Leer es clásico

 

Esa comunidad de lectores que llena las redes sociales tiene su forma de abrigo en compartir los libros que se leen y las opiniones sobre ellos. En un mundo frío de relaciones, en un sistema individualista, está bien que los libros sean un nexo de unión, como, en realidad, lo fueron siempre. Pero, de forma paralela, esas comunidades tienen la pulsión de lo inmediato, de la moda, de lo último. Estar informados de las novedades de las editoriales, leer lo más reciente de un autor, opinar sobre los nuevos libros...todo esto tiene su contrapartida: hay ocasiones en que la prisa cubre el sosiego de la lectura y en que la colectividad oculta la necesaria soledad del lector. 

Lo mismo ocurre si tienes un blog. Te sientes obligada, sin que nadie te obligue, a dar a conocer a los lectores lo que se va publicando. Tienes una especie de compromiso íntimo con la actualidad literaria. En ese empeño siempre se te quedan atrás preferencias y deseos, porque hay veces en que la relectura o el rescate de lo que se publicó hace años, es mucho más apetecible. Y la lectura es un placer, no es una obligación. 

De modo que, teniendo en cuenta que este blog es totalmente independiente de cualquier imposición, que todos los libros que aquí se reseñan obedecen a un criterio propio, sin más compromiso que el placer de hacerlo, creo que la actualidad tendrá que guardar cola y que ese placer deberá acentuarse aún más. Ese es el verdadero sentido de escribir sobre libros, hacer que estos respondan al gusto de quien lee y recordar el bagaje de lecturas que, en realidad, nos hacen más felices. Sean del momento que sean. Porque leer es clásico. 


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