Un hombre verdaderamente inteligente
«Cuando Darcy confiesa sus errores al final: "He sido durante toda mi vida un ser egoísta, aunque siempre en la práctica, nunca en la teoría", se aproxima mucho más a la confesión de un hombre verdaderamente inteligente, de lo que jamás se insinuó en los pasajes byronianos de las Brontë, o en las elaboradas justificaciones de George Eliot»
(G. K. Chesterton)
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