Un misterio para Josephine


 (Josephine Tey en 1914, con sus hermanas Jean y Etta. Ella es la del centro)

La aparición de Josephine Tey en mi vida de lectora se debió a que la editorial Hoja de Lata comenzó a publicar sus libros en español. Antes de eso no  había oído hablar de ella. De modo que es una cosa muy reciente, de los últimos seis años. Leer a Josephine Tey es indagar acerca de su vida y milagros. No sé si todos los lectores hacen este mismo ejercicio, pero, después de seis libros, momento es de enterarse qué pasa con Josephine. Ella misma es un misterio. Además responde a ese tipo de escritor que es muy celoso de su vida privada. Todo lo que quiere decir lo dice en sus libros y lo primero que me llama la atención es que solo conozco una de sus facetas: la de novelista de misterio. Y que desconozco la otra: la de dramaturga. Porque Tey no solo escribió novelas de crímenes y policías sino también obras de teatro que se pusieron con éxito en los escenarios, muchas veces con actores relevantes. Aquí hay, pues, donde rascar. 

Elizabeth MacKintosh (Beth para la familia), nació el 25 de julio de 1896 en Inverness (Escocia), uno de esos lugares donde se ruedan exteriores para toda clase de películas. Un paisaje idílico, de bellezas naturales y rancia historia. El consejo unitario de las Highlands tiene como capital a Inverness y allí cerca está la desembocadura del río Ness y el propio lago Ness. En Inverness hay un jardín botánico muy notable. Todo esto viene a cuento de la decisión que tomó la escritora sobre su legado, que dejó íntegramente a la National Trust for Scotland, división para Escocia del The National Trust for Places of Historic Interest and Natural Beauty. Si observas el copyright de los libros que ha publicado Hoja de Lata verás que esta institución es la que lo posee. El presidente de esta fundación es el príncipe de Gales, Carlos de Inglaterra, y se ocupa de la preservación y conservación de los tesoros de interés histórico y de la naturaleza, incluyendo tanto edificios como espacios naturales. 

Los padres de la muchacha fueron un frutero, Colin y una antigua maestra, Josephine Horne. De ella tomó su nombre literario. Además usó otro pseudónimo, Gordon Daviot, en sus obras de teatro. Antes de dedicarse de lleno a la escritura fue enfermera y profesora de gimnasia en un internado de señoritas. Tuvo dos hermanas menores: Jane Ellis, llamada Jean y Mary Henrietta, llamada Etta o Moire. Las tres aparecen en la foto inicial de esta entrada. 

Josephine, Beth de niña, se educó en Inverness y asistió a la Royal Academy, y luego pasó al Anstey Phisical Training College de Erdington, Birmingham, donde se formó en educación física desde 1914 a 1917. Esta formación fue luego utilizada en algunas de sus novelas. El lema de la Royal Academy, que sigue funcionando como centro educativo, es Compromiso, Compasión, Honestidad, Respeto y Responsabilidad. 


(La desembocadura del río Ness en su paso por Inverness, una bellísima estampa natural, cuya orilla está cuajada de edificios históricos)


Esta es una imagen de aquel tiempo de la Inverness Royal Academy. En los años que estuvo allí Josephine Tey su director (rector) fue el profesor George A. Morrison, que ocupó el cargo entre 1910 y 1920. Si entras en la página web de la institución podrás ver que aparece nuestra Josephine en el apartado de "alumni", ya sabes, los antiguos alumnos más ilustres. Con ella están Alistair Stuart MacLean (1922-1987), autor; Edward Strathearn Gordon (1814-1879), político; Susan Margaret Black (1961), antropóloga; James Leveson Ross (1848-1913), ingeniero civil y filántropo; Jane Elizabeth Waterston (1843-1932), doctora e investigadora. Su formación secundaria en la Anstey Phisical Training la convirtió en profesora de educación física. Hoy es una facultad de la universidad de Birmingham y tiene a Josephine Tey como la más relevante de sus ex alumnas. En su página de Facebook aparece una foto del edificio y otra de la escritora. 


