La ciudad dormida
Esta entrada va dedicada a mi amiga Carmen Cuesta
El profesor Fesquet y su esposa
Marie acaban de llegar a Sevilla. Ellos vienen de Nimes, en el sur de Francia
y, como muchísimos nimeños, son grandes aficionados a España, a los toros y al
flamenco. También son cultos, grandes lectores de nuestro siglo de Oro,
cinéfilos y amantes del Arte. Hacía muchos años que no venían a Sevilla, en
concreto, desde el año de la Expo, 1992, por lo que su llegada estos días ha
sido, para mí, un termómetro sobre el estado de la ciudad vista por ojos
foráneos y objetivos, lejos de las disputas recurrentes entre las distintas
visiones que son el pan nuestro de cada día.
Después de recorrer la ciudad
palmo a palmo, barrio a barrio, de norte a sur y de este a oeste, el profesor
Fesquet y su esposa Marie han concluido que Sevilla está dormida. Como
conocedores de los cuentos infantiles que a todos los niños nos han acunado
desde antiguo, para ellos la ciudad semeja una Bella Durmiente que, por un
extraño maleficio, se ha quedado traspuesta, en estado de ensoñación, a la
espera del beso que la despierte, que la levante y la devuelva a la vida.
En su recorrido, Bernard y Marie
Fesquet han estado en Triana. Triana les gusta muchísimo. Dicen que aquí se
sienten como en casa. Algunos lugares del barrio les recuerdan su anterior
visita, pero otros… Dice Marie que ha visto a Triana un poco “destartalada” y
que ha percibido un extraño desorden que no sabe a qué atribuir. Marie y
Bernard son grandes amantes de la naturaleza y viven en una casa en el campo,
del siglo XVI, desde la que van todos los días a la ciudad para ejercer su
trabajo. De forma que son gente andarina y bicicletera. Pero afirman que, en
Triana, están confundidos y, también, un poco tristes, porque el barrio está
bastante sucio, muy abigarrado en algunas zonas y no ven que haya progresado
desde que lo vieron por última vez en 1992.
¿Nos tomamos a mal la crítica de
los Fesquet? ¿O empezamos a pensar que, desde fuera, la cosa se ve aún peor que
desde dentro? Un lugar luminoso, abierto, limpio, con servicios modernos y en
el que se halle, para quien quiera verlo, el claro reflejo de su pasado
histórico, eso es lo que a ellos, Marie y Bernard, les gustaría que fuera
Triana.
(Escrito por mí y publicado en el Blog "Triana en la red")
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Un abrazo
Carmen