Mi Triana
Cuando piso tu suelo cada tarde; cuando
recorro entera palmo a palmo tu amada geografía; cuando grabo en mi oído los
sonidos que son tu santo y seña; cuando te pienso; incluso cuando, desde muy
lejos, recuerdo tu silueta, tu gesto y tu desplante. Siempre en todo momento
estás dormida.
¡Cuánta gente te quiso! Escribieron tu nombre sin pereza, esperaron al lado de tu lecho, princesa de ojos grandes, surcada por las aguas de este río, el que sembró de versos el poeta más romántico antes de encaminarse hacia lo oscuro. Siempre duermes.
Desde hace muchos años, espero que despiertes, que abras los ojos al tiempo que vivimos, que nos ofrezcas tu mejor perfil, tu cara animosa, tu palabra valiente. Pero no te despiertas, no lo haces.
Te amenazan las grúas, se pierden los proyectos y nadie sabe dónde. Se olvida tu pasado y no hay ningún futuro que pueda avistarse entre tu cielo. Estás abandonada. Estás sola. Dormida.
Espero que despiertes. No es posible que
tanto dure un sueño. Y entonces te abrirás, como una flor que recibe el rocío de
la mañana. Entonces te veremos como eres. Sin ese velo de dejadez que ahora te
cubre. Mi Triana.
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