(Anstey Phisical Training. Erdington)

En su primera novela, "El hombre de la cola", publicada en 1929, ya aparece el inspector Alan Grant, personaje central de algunas de sus novelas, un tipo atractivo e inteligente, reflexivo e irónico, que rompe con el prototipo de detective que otros escritoras han creado. Curiosamente la publicó con el pseudónimo de Gordon Daviot. En 1936 se publicó "Un chelín para velas" ("A Shilling for Candless"); en 1946 "La señorita Pym dispone" (Miss Pym disposses"); en 1948 "El caso de Betty Kane" ("The Franchise Affair"); en 1949 "Patrick ha vuelto" ("Brat Farrar"); en 1951 "La hija del tiempo" ("The Daughter of Time"). Todas ellas las ha publicado la editorial Hoja de Lata, con traducción de Pablo González- Nuevo. La última novela traducida de Tey ha sido "Amar y ser sabio", de 2021, con la traducción de Efrén del Valle. 


Esa vertiente de los libros que es el diseño y el tacto es uno de los puntos fuertes de estas ediciones de Hoja de Lata. Merece la pena citar a los ilustradores de la portada porque están muy bien elegidos y le dan al libro el toque necesario para que tengas ganas de abrirlo y leerlo. Esta es una de las claves de la literatura: el formato, el objeto. Los ilustradores son Valériane Leblond, Sara Morante, Eric Ravilious, Dee Nickerson. Resumiendo: los libros son una auténtica preciosidad.  

La segunda de sus facetas, la de dramaturga, es bastante menos conocida por razones obvias. Sin embargo, podemos averiguar algo de ella consultando su propia página web y las referencias externas que se pueden encontrar investigando un poco. "Richard of Bordeaux" fue su primera obra de teatro y, por las críticas, se sabe que encumbró a John Gielgud dentro de los actores de teatro del West End. Se presentó en 1932 en el Ars Theatre. Tanto éxito obtuvo que se trasladó al Nuevo Teatro (hoy Teatro Noël Coward), donde estuvo un año entero en 1933. Vemos que su actividad teatral es anterior a la de novelista. La obra cuenta la historia de Ricardo II de Inglaterra de manera romántica, enfatizando la relación entre Ricardo y su primera esposa, la reina Ana de Bohemia. La obra fue un gran éxito en 1933, desempeñando un papel importante en convertir a su director y protagonista John Gielgud en una estrella importante. El público encontró refrescante su representación de personajes medievales hablando como gente moderna. Daviot/Josephine escribió la obra después de ver a John Gielgud interpretar a Shakespeare como Ricardo II en el Teatro Old Vic, le presentó la obra al actor, que, al principio, tuvo reservas sobre la obra pero accedió a probarla en dos sesiones matinales. Gielgud finalmente reconoció el potencial de la obra y la dirigió con él mismo. Antes de esa producción, Gielgud era considerado un actor clásico muy respetado por sus actuaciones en el Old Vic, pero el éxito abrumador de Richard de Burdeos lo catapultó al status de superestrella.


(John Gielgud como Ricardo de Burdeos. National Portrait Gallery)

Josephine Tey forma parte del cuarteto de damas escritoras más importantes de la llamada edad de oro de la novela de misterio británica. Las otras tres son Agatha Christie, Dorothy Sayers y Ngaio Marsh. Sin embargo, los temas que trata Tey y su tratamiento de los mismos ofrecen una visión muy adelantada a su época y abre el camino a otras escritoras posteriores como Patricia Highsmith o Ruth Rendell. No desdeña las cuestiones candentes, como la pena de muerte y el debate que trajo consigo durante aquellos años, por ejemplo. Dorothy Sayers (Oxford, 1893-Witham, 1957) fue una eminencia académica en momentos en que las mujeres no podían titular en la universidad. Fue escritora, traductora, experta en lenguas clásicas y modernas, toda una humanista. El protagonista de sus novelas detectivescas es un noble, Lord Peter Wimsey. Por su parte, la neozelandesa Ngaio Marsh, (Merivale, 1895-Christchurch, 1982) además de escritora de treinta y dos novelas policíacas, fue pintora, actriz y productora de teatro. Su detective es Roderick Alleyn. También escribió una autobiografía "Black Beechand Honeydew". De Agatha Christie (Torquay, 1890-Wallingford, 1976), se sabe casi todo. Sus detectives, Hércules Poirot y la señorita Marple, gozan de merecida fama. Escribió un número importantísimo de novelas de misterio y otras de temas diversos. Es la gran dama del crimen. 




