Los libros de enero
Esta muchacha lee plácidamente junto a una ventana entreabierta. El suelo, la pared, las cortinas, todas en tonos dorados, le da un aire cálido a la escena. También su falda, larga, es de los mismos tonos. Reposa la espalda sobre un cojín. Una mancha de azul es su jersey y esos mismos tonos azules parecen querer entrar por la ventana, desde la naturaleza. En el alféizar, un sencillo jarrón de cristal alberga unas flores rosadas. Los pies, desnudos, reposan sobre una peana, y bajo ella, hay una alfombra suave y bien dispuesta. Toda la escena respira ternura, sencillez, belleza, tranquilidad. Es una mujer serena, absorta en la vida que el libro le narra, abierta a las sensaciones de las palabras. Una perfecta muestra de la felicidad. Clara luz dorada del silencio.
Este mes de enero de 2021 me ha traído la lectura de siete libros sobresalientes. Alguno más se ha quedado en el camino pero hablaremos solo de estos, porque cada uno de ellos ha aportado ratos de placer, entretenimiento, felicidad, intriga o asombro. Cinco de ellos pertenecen a escritoras y otros dos a escritores. Ninguno de ellos escribe en español, así que hay que contar también a sus traductores, esos indispensables sabios sin los cuales no tendríamos la suerte de acceder a tanto. Siete editoriales diferentes, siete libros distintos, siete joyas."Como vana sombra" es un discreto libro de la editorial Alba, en su colección Rara Avis, que se debe a la escritora Jane Hervey. La novela se desarrolla en cuatro días y en la casa solariega de una familia que acaba de perder al padre. Todo lo que en ella se cuenta tiene que ver con esa pérdida, sus consecuencias y con la vida de cada uno de los miembros de esa familia: el padre, la madre, los tres hijos varones, la hija muerta en plena juventud, la nieta que ellos han criado, las esposas de dos de los hijos y algunos personajes externos, como el servicio, muy importante o las amigas. Todo parece muy sencillo. Dado que el padre muere de forma natural, no hay nada de investigación, ni de policíaco, aunque se la ha clasificado así. Lo que existe es una acción en la superficie y una reflexión en el subsuelo. Las cosas que van sucediendo son las normales de la muerte, el funeral o el testamento. Pero cada uno de los personajes vivirá de una forma diferente lo sucedido, porque cada uno de ellos tiene una vida diferente y unas ansias distintas.
"Los puentes de Madison County" tiene un argumento conocido gracias a la película de Clint Eastwood, en la que interpretaba al fotógrafo Robert Kincaid, que, en una visita a los puentes del condado conoce a Francesca Johnson, un ama de casa de la que se enamora y con la que vive una eterna historia de amor. Lo de menos, en este caso, es el estilo de la escritura. La historia es lo que importa. Las escenas que se van sucediendo, los personajes que se crean y, sobre todo, el aire de verosimilitud que se le otorga por parte de su autor. Un engaño, podíamos decir, que llevó a mucha gente a indagar sobre el fotógrafo protagonista, para conocer su obra. La National Geographic se hartó de recibir cartas en este sentido y siempre contestaba que no había en sus archivos nada de ese hombre. El autor del libro es Robert James Waller.
"Cluny Brown" es una cosa muy distinta. Margery Sharp dejó en esta su única novela (aparte de una gloriosa saga juvenil) un punto de vista satírico sobre las normas y costumbres que rigen en las casas de campo inglesas, entre familias adineradas que ven en las convenciones un modo de sobrevivir a los cambios. Cluny Brown pondrá en cuestión muchas cosas y por eso es un libro rompedor y muy divertido, de esos que te hacen reír de verdad, no solamente esbozar una íntima sonrisa. Las andanzas de Cluny Brown en ese contexto tan marcado por normas, ritos y personalidades, es lo que el libro nos cuenta, y lo hace con gracia y cierto descacharre. Una comedia que atrajo la atención de Ernst Lubitsch, que la llevó al cine dos años después de escribirse, en 1946. Nadie como los ingleses para satirizar sus propias costumbres, y nadie como Lubitsch para convertir la historia en una especie de sainete pasado por la campiña inglesa. La película, estrenada en España como "El pecado de Cluny Brown", cuenta entre sus intérpretes con Jennifer Jones, Charles Boyer y Peter Lawford y tuvo muy buena crítica.
Se trata de una complicada estructura narrativa, con varias voces, escenarios distintos y formas narrativas diferentes. Novela epistolar (las cartas de Alberta a su familia), narrada en primera persona (a cargo de Lillian y de Jimmy) y en tercera persona (la parte de Emmanuel). Una espléndido friso en el que cada cosa está perfectamente colocada en su sitio. Las localizaciones también varían desde Londres a Nueva York a Atenas y a la isla de Hidra. Naturaleza en su justo punto, sin merodeos innecesarios, lo que se necesita para crear el marco, la atmósfera. Una historia que va recorriendo el argumento a modo de inusitado río que transcurre sin que el agua se pare. Y, sobre todo, unos personajes construidos a cincel, de carne y hueso, con sus energías intactas aun en su desesperanza.
Hay una frase que encierra toda la filosofía del libro: "No hay ningún manantial eterno que no tenga otra fuente que uno mismo". Es así como se nos dice que cada personaje está buscando algo que no se encuentra en el exterior.
(La pintura de la parte superior es de Harold Knight. Representa a una muchacha leyendo junto a una soleada ventana. Las representaciones pictóricas de las mujeres leyendo abundan en la historia de la pintura. Todas ellas son dignas de reproducirse y recordarse. Las iré trayendo aquí, al resumen de los meses y de los libros leídos en ellos que merecen la pena recordarse y recomendarse)
Autores mencionados: Elizabeth Jane Howard, Amor Towles, Rebecca West, Margaret Drabble, Margery Sharp, Jane Hervey, Robert James Waller.
Editoriales: Siruela, Seix Barral, Rara Avis, Navona, Hoja de Lata, Salamandra.
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