"La edad de la luz" de Whitney Scharer
Apasionante la historia de Lee Miller, la hermosísima mujer que fue modelo, fotógrafa y fotoperiodista. Su vida personal estuvo llena de situaciones límite. Su vida familiar tampoco fue fácil. Demasiadas personas se sintieron con derecho sobre ella y demasiadas veces Lee Miller distrajo su talento con peripecias que no hacían sino traerle dolor. En este libro, la primera novela de su autora Whitney Scharer, la persona es personaje y al revés. Su lectura debe correr paralela a la necesaria indagación que todo lector experto hace para poder entender, contextualizar y profundizar en aquello que lee.
No se puede explicar su figura sin el arte y sin lo que la naturaleza había depositado en ella en forma de dones: belleza y talento. La primera hizo que fuera objeto de fotografías, algunas de las cuales invaden su intimidad de una forma decisiva. El segundo afloró cuando fue posible y cuando las circunstancias de la vida hacen que ella asuma la determinación de ser lo que quería ser y no lo que otros pretendían.
Los nombres con los que se relacionó de alguna forma están en los libros de arte: Maruja Mallo, Dora Maar, Max Ernst, Leonora Carrington, Eileen Agar, Roland Penrose, Salvador Dalí, Giorgio di Chirico, Joan Miró, Pablo Picasso. Sobre todo, Man Ray, el artista americano afincado en París que fue, a la vez, su protector, su amante y quizá, alguien a quien Lee Miller le dio mucho más de lo predecible: su propio talento, escondido detrás de la obra de Ray, que la convirtió en trozos de fotografía, en manifiesto de tendencias y, al final, en un objeto más de los que usaba en su trabajo. Se dice que Lee Miller hacía las fotografías de moda que firmaba Man Ray para que este se dedicara a su talento. Actitud que no es la primera ni la última vez que veremos en mujeres que entienden su papel como subsidiario con respecto a algunos hombres mágicos. Se equivocaba en eso, como se equivocó durante tanto tiempo María Lejárraga, o como se equivocó Camille Claudel, o Frida Kahlo, o la propia Dora Maar, víctimas todas ellas de pasiones que no serían correspondidas en la misma medida.
La novela de Scharer parte de la última etapa de la vida de Miller y, a modo de retrospectiva, esta relatará, por encargo de la editora de Vogue, la revista a la que dio sus mejores portadas, lo que supuso el encuentro con Man Ray, su turbulenta relación, el papel de las vanguardias en la vida de París en los años treinta, así como toda una red de amistades confusas y de situaciones límite que la alumna de fotografía primero y sagaz fotoperiodista después, vivió en primera persona. Su paso de delante a detrás de la cámara es, quizá, el ejemplo más claro de su voluntad de anonimato y también de ocultamiento, defensa y autoprotección.
La cita que encabeza el libro adelanta en gran medida su intención: De hecho, las obras de arte son siempre el resultado de haber estado en peligro, de haber vivido una experiencia hasta el final, donde ya no cabe ir más allá.
Rainer Maria Rilke
Es ese "ir más allá" el que a la vez genera la luz y atrae la sombra en la vida de Miller. Su esplendorosa belleza logró que, desde niña, fuera objeto de deseo de aquellos que la rodeaban. Esto no es siempre una buena noticia, sino un potencial peligro. Su entrada por la puerta grande en el mundo de las modelos de fotografía no se corresponde con sus contradicciones, sus temores y las secuelas de determinadas cosas que la asaltaron desde la infancia. Cuando se marcha a París, a raíz de un escándalo surgido por el uso de una fotografía que le realiza su descubridor, Edward Steichen, para un anuncio de compresas, parece la puerta de la libertad y el modo en que ella puede desprenderse de ataduras. Sin embargo, el destino la sigue y también su propia capacidad de destruir y construir, ambas mezcladas y dirigidas contra sí misma. El encuentro con los artistas le abrió las puertas de una nueva vocación. La segunda guerra mundial fue el acicate para acercarse a las imágenes más terribles, lejos de la bondad de las anteriores. Pero su vida personal se continuó zarandeando y haciendo insostenible el equilibrio, ese que seguramente buscó toda su existencia.
La edad de la luz. Whitney Scharer. Narrativa Salamandra. Año de publicación 2019. Traducción de María Cristina Martín Sanz.
No se puede explicar su figura sin el arte y sin lo que la naturaleza había depositado en ella en forma de dones: belleza y talento. La primera hizo que fuera objeto de fotografías, algunas de las cuales invaden su intimidad de una forma decisiva. El segundo afloró cuando fue posible y cuando las circunstancias de la vida hacen que ella asuma la determinación de ser lo que quería ser y no lo que otros pretendían.
Los nombres con los que se relacionó de alguna forma están en los libros de arte: Maruja Mallo, Dora Maar, Max Ernst, Leonora Carrington, Eileen Agar, Roland Penrose, Salvador Dalí, Giorgio di Chirico, Joan Miró, Pablo Picasso. Sobre todo, Man Ray, el artista americano afincado en París que fue, a la vez, su protector, su amante y quizá, alguien a quien Lee Miller le dio mucho más de lo predecible: su propio talento, escondido detrás de la obra de Ray, que la convirtió en trozos de fotografía, en manifiesto de tendencias y, al final, en un objeto más de los que usaba en su trabajo. Se dice que Lee Miller hacía las fotografías de moda que firmaba Man Ray para que este se dedicara a su talento. Actitud que no es la primera ni la última vez que veremos en mujeres que entienden su papel como subsidiario con respecto a algunos hombres mágicos. Se equivocaba en eso, como se equivocó durante tanto tiempo María Lejárraga, o como se equivocó Camille Claudel, o Frida Kahlo, o la propia Dora Maar, víctimas todas ellas de pasiones que no serían correspondidas en la misma medida.
(Man Ray fotografía a Lee Miller)
La cita que encabeza el libro adelanta en gran medida su intención: De hecho, las obras de arte son siempre el resultado de haber estado en peligro, de haber vivido una experiencia hasta el final, donde ya no cabe ir más allá.
Rainer Maria Rilke
Es ese "ir más allá" el que a la vez genera la luz y atrae la sombra en la vida de Miller. Su esplendorosa belleza logró que, desde niña, fuera objeto de deseo de aquellos que la rodeaban. Esto no es siempre una buena noticia, sino un potencial peligro. Su entrada por la puerta grande en el mundo de las modelos de fotografía no se corresponde con sus contradicciones, sus temores y las secuelas de determinadas cosas que la asaltaron desde la infancia. Cuando se marcha a París, a raíz de un escándalo surgido por el uso de una fotografía que le realiza su descubridor, Edward Steichen, para un anuncio de compresas, parece la puerta de la libertad y el modo en que ella puede desprenderse de ataduras. Sin embargo, el destino la sigue y también su propia capacidad de destruir y construir, ambas mezcladas y dirigidas contra sí misma. El encuentro con los artistas le abrió las puertas de una nueva vocación. La segunda guerra mundial fue el acicate para acercarse a las imágenes más terribles, lejos de la bondad de las anteriores. Pero su vida personal se continuó zarandeando y haciendo insostenible el equilibrio, ese que seguramente buscó toda su existencia.
La edad de la luz. Whitney Scharer. Narrativa Salamandra. Año de publicación 2019. Traducción de María Cristina Martín Sanz.
(Lee Miller, modelo de Vogue)
Comentarios