(Ngaio Marsh, Dorothy Sayers y Agatha Christie, en este orden, aparecen fotografiadas en su juventud)

Hay una corriente de opinión que considera su mejor novela a "La hija del tiempo". La Asociación de Escritores de Novela Negra del Reino Unido la declaró en 1990 la mejor novela de misterio de todos los tiempos. La historia es altamente imaginativa. El inspector Grant resuelve un misterio desde la cama del hospital. Y el misterio no es de su tiempo, sino de siglos atrás, lo que hace a la novela mucho más inquietante. El tema de la suplantación de personalidad, que aparece en "Patrick ha vuelto" también ha sido imitado por otros novelistas. En "El caso de Betty Kane" tenemos un curioso secuestro y unos personajes estrambóticos. "Un chelín para velas" y "Amar y ser sabio" se ambientan en las celebrity's del cine. Y "La señorita Pym dispone" está situada en el mundo de los internados femeninos y de las profesoras, algo que ella conocía muy bien.                                                                                 

Puede pensarse, quizá, si no se la conoce, que el estilo de Josephine Tey es convencional o edulcorado, pero nada de esto. Se adentra en terrenos bastante pantanosos, resulta muy moderna en su forma de pensar y muy personal en sus opiniones. Eso le da una extraña contemporaneidad a su obra. Además, es especialmente escrupulosa en el uso del lenguaje, que cuida al extremo, de manera que si la lees reconocerás el cuidado que pone en sus textos y la forma en la que indaga en sus personajes, que nunca son de cartón piedra, sino de carne y hueso. El inspector Grant seguro que te cae bien. Es esa clase de hombre de la que cualquiera podría enamorarse, porque tiene su punto hosco y solitario, pero también su sentido del humor, su agudo ingenio y, sobre todo, su instinto, un instinto que le ayuda a funcionar en su trabajo del mismo modo que a Hércules Poirot le servían sus células grises y a la señorita Marple sus parecidos con la gente de Saint Mary Mead. Las novelas de Josephine Tey son obras de culto en su género y merece la pena conocerlas. Tienen una extraña y aparente ligereza que luego no es cierta. Si hay que hacer un itinerario a través de ellas yo siempre recomendaría empezar por "El caso de Betty Kane" y rematar con "La hija del tiempo". En medio los títulos pueden intercambiarse en el orden, pero este es el punto de partida y el de llegada. Por otro lado ¡cuánto le deben los novelistas actuales de novela negra, novela de misterio y novela policíaca, o todo junto, a estas amables damas! Ellas fueron las que, con tenacidad, trabajo duro y contra viento y marea, lograron construir un género que ha tenido tantos y tan buenos contribuyentes. 

Josephine Tey murió en Londres el 13 de febrero de 1952. Y esta es su imagen de 1949, poco antes de eso.  No se casó ni tuvo hijos, en la misma línea de otras mujeres que han considerado que no es necesario tener una pareja o descendencia para vivir una vida feliz y sosegada. Era muy inteligente, ingeniosa y seria en su trabajo. Conoció honores y reconocimientos, aprecio y cariño de muchísimos amigos. Cuando se supo enferma se retiró de la vida pública y murió solo con su familia íntima. Antes de eso, nos dejó su maravilloso legado que podemos disfrutar con sus libros. 

Comentarios

Lina Maria ha dicho que…
Primero, tengo que anotar que las portadas son hermosas! Ya leí Patrick ha vuelto y tengo en casa para leer El caso de Betty Cane. Y luego planeo leer Amar y ser sabio. Me interesa mucho indagar sobre la vida de las escritoras que voy conociendo y en el caso de Tey hace poco que la descubrí. Y realmente me ha gustado mucho.
Caty León ha dicho que…
Pues la vida de esta mujer es interesantísima. La verdad es que esa indagación sobre ellas explica muchas cosas y ayuda mucho a comprenderlas. Creo que El caso de Betty Kane te gustará mucho. Un abrazo

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