Razones para comprar un libro
Permitidme que, en estos días finales del trimestre, escriba estas palabras que tienen que ver con la intrahistoria de la lectura, con ese pulso interior que nos acerca a ella, con cosas difícilmente explicables.
Nuestra biblioteca estos días se llena de gente. Los niños acuden con los profesores y dan vueltas en torno a los libros que están colocados sobre las mesas de la sala de trabajo. Hay tantos libros, de tantos colores diferentes, con dibujos tan atractivos.
Están los cómics, algunos de gran formato; y los libros de aventuras; los clásicos y los que ahora mismo están de moda. En nuestras "Recomendaciones" de este año han triunfado todos los vampiros de los libros que los jóvenes leen y que tratan de historias fantásticas y sobrenaturales, además de las referencias que continúan sobre el niño del pijama de rayas, y algunas "rara avis" que aparecen donde menos te lo espera.
Un niño con nombre chino y una letra encantadora recomienda un libro titulado, o algo así, La hora de la serpiente. Otro niño, seguramente precoz en su lectura de los libros de autoayuda, defiende a Bernabé Tierno y sus métodos de estudio. Hay profesoras que recomiendan libros de jóvenes (como hace Carmen Montes); otros (Rafael Vilches) escriben, sin quererlo, textos preciosos para ahondar en los sentimientos de quien ha sido un gran escritor y lo será para la historia, Delibes. Los niños de la sección bilingüe han apostado por textos en Inglés, con unos dibujos muy alegres que se ha inventado la profesora Isabel Celis. En el dibujo, en uno de ellos, hay una gran olla en la que se cuecen cosas, pero no sabría deciros qué cosas son ésas y, además, estos chicos del bilingüe y sus profesores siempre andan inventando trabajos "gastronómicos".
Además de recomendar libros, la gente se pasea y compra. El modo en que uno se decide a comprar un libro varía de persona a persona. Esta misma mañana lo comentaba con algunas profesoras: Luisa Luque, Pepa Domínguez, y otra profesora ya jubilada, Rosa Sogorb: hay gente que se fija en el argumento, o en el título, o en la textura y la presentación, o se fía de una recomendación, o busca algo de un autor en el que confía. Puede que, en la mayoría de los casos, sea una mezcla de cosas. Quizá tengamos que hablar, sobre todo, de una intuición, una llamada, una fuerza que te atrae, como pasa con las personas. ¿Por qué hay personas que nos gustan, que nos atraen, con las que nos encanta hablar, con las que nos divierte discutir...? Cosa de química o de física.
Con los libros pasa algo parecido, pero el caso es que estén cerca, por aquí, para que uno pueda cogerlos con la mano, cuando los necesite. Porque el libro es, seguro, un fiel amigo que nunca nos engaña, ni nos abandona.
Recopilo. En esta Feria del Libro he encontrado algunos libros que van a llenar de distracción, diversión y, quién lo sabe, si de algo más, estas próximas vacaciones: el último Nadal, de Clara Sánchez; el policíaco de Lorenzo Silva; un libro interesante sobre la historia social en la época del III Reich (para eso una es de Historia, aunque la gente se olvide... y no miro a nadie); también, un autor que no he leído hasta ahora y que me atrae comenzar a conocer, John Connolly (creo que se escribe así); mi hallazgo de Irène Nemirovsky, que he mencionado aquí, y dos libros que están destinados a ser regalados: un libro bastante atractivo que trata de un club de malhechores (sí, habéis leído bien) para regalar a mi hijo por sus buenas notas (buenísssssimas) y también porque regalarle libros es lo que más me gusta hacer, y otro libro que ha ido a parar a manos de una chica que hoy he conocido un poco mejor y que se ha descubierto como una persona maravillosa, a la que van a ocurrirle muchas cosas buenas: María.
Pensando en ellos dos, en mi hijo, tan generoso, tan bueno y tan noble, y en esa chica, de corazón tan tierno, he llegado a la conclusión de que merece la pena seguir siendo profesora.
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