Lecciones nadalenses
/Foto de la cuenta de X de Roland Garros/
El homenaje que el torneo francés de tenis Roland Garros le ha hecho a Rafa Nadal en su despedida del deporte de competición ha sido épico. Sencillo pero emotivo, sin alharacas ni tonterías, verdadero, cabal. Y todo el mundo aplaude al deportista y así lleva años y años, sintiendo que gana, que juega muy bien y que el público está con él. Entre todo ese fragor de lágrimas pensé en dos cosas viendo las imágenes y, ahora que lo razono, son dos cosas importantes, definitivas podría decirse. Dos elementos fundamentales en su éxito y en su bienestar como estrella del deporte. Esfuerzo y compañerismo.
La imagen que encabeza este post lo dice todo: cuatro amigos que sea abrazan, se ríen y comparten momentos. Rivales acérrimos en la pista, enemigos en la cancha, pero capaces de entender que se trata de un juego, de un deporte, en el que, por mucho que haya que ganar o perder, no merece la pena ni tendría sentido olvidar el hecho de que todos están en el mismo barco, sienten cosas parecidas y tienen los mismos problemas y sensaciones. Esa risa circular lo dice todo. Y debería decirnos a nosotros, sobre todo a la gente que enarbola el odio en muchas situaciones. La risa es el antídoto del conflicto, la otra cara de la tensión, la fuerza que anula las guerras. Ser capaz de reír conjuntamente.
La segunda cosa en que pensaba al verlo es el esfuerzo. Sé que Nadal ha sido duramente entrenado durante años, acostumbrado al sacrificio físico y mental, que ha jugado con dolores y que todo ha sido una subida a una cuesta casi imposible. No ha habido regalo, ni suerte, ni siquiera podemos aludir a los dones de la naturaleza, ya que estos, si no se cultivan, son baldíos. Lo que hay detrás de su éxito es muchísimo tiempo de trabajo, trabajo y trabajo, esfuerzo, esfuerzo, horas quitadas a los amigos y la familia, recuperaciones dolorosas, partidos al límite. Nadie le ha regalado nada. Tampoco a ti te regalan nada y si lo hacen, malo. No queremos enchufes, queremos que respeten nuestro trabajo, nuestro talento, nuestra dedicación.
¡Vamos Rafa!
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