"Recado original" de María Sanz

 


María Sanz (Sevilla, 1956) acaba de publicar un nuevo libro de poemas. Viene de la mano de Lastura Ediciones, que ha cuidado el envoltorio tanto como María ha cuidado el contenido. Una preciosa portada y su correspondiente marcapáginas, son la carta de presentación de un libro que ha sido trabajado delicadamente y que incluye poemas memorables. Para leer en noviembre, el mes de la poesía, el de las ausencias, las melancolías, las búsquedas. 

Los libros de poesía se leen rápidamente y también muy despacio. Después de esa primera lectura transversal que pone sobre la mesa los asuntos, entra el deseo de ahondar, de sentir el ritmo tal y como se ha expresado, de conocer la música de los poemas, de adentrarse en los primeros versos, tan definitivos y en los últimos versos, tan ciertos. Así la intención está en la cita que abre el libro, Machado, sobriedad y lejanía de lo leve. Y en el primero de los poemas, numerados, sin títulos, está ya el verso que anuncia el conjunto: "Ahora sólo escribes con renglones torcidos,/recado original que dicta tu victoria"

La soledad aparece enseguida. Ese concepto que tiene tanto que ver con ausencia y también con injusticia. La soledad arrincona a algunos y los deja inermes. En este caso, la palabra es el salvavidas para esa sensación de vacío sin término. Es más, la soledad también escribe versos. Y luego, las preguntas que a ella siempre acompañan. Y la infancia, como un faro de luz que se apagó y que aún reverdece cuando llega el crepúsculo. O las presencias de quienes en la vida fueron bastante más que mera compañía. Hay rabia también, hay que decirlo, la del hombre vivo y sorprendido de todo. 

"Porque nadie creía en tu mirada, /ni siquiera los árboles desnudos /o el estanque borroso donde ibas/a contemplar figuras invisibles"

Recuerdos de viajes, de tiempos más felices pero en los que parecía avizorarse que el futuro tendría tintes oscuros. Buscada soledad primera, deseada soledad juvenil, terrible soledad impuesta por la ausencia. 

El poema XXI está dedicado a Jack Vettriano: "Oh, Jack, qué desventura no ser protagonista/ de tus lienzos ardientes, de la luz embriagada / que repta por los cuerpos nocturnos, clandestinos/" Vettriano es el pintor de las mujeres hermosas, de los hombres displicentes y de la sensualidad. Todo ello se condensa en el poema, como una ofrenda de pasión en el desierto de la vida. 

El mar, las azoteas, los horizontes, la infancia, el tiempo presentido, el tiempo evaporado, lo que fue, lo que viví, lo que tuve, lo que añoré, todo lo que no soy, lo que he querido ser, el deseo existencial de la vida más plena, más bella, más rotunda...Las viejas librerías con los libros primeros y las aguas de Capri, la forma de un cuerpo entrevisto a lo lejos, deseado y lleno de promesas. En los versos está prendido todo esto, está anclado como un barco a la margen del puerto, como una única razón que no pudiera asirse de otro modo que a través de palabras y de estrofas. Así aparece ante los ojos de María un mundo que existió y que aún existe pero más confundido y más callado, que reverdece, como las ramas verdes de la portada, en cuanto se abre el tiempo de pensar en pasado. 

La invisibilidad. Quiero continuar siendo hermosa, quiero que me miréis, vosotros, hombres que camináis cerca de mí y no volvéis el rostro; personas que me miran sin verme, que no identificáis mi sonrisa, ni apreciáis lo que hay dentro de ella, ni sabéis que yo, aunque no lo sepáis, tengo dentro un caudal de sensaciones que os ahogaría a todos si pudiera salir al exterior. Lo invisible, lo puro, lo que guardo, lo que soy sin que nadie lo sepa. Aunque nadie lo sepa. Aunque tú no lo sepas. La voz de Enrique Urquijo puede sonar en cualquier momento. 

El poema XXIX, el que no admite dudas. "Si todo hubiera sido verdad, hoy estarías/ a su mismo nivel, ecléctica invitada/ en mil mesas redondas, cuadradas, triangulares./Si hubieras aceptado el penúltimo güisqui." En el gran banquete de la vida hay quien tiene reservado un sitio de honor y quien resguarda su honor ocupando un lugar secundario. Pocas palabras son necesarias para entender qué significa esto, porque antes que María Sanz lo dijeron algunos, la mayoría poetas, que sintieron la misma brisa fría, el mismo aire que circulaba sin piedad entre olivos. El mundo necesita de recomendaciones, de risas y de fábulas. La palabra va libre, libre camina y libertad precisa, si no quiere terminar siendo un remedo de lo obvio y de lo que no sirve. Hay que escoger. Y Sanz escoge ser, a través de sus libros, una voz que recuerda que no vale la pena venderse por tanto o, incluso, por tan poco. 


Recado original. María Sanz. Ediciones Lastura, octubre de 2020. Colección Alcalima de Poesía, número 177. Imagen de la entrada: libro y marcapáginas. Pintura de Vettriano.

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