Cuando Al Pacino rechazó su propuesta de matrimonio ella pensó que era fea. Creyó que su cara era la responsable de la negativa. No se dio cuenta entonces de que Pacino no era hombre para casarse. La inseguridad la llevó durante años al territorio de la bulimia y luego de la psicoanalista, quizá, en este último caso, para hacer pareja con el hombre de su vida entonces, Woody Allen. La tercera persona fue, a partir del rodaje de "Rojos", Warren Beatty, que las enamoraba a todas y también a ella. Hace poco Diane Keaton confesó que ellos tres fueron eso que se llama "los hombres de su vida".
La infancia y la adolescencia de Keaton fueron especiales. Porque lo era también su familia, sobre todo su madre, la persona a la que más ha querido y que más ha influido en su vida. Lo cuenta en su libro de Memorias, publicado en 2011, "Ahora y siempre". Dorothy Deanne Keaton Hall, la madre, era una mujer fuera de lo corriente. Le gustaba la fotografía, la escritura y hacer muchas cosas. Tenía una especie de espíritu positivo por naturaleza. Por eso, cuando llegó el Alzheimer, a Diane le resultó incomprensible. Su madre, tan activa en todos los aspectos, fue cayendo en la oscuridad de esa enfermedad terrible. La evidencia hizo que ella se planteara muchas cosas, aunque no la maternidad, algo que llegó tardíamente, o según se mire en el momento oportuno, cuando murió su padre, Jack Hall. Entonces, con cincuenta años, decidió adoptar y se convirtió en poco tiempo en madre de dos niños, un niño y una niña. Dice en esas memorias que fue una buena decisión y que eso le permitió conocer aspectos de la vida que no creyó que existieran.
La carrera cinematográfica de Diane Keaton está llena de éxitos, de películas maravillosas y de personajes arrebatadores. En ellos deja su propia personalidad y muchas veces los moldea hasta que entendemos un poco mejor cómo siente y cómo piensa. Y luego está su estilo, su forma de vestir o de arreglarse. Hubo un tiempo en el que ella pensó que vestirse no es un simple acto cotidiano sino la manera en que uno se acepta a sí mismo y se presenta al mundo. Eso ocurrió, aproximadamente, al final de la secundaria, y ese conocerse la llevó a sus famosos looks, que desde hace años atraen a las mujeres de todas las edades. Desde las corbatas, las chaquetas y los pantalones anchos de "Annie Hall" o "Manhattan", hasta los abrigos largos y claros, los chalecos, los vestidos con cinturones ajustados, la superposición de prendas, los sombreros, los pañuelos al cuello, toda ella es estilo y estilo propio.
Diane fue la Kay de "El Padrino", luego estuvo buscando al señor Goodbar, hizo unas cuántas películas con su amigo Woody, desde aquella "Annie Hall" mítica hasta "Misterioso asesinato en Manhattan" en la que aparece hermosamente madura. Compartió venganza en "El club de las primeras esposas" con Bette Midler y Goldie Hawn, la mujer que se niega a envejecer. Y sobre esto ha dejado escrito algunas cosas, lo más importante es que es de tontos dejar que la cirugía estética borre lo más importante que tienes, tu propio rostro. Enamoró a Jack Nicholson, en "Cuando menos te lo esperes" y, en esa misma película, a Keanu Reeves. Fue la madre de la novia y la embarazada abuela en "El padre de la novia" y un suma y sigue espléndido de películas a todas las edades y con todos los partenaires posibles. Hasta hizo compota de manzana en la encantadora "Baby Boom" donde aparece un añorado Sam Sheppard y mi queridísimo James Spader, una vez superadas las mentiras y las cintas de vídeo.
Su libro de memorias (ha publicado también libros de fotografías, una de sus aficiones) son pequeños extractos de su vida sin cohesión cronológica, sino, más bien, al albur de los sentimientos que va explicando. Es una persona especial, de eso no cabe duda. Su apariencia física no tiene impostura. Es como es y quizá por eso su vida siempre lleva un camino ascendente, un hacer cosas diferentes que no le permiten pararse ni quejarse. Algunas palabras pueden aplicarse a ella sin dudarlo: encanto, fuerza, decisión, personalidad. Estilo, su nombre es Estilo.
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