Volver a Nueva York
Las películas de Woody Allen tienen todas el mismo aroma. Los personajes cambian, los escenarios también, la música se escribe con compases diferente, pero hay algunos aspectos comunes, el principal de ellos, la mirada. La forma en la que mira el mundo y lo representa no cambia, se transforma, pero permanece con el paso del tiempo. Es una seguridad conmovedora. Después de ver varias veces "Un día de lluvia en Nueva York", ahora voy con "Café Society", una inclasificable película ambientada en Los Ángeles con vuelta a Nueva York. Del mambo al jazz.
La historia de la familia judía que, a trancas y barrancas, consigue su sitio en el mundo, no siempre de la manera más confiable y honrada. Los padres, hartos de discutir el uno con la otra; el hijo mayor, metido en negocios sucios, un gángster de los que solo el cine puede presentar, con música mientras que suelta el tiro de gracia al rival; una hermana casada con un intelectual que desprecia la vida cotidiana y sus ataduras; y el más pequeño, Bobby, el protagonista, ingenuo pero no tanto, deseando vivir y ser.
Hay una encantadora secretaria que no es tal y que se constituye en el motivo de perdición del joven ingenuo. Hay un tío productor que lleva doble vida y que, a pesar de todo, nos cae la mar de bien. En Los Ángeles están todas las estrellas, las casas de las estrellas, sus fiestas, sus contratos, sus llamadas de teléfono, sus manías, sus éxitos, sus ocultos fracasos, miles de cines abiertos, algún tugurio donde comer tacos y ganas de triunfar como sea.
Los personajes de la historia no son solamente humanos. Bobby, Bonnie, loso padres, el hermano gángster la hermana casada con el intelectual, el tío que es productor de cine, Storaro, la música, el jazz, los locales de moda, los vestidos, las estrellas del cine, una cinta de seda en la cabeza...Pasan muy pocas cosas aunque se habla mucho. También están los trajes cruzados con chaleco, las camisas de cuello duro, las floreadas corbatas, las grandes solapas, el satén. La infidelidad. Lo que va de Los Ángeles a Nueva York. No es oro todo lo que reluce.