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"Confusión" de Elizabeth Jane Howard

En "Los años ligeros" conocemos por primera vez a los Cazalet. Esta de ahora es la tercera entrega y también la publica en castellano la editorial Siruela, en su colección Nuevos Tiempos, como las anteriores, la citada "Los años ligeros" y "Tiempo de espera" que es la segunda de la saga. 

La historia ha llegado aquí en este tercer volumen a los años cuarenta, decisivos para la historia de Europa, lo que viene a decir, del mundo occidental. En Inglaterra, en 1942, el conflicto bélico que tiene a la mayoría de los países en situación de combate o de alerta, genera unos cambios en la forma de vida que son muy notables. 

La escasez, la vuelta de los combatientes heridos, la necesidad de posicionarse, los bombardeos, todo ello hace que la existencia sea una aventura en sí misma. Los Cazalet, cuyo detalle conocemos por los anteriores libros, han ido creciendo y este es el momento en que los jóvenes entran en el mundo de la adultez en el peor tiempo posible. 

El desarrollo temporal ocupa desde marzo de 1942 hasta la primavera de 1945, tres años aproximadamente. Tres años convulsos y decisivos. Como es habitual en sus libros de esta serie, la autora incluye una genealogía para que no nos perdamos en la senda complicada de esta familia y sus afines. Ya sabemos que William Cazalet y Kitty Barlow, apodada la Duquesita, como él tiene el apodo de el Brigada, son los cabezas de familia. Tienen cuatro hijos, Hugh, Edward, Rachel y Rupert. Excepto Rachel, los otros han contraído matrimonios y tienen descendencia. Hugh y Sybil son padres de Polly, Simon y William. Edward y Viola de Louise, Teddy, Lydia y Roland. Rupert tiene dos hijos con Isobel (Clary y Neville) y uno con Zöe (Juliet). 

También forman parte de la familia la hermana de Viola, Jessica Castle, con su esposo Raymond y sus hijos Angela, Christopher, Nora y Judy, así como los criados, que tienen su papel que representar como es lógico en estas familias inglesas enraizadas en las viejas costumbres: La cocinera, que es la señora Crips; Ellen, la niñera; Eileen, la doncella; Peggy y Bertha, las criadas; Dottie, Edie y Lizzie, ayudantas de cocina; Tonbridge, el chófer; McAlpine, el jardinero; Wren, el mozo de cuadra. 

Aparecen aquí señalados en el mismo orden que en el libro, con su fuerte clasismo que los ordena por rangos pero sin olvidar el perfecto respeto que se tenían entre sí amos y sirvientes y el cuidado con no saltarse las competencias de cada uno entre los propios servidores. En esta sociedad no era factible encontrarse criados que durmieran en buhardillas llenas de ratas, como ocurría en familias españolas en los mismos años y posteriores, dando muestras de un desconocimiento total del sentido que tiene "servir" en una familia o en una casa. 

Muertes, nacimientos, bodas, separaciones, acontecimientos de diverso signo pueblan la vida de la familia Cazalet y llenan las páginas del libro. No hay que tener la menor preocupación si no se han leído las dos entregas anteriores. Esta novela trae un detallado prólogo que, con brevedad pero sin saltarse detalles, nos cuenta quiénes son y qué peripecias les han traído hasta aquí. Puede parecer en algún momento que tanta familia y tantos hechos se nos quedan demasiado grandes para tenerlos en la memoria a la hora de enhebrar la lectura. 

Pero no hay que temer. De la misma forma que se sientan las vecinas a la hora del café para comentar con detalle los chismes que suceden en la calle (o que se sentaban, pues me temo que ahora esté cada cual en su casa enfrascada en los asuntos menos importantes y, sobre todo, más ridículos, que aparecen en la tele), de igual forma aquí entramos a conocer la vida de los Cazalet y su círculo de una forma natural y sin que se pierda el interés. En el prólogo, además de los citados, se nos da cuenta de algunas amistades y amores que tienen su importancia en el conjunto del argumento. 

No se obvian los amoríos ni los errores que la familia comete, porque el libro se ofrece como una gran ocasión de penetrar en los secretos de otros, algo que a todo el mundo le supone un pasatiempo gratificante. Al hilo de los hechos históricos en los que está inserta la trama hay que decir que comienza justo con el ataque japonés a Pearl Harbour, dando lugar, como bien sabemos, a la intervención de EEUU en la guerra. En marzo de 1942, cuando la novela arranca, acaba de morir Sybil. 

Cada uno de los capítulos que forman las tres partes en que se divide el libro, viene titulado o bien con el nombre de un miembro de la familia o simplemente así "la familia". Además de eso, el subtítulo sitúa cronológicamente los hechos que se van relatando, de manera que no se pierda el hilo ni de los acontecimientos ni de las fechas. Elizabeth Jane Howard (1923-2014) era una escritora muy meticulosa, como puede observarse en la organización de sus libros, en el trabajo de documentación que realizaba para escribirlos y en la planificación de los personajes, sobre todo a lo largo de estas entregas que se difundieron por radio y televisión con gran éxito. Su vida personal fue otra cosa y me remito al enlace que encabeza esta reseña, al hablar de "Los tiempos ligeros", para ahondar en ella. 

Confusión. Crónicas de los Cazalet. Elizabeth Jane Howard. Siruela. Nuevos tiempos. Traducción del inglés de Celia Montolío 2018

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