Sevilla. El pretérito perfecto. Ignacio Camacho y Ricardo Suárez
Hay libros que son obras de arte. No solo por lo que encierran sino por el envoltorio, por cómo se presentan. Es verdad que suelen ser libros caros y que no están al alcance de todo el mundo, pero quizá su objetivo no sea este sino formar parte de una tradición antiquísima en la que han existido verdaderas maravillas bibliográficas que se conservan de generación en generación como una forma de belleza. Eso le sucede a este libro, dedicado a Sevilla, y que forma parte de la colección Máxima de la editorial Tintablanca. En Tintablanca no se andan con tonterías y han decidido estar en la élite de la edición. Saben que eso significa menos lectores y menos ventas, pero cada cual sabe qué camino quiere seguir en el campo, complicado y lleno de variedad, de la publicación y las editoriales.
El libro se define como "de viaje". Quizá por eso contiene, además de textos cuidadosos e ilustraciones hermosas, un espacio para que el "viajero" pueda plasmar su propia visión de lo que ve. Y así es una suerte de híbrido entre cuaderno y libro, entre leer y escribir, que no es mala simbiosis y, en realidad, ambas actividades siempre están unidas. Un objeto bello, donde la belleza tiene forma material y también sugerencias expresadas por el poder del verbo. Estos viajeros de Tintablanca no llevan mochilas de Adidas sino viejas bolsas de viaje con broche de clip y colores adustos, verde o azul inglés. Y se paran largo rato en lugares donde nadie más se detendría porque, de ese modo, van a penetrar en el secreto de lo hondo. Hondura de Sevilla que se confirma cuanto más te acerques. Vacíos si retrocedes un poco a la margen del río.
Dejando aparte el continente, tan elegante, cuidado y aristocrático, vamos al interior, al contenido. Se han escogido, como sucede en el resto de libros de la colección, a un escritor (aquí un periodista) y un ilustrador (aquí un pintor). Ambos sobradamente conocidos y con obra importante, jalonada de premios y de reconocimientos. Los dos están en un momento alto de sus carreras y, para ellos, seguramente, participar en esta aventura ha sido un honor más que un mero trabajo. Uno de ellos ha puesto las palabras y otro las ilustraciones. Un complemento perfecto en este caso. Han paseado de puntillas por la ciudad, procurando no hacer mucho ruido y observando todo lo que la hace distinta y lo que la hace vivir en perpetua esperanza. Sevilla siempre espera y los ritos de esa espera se van tiñendo de colores y sonidos según sea el momento del año. No hay tiempo sin su equipaje, su banda sonora y su eco posterior.
Ignacio Camacho (Marchena, Sevilla, 1957) está atento al día a día de la actualidad y sus columnas de opinión son un sólido referente para una gran mayoría de lectores que confían en su instinto, su experiencia y sus conocimientos en el campo de la política. La escritura creativa, el lado más literario del periodismo, la aplica a veces en artículos dedicados a temas sociales, artísticos o en necrológicas, género que domina y que ha dado lugar a un libro de obituarios que publicó recientemente la editorial Reino de Cordelia. Su mirada a Sevilla es como la del hijo que reconoce los errores de sus padres pero no puede dejar de entenderlos y de verlos con cierta dosis de comprensión. Sevilla es una ciudad difícil, viene a decirnos, tiene muchos defectos estructurales y ancestrales, pero estamos aquí y no somos inmunes a su belleza, a sus momentos únicos y a su extraña versatilidad ciertamente estática, aunque parezca un contrasentido.
Ricardo Suárez (Sevilla, 1969), es pintor de formación académica, doctor y profesor, investigador preocupado por el estudio del paisaje y, sobre todo, por el papel del río Guadalquivir como eje temático de una escuela artística que viene del grupo de Alcalá de Guadaira y continuó con Carmen Laffón y Joaquín Sáenz, de los que se considera heredero. Su obra se expone en un número importante de museos y en su desarrollo ha incorporado experiencias y enseñanzas recibidas en distintas ciudades del mundo en las que ha realizado estancias a este fin. La preocupación de Suárez por el río y su paisaje, es un elemento fundamental de su estilo pictórico, que en este libro se ve plasmado con fuerza y convicción. Las ilustraciones de Ricardo Suárez y los textos de Ignacio Camacho se unen en una sinergia curiosa y llena de posibilidades. Son un entramado sugerente. Y Sevilla.
Sevilla. El pretérito perfecto.
Autores: Ignacio Camacho y Ricardo Suárez
Editorial Tintablanca, colección Máxima
Publicación 25 de noviembre de 2024
Páginas 240
Precio 32,90 euros
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