Un día tan sólo
El día de descanso anual era el 1 de enero, el de su santo. Se vestía elegantemente con su traje azul con chaleco y ofrecía un almuerzo al que invitaba a familiares y amigos. De costumbre le gustaba ir bien vestido, pero ese día se esmeraba más. Recibía los regalos con una mezcla de pudor y alegría, sencillamente, sin ostentación. Le gustaban las corbatas, los gemelos, las colonias, los pañuelos de cuello, los pijamas...hubiera querido ir siempre elegante y lo era de una manera especial: su elegancia se llamaba dignidad.
Ya no está. Este día, el 1 de enero, ha dejado de tener aquel significado. Este año, además, es la primera vez en que ella no es consciente de la fecha, ni de sus recuerdos. No deja de ser el comienzo de un año nuevo, pero de otra forma.
Comentarios