Diario de agosto: 1
Mientras desayuno mermelada de arándanos veo en Youtube una larga entrevista que le hace Jano García en su canal ViOne a Albert Rivera. Albert habla como una metralleta. Siempre he tenido dudas razonables sobre si tenía más ideas o más estrategia de coach. No voté nunca a su partido, Ciudadanos, aunque hace años que no voto. Rivera va mejorando con los años, al menos físicamente, porque los guapos tienen eso, están mejor de mayores. En todo caso, habla y habla, habla demasiado.
Viéndolo he pensado en esas charlas circulares e interminables que mantenía yo con alguna amiga íntima del momento hablando de hombres, de qué si no. Desmenuzábamos todo con paciencia, lo que había pasado con el tipo, lo que pasaría, por qué lo hizo, qué haríamos. Éramos unas expertas en la materia sin saberlo, porque el objeto de nuestro estudio era solo el tipo de turno.
Como las charlas sobre amoríos, también Albert Rivera se nos ha quedado antiguo. Ya estamos en otra pantalla. Me parece mucho más actual descifrar los códigos extraños y complejos de "Persuasión", que es en lo que estoy este verano. Descubrir el interior de un libro no es nada fácil, leemos y leemos pero como si oyéramos llover o, por seguir con el símil, como si Albert Rivera nos plantara un rollo sobre liderazgo y tal que así. Pero Austen es otra cosa, es verdadera y auténtica materia prima, preciosa materia prima de belleza y valores. El libro hace este verano el papel de la amiga del alma que comparte contigo verdades valiosas. No están cerca las amigas, y, sobre todo, ya no quedan amores, pero están todavía los libros.
Comentarios