artículos, la revista se calló, es decir, no supe más de ella ni de su director. Le pregunté, por supuesto, pero todo eran evasivas, que si estaban cambiando el sitio de Internet, que si esto, que si lo otro. La gente es muy poco clara al responder, salvo si van a pedirte algo. Yo había escrito todos esos artículos gratis et amore, dedicándole tiempo y esfuerzo, por lo que me parecía lógico saber al menos qué sucedía con la revista. En un momento dado y de soslayo creo que respondió que la revista desaparecía y que empezaba otra y que estaba migrando los contenidos. Imaginé que todos esos contenidos irían a la nueva, pero no. La nueva inició su andadura y ahí sigue pero yo no estaba entre sus colaboradores ni mis artículos aparecían ni aparecen en ningún lado. Todo ese trabajo inmenso desaparecido en las fauces de Internet. Para darle verosimilitud al relato que estoy haciendo diré que la primera revista se llamó TheCult y la actual se llama Cualia. En ella, según me dijo su director, supongo que harto de que yo le preguntara, solo estarían sus verdaderos amigos, la gente que compartía esa aventura con él. Consideré entonces que lo mío había sido una especie de amor de verano, ni siquiera eso, una advenediza sin importancia, y que el número de mis artículos y los temas variados que trataba no habían servido de nada. 

Cuento esto porque demasiadas veces nos piden artículos de temas diversos, por supuesto sin cobrar, y los responsables de las revistas no en todos los casos se portan como deben. Al menos, agradeciendo el trabajo y correspondiendo en la medida de lo posible. He escrito miles de artículos para revistas de flamenco, todos ellos sin remunerar, y sigo haciéndolo en algunas que me lo piden. En alguna ocasión me han tratado desconsideradamente como cuando me pidieron una especie de informe sobre un cantaor flamenco para una semana cultural y luego me encontré que el tal informe, troceado y sin firma, había servido de base para el cuadernillo del ayuntamiento que anunciaba la semana y publicitaba el evento, además de, tiempo después, para reaparecer entero como artículo en una revista de la misma institución. Un despropósito que solo indica la falta de respeto a los autores, a los escritores. Llevo demasiado tiempo escribiendo y he visto apropiaciones de todos los colores, seguramente con una parte de responsabilidad por mi parte porque hay quien considera que escribir es fácil. 

Pero yo quería dar las razones por las que considero que "Emma" es la mejor novela de Jane Austen. Me he entretenido en este merodeo de cosas que, quizá, habría que sacar a la luz con más frecuencia. Porque hay historias que emborronan un acto tan sagrado como el de la escritura. Y los autores no estamos para que nos usen sin más. 

Sigo hablando de por qué "Emma" es lo más. Lo explicaré, según mi juicio. Y lo haré ahora someramente. Son varias las razones:

*****Se escribe con relativa tranquilidad personal, asentada en un domicilio del que sabe que no tendrá que marcharse. La casita de Chawton cedida por su hermano Edward. 

*****Su madurez creativa está en su punto máximo. Tiene ya experiencia sobrada en escribir y sabe el oficio. 

*****Confía y tiene la plena seguridad de que la publicará de inmediato. No ocurrirá como con las novelas anteriores. Es la novela que se escribe para ser leída y divulgada, no para estar en un cajón. 

*****La situación familiar era estable, superada la muerte del padre, con sus hermanos bien situados en puestos y empleos, con un número de sobrinos y sobrinas que le alegraban la vida. Además, había vuelto a su Hampshire natal. 

*****Tenía claro que ese era su oficio, que no estaba en la carrera para buscar marido y que viviría de la escritura de la mejor forma posible. Le tiraban los tejos desde instancias importantes para que dedicara su libro y las ventas de los anteriores iban relativamente bien. Era una autora. 

*****La novela tiene una estructura impecable. No necesita salir del luminoso entorno rural en el que se desarrolla pero hay destellos de otros mundos, se adivina el mar, se adivina la gran ciudad, se adivina Bath como lugar de diversión. Es más cosmopolita, por así decirlo. 

*****Hay personajes tan conseguidos que parece que los conozcamos: el señor Woodhouse y su hipocondría bondadosa; la maravillosa señora Weston; el mamarracho de Elton; la dignísima elegancia de Jane Fairfax; el encanto de la señorita Bates; la sensatez de la señora Goddard; la ingenuidad de Harriet; la tozuda insistencia de Emma en querer controlar todo; el caprichoso comportamiento de Churchill...y Knightley, un amor de los de toda la vida. 

Por todo esto, "Emma" es una novela esperanzada, luminosa, alegre, con personajes bien definidos, llenos de matices, con detalles encantadores pero, sobre todo, con una rotunda concepción de la vida que la autora deja bien clara y que acompaña con una cierta compasión que impide que los personajes negativos se hundan. Por eso concede el don preciado del amor a muchas parejas: Isabella y John aparecen casados y felices, aunque él sea algo condescendiente con ella a veces; Harriet y el señor Martin acabarán encontrándose y un granjero bien conceptuado por los superiores es una joya en sus obras; los señores Weston alcanzan el amor de madurez que trae tantas satisfacciones, incluso el mayor regalo, una niña, la única niña Austen de sus obras; Jane Fairfax y Frank Churchill dejarán de lado el equívoco y podrán superar sus problemas de comunicación; incluso el señor Elton y la señorita Augusta tienen muchas probabilidades de ser felices porque son tal para cual y de todo ha de haber en la viña del Señor. Por último, Emma encuentra al hombre de su vida que, resulta sin embargo, estaba siempre ahí al lado y ella no había sabido o no había podido verlo. El elegante, equilibrado, sensato y muy atractivo señor Knigthley. Nada puede acabar mejor. Y en el punto justo. Antes de que el desgaste de la vida cambie este idílico panorama.



(Pinturas de Thomas Sully, 1783-1872. Nació en Inglaterra pero se fue a vivir y a trabajar a los EEUU, en concreto a Filadelfia. Sin embargo, sus obras captan muy bien la luminosa experiencia que supuso el Regent Style y sus mujeres sencillas y sin exageraciones. Fue contemporáneo de Austen) 

Comentarios

Entradas populares de este blog

The Idea of You: cuarenta y veinticuatro

El amor es una cabina de teléfonos

Enaguas de seda rosa

Dejé pasar el autobús

Sí. Necesitan más ayuda.

En la librería

Sevilla. El pretérito perfecto. Ignacio Camacho y Ricardo Suárez

"La hija del tiempo" de Josephine Tey

¡Qué verde era mi valle! (1941, John Ford)

La riada