La belleza de lo sencillo
A veces sueño con jardines. Recorro largas distancias sin cansarme, sin dolores, sin miedos, las recorro y a cada lado hay jardines, flores de todas clases, plantas, macetas y tiestos, setos, arriates. Querías tener un arriate en nuestra casa pero no pudo ser, fue una de tantas cosas como quedaron inconclusas, sin posibilidades de existir. Las plantas han desaparecido todas. Desde que estoy encerrada en este aquí que no entiendo sueño con jardines. Y son los extraños jardines de Eggleston y veo sus coches, sus enormes coches, coches de todos los colores, coches en los que podría viajar al mundo entero, sin que esta inmovilidad de sentimientos sea un impedimento para nada.
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