"Un detective llamado Dashiell Hammett" de Nathan Ward
Nathan Ward divide en dos partes esta biografía. La primera parte habla de su trabajo como detective de la agencia Pinkerton y la segunda de su vida como exdetective, donde se incluye su actividad como escritor. Dado que su último libro se publicó en 1934, el resto de su existencia, hasta 1961 en que murió, no se menciona, aunque sabemos que la dedicó a actividades en pro de los derechos civiles, a participar en la retaguardia de la Segunda Guerra Mundial y a pelear contra el senador McCarthy. Hammett compaginó su matrimonio con una enfermera que lo atendió de su tuberculosis cuando era soldado raso en la Primera Guerra Mundial y otras relaciones, más o menos efímeras, pero todas ellas importantes, como la que tuvo con la también escritora Lillian Helmann o con Nell Martin o Peggy O'Toole.
Los muchísimos y detallados informes que tuvo que cumplimentar por sus labores en la Pinkerton le proporcionaron la ocasión de practicar un estilo de lenguaje que luego aplicaría a sus cuentos y novelas. Directo, conciso, realista, impresionista. La historia de la agencia aparece aquí sabiamente mostrado y hay que decir que el propio Nathan Ward escribe de esa forma, va al grano y no escatima motes, apodos y referencias al lumpen. Los protagonistas de las obras de Hammett, cinco novelas y sesenta y cinco cuentos, además de historias gráficas y otros relatos menos logrados, representan el tipo de gente que él conoció en su trabajo, la fuente de sus argumentos, de sus diálogos y de los caracteres que representa. Tanto el agente de la Continental, ese detective privado que trabaja para la agencia Continental de San Francisco, como Sam Spade, representan modos de ser detective. Irónicos, duros, inflexibles, casi inadaptados para la vida ordinaria.
Parece claro que fue Hammett quien definió los parámetros de la novela "negra", un subgénero dentro de la tradicional novela policíaca. La realidad, el pesimismo, las cloacas, los diálogos secos y cortantes y una dosis razonable de violencia explícita, son el estereotipo de las hard boiled, que, desde 1922, surge en la literatura, primero de la mano casi desconocida de Carroll John Daly y casi al mismo tiempo gracias a los relatos que publica en The Black Mask el propio Hammett. La novela policíaca de Conan Doyle, Josephine Teo, Agatha Christie, tenía otros parámetros, se quedaba en la superficie de los crímenes. Y, antes de eso, los cuentos de Poe habían comenzado a pulsar la calle, el subsuelo, que, definitivamente, toma carta de naturaleza con la obra de Hammett, en la que el lenguaje sucio, duro y realista, ponía de manifiesto una delincuencia de bajos fondos, a veces corrupción en que lo de menos era saber quién era el criminal, porque casi todos tenían algo que ocultar.
La enfermedad de Hammett, su manía de no conducir, sus relaciones familiares, la lucha por sobrevivir, los primeros intentos de rehacer su vida escribiendo, tras el fracaso de otros empleos, los tiempos de la Pinkerton y su aprendizaje, la gente que lo ayudó y, por fin, el éxito de sus novelas y su traslado al cine, son los elementos que forman parte de esta biografía que no solo ayuda a conocer al escritor sino también la génesis de la novela negra que tiene hoy miles de lectores en todo el mundo. Como dice Ward "en lugar de sumarse al club ficticio de los caballeros que resolvían enigmas o a los artistas del duelo..." lo que hice Hammett fue poner sobre el papel lo que él mismo había vivido en sus persecuciones a delincuentes o a sindicalistas o a huelguistas del carbón, siguiendo los encargos que le hacían sus jefes en la Pinkerton. De hecho, muchos personajes tienen su alter ego en la gente que conoció en esos encargos y solo cuando crea a Sam Spade se permite la licencia de añadir elementos imaginados, casi como para conseguir al detective ideal.
La génesis y la publicación de sus cinco grandes novelas se muestra aquí: Cosecha roja en 1929, en el mes de febrero; casi inmediatamente, en julio de ese mismo año La maldición de los Cain. En 1930 El halcón maltés, considerada su obra maestra; después, en 1931 La llave de cristal, la novela que a él le gustaba más; por último, El Hombre delgado, en 1934, que tuvo enorme repercusión en la industria del cine pues se creó una saga sobre ella. Además de eso, sus cuentos teniendo como protagonista al Agente de la Continental, sus historias cortas o sus historietas gráficas, forman el conjunto de una obra que influyó de forma determinante en otro grande del género, contemporáneo suyo, Raymond Chandler, con su creación de Philip Marlowe, tan reconocida por todos los amantes del noir.
Teniendo en cuenta que Hammett comenzó a escribir casi para poder comer y por hacer un trabajo que no le gastara demasiado sus pulmones, no es mal balance.
Un detective llamado Dashiell Hammett. Nathan Ward. RBA Editores. Traducción Eduardo Iriarte Goñi. Marzo de 2019.
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