Asombrosa primavera
La ventana muestra un jardín cansado. El calor convierte las macetas en un oasis dentro del desierto. Hay margaritas que se esconden detrás de un arriate donde las cintas ocupan el espacio y se niegan a compartirlo. Las plantas tienen su propio lenguaje y el agua las convierte en guerreras de una batalla sin fin. Esta primavera hay un hastío que se traduce en ese reguero de pétalos que cubre el suelo, sin que haya un verso que los anime, sin que haya una razón para elevarse por encima del polvo. Tenemos una asombrosa primavera, un estallido imposible que no admite pausas y nos paseamos por entre los jardincillos, con las corrientes de agua a flor de piel, con el jazminero que se asoma por la verja exterior y con un olor cargado de esencias en el huerto donde el arrayán, el aloe vera, la hierbabuena y el romero se han aliado, sin permiso, para convertir en desatada armonía todo el paisaje.
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