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"Lo que Maisie sabía" de Henry James

 


El matrimonio Farange, Ida y Beale, no se ha puesto de acuerdo a la hora de divorciarse. Y el juez ha decidido que los dos compartan la custodia de su hija de seis años, Maisie. La niña va a vivir seis meses en cada casa y con cada progenitor. Esto lo cuenta Henry James en esta historia y hay que señalar la modernidad de la medida del juez. Pero, aparte un tema jurídico, hay aquí el sustento para indagar en la personalidad de los cónyuges y también en la mirada que la niña lanza sobre la historia. Porque es lo que hace James en su relato. No ver a través de los ojos de la niña, sino contarnos lo que la niña ve, aun sin que ella misma lo entienda. Compartimos, por tanto, la estupefacción de Maisie, sus preguntas, sus dudas y su extrañeza ante los acontecimientos. No tenemos claridad, esa tenemos que aportarla nosotros como lectores. 

Habían solicitado su costado no por ningún bien que pudieran hacerle, sino por todo el mal que podrían, con la inconsciente ayuda de ella, hacerse el uno al otro. 

Ese es el objetivo de los Farange. Utilizar a la niña para lanzarse sus reproches a la cara, por medio de su inocente respuesta a la pregunta: "¿Qué ha dicho de mí tu padre (o tu madre)?". La niña, entonces, procedería a contar, sin malicia, la sarta de barbaridades que había oído en casa del otro y, de ese modo, el odio se seguía alimentando. Como dice James, fueron un matrimonio normal pero se habían convertido en unos divorciados pata negra, la comidilla de sus amigos y conocidos, el motivo de conversación en todas las reuniones, la forma en la que lo peor de la naturaleza humana salía a la luz en forma de exabruptos. 

Todo el mundo estaba siempre contándole alguna cosa sumamente escandalosa a todo el mundo, y nadie se habría sentido contento si nadie se hubiera sentido indignado. 

De esta forma, lo que se suponía debía ser un acuerdo discreto para evitar habladurías, llegó a ser todo lo contrario: un motivo de charla de sus respectivos círculos, a cual más chismoso, con comentarios hirientes que iban escalando puestos para lograr ser los peores. Maisie, sin entenderlo y sin hallar la causa, iba llevando y trayendo esas noticias a modo de chismorreos de una casa a otra y durante los seis meses que estaba con su padre se iba aumentando el saco de respuestas, lo mismo que ocurría el tiempo que estaba con su madre. 

Ella fue la pequeña pelota de tenis que constantemente podían estar arrojándose con ferocidad el uno al otro. 

Sin embargo, por alguna razón relacionada con una de sus institutrices, la señorita Overmore, la niña cambio de táctica, o mejor aún, de comportamiento. Decidió que el silencio era su mejor aliado y que, de esa forma, podía mantenerse al margen de toda aquella batalla campal. So pena de ser considerada un poco dura de mollera, su no respuesta a las preguntas rompió la línea que unía a su padre y a su madre en aquella contienda. Ese fue el principio de una actitud que dio lugar a otras reglas de juego. Y, como sucede en las obras del maestro James, una vuelta de tuerca pone en situación a otros personajes que cambiarán el curso de la historia. Sería spoiler contar por qué y quiénes. Baste decir que esta obra incluye todos los elementos que hacen de la literatura jamesiana un placer único para los lectores. 


Hace poco vi la película basada en la novela. Me pareció una buena película, con un toque personal, una adaptación en lo esencial, que es lo que convierte a una película basada en un libro en algo con personalidad propia. "¿Qué hacemos con Maisie?" recoge acertadamente el espíritu de la película, centrado en dos progenitores que están demasiado ocupados para atender debidamente a su hija pero que no renuncian ninguno de ellos a la niña porque así fastidian al otro. Ahora no nos extrañan los divorcios pero estos niños que se crían solos siguen siendo un problema social. Maisie va de un lado a otro, como si fuera un objeto que hay que colocar en un sitio en el que no estorbe. Julianne Moore es Susanna, la madre, una estrella del rock y Steve Coogan, es Beale, el padre, marchante de arte. Tienen papeles importantes, que no desvelaré porque induce al spoiler y te arruina tanto la película como la lectura, Alexander Skarsgard y Joanna Vaderham. La niña es la actriz Onata Aprile, que  hace un papel extraordinario. 

La película tiene un tono amable pero un telón de fondo trágico. La mirada de la niña domina la narración, de igual modo que en la novela de James. No es la primera adaptación en el cine de una obra de Henry James pero esta traslación al mundo contemporáneo demuestra lo acertado de su argumento y la novedad que ello supone en la literatura. Una obra inmortal. 

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