"Una educación" de Tara Westover
