La hierba es más verde
Lo que convierte a una película en clásica es que la puedes ver en cualquier momento sin que haya dejado de tener su chispa, su asunto, su aquel y su intención. Esto es lo que pasa con "Página en blanco", de título original traducido "La hierba es más verde", que me parece más bonito y adecuado. Stanley Donen la dirigió en 1960 y creó un artificio elegante y sutil que siempre, siempre, parece hecho antes de ayer.
El conde Víctor Rhyall (Cary Grant) y su esposa, Lady Hillary Rhyall (Deborah Kerr), viven en su mansión inglesa, llena de historia y antigüedades pero faltos de dinero. De modo que ella cultiva champiñones para venderlos y tienen la casa abierta para las visitas de rigor por media corona. En una de esas visitas un americano millonario y petrolero, Charles Delacro (Robert Mitchum) se cuela por la zona privada y allí encuentra a Hillary, de la que se enamora al instante. También ella siente algo irresistible por aquel hombre y se busca las mañas para pasar con él unos días en Londres.
Sabedor de todo lo que ocurre, Víctor inventa una artimaña para ver hasta qué punto esa aventura de su esposa es amor y no juego. Invita a pasar el fin de semana en la casa tanto a Charles como a su amiga Hattie, que está al cabo de la calle de todo lo que ocurre porque recibe las confidencias de la esposa y del marido. Hattie es burbujeante, exagerada y un poquito alcohólica. Y también es Jean Simmons, en un papel muy diferente a los habituales, frívola, descarada y poseedora de un precioso apartamento con cuarto de baño azul y rosa.
Durante el fin de semana, las cosas llegan a más entre los dos hombres y se retan a un duelo, donde Víctor resulta herido. El matrimonio tiene un momento de confidencias, pero siempre de forma tranquila, elegante, sutil y sin llegar a exageraciones. Ella lo cuida después del duelo y tienen un cruce de frases ingeniosas, que es la marca de la casa en toda la película, porque los diálogos son maravillosos, llenos de detalles inteligentes, con un savoir faire impresionante. Incluso hablan del divorcio, al que él se opone porque dice que no es una cosa adecuada para un matrimonio. También hablan de sexo. Seguramente están hablando de temas que no habían tocado antes. "Lo que pienses hacer, hazlo", le dice el marido.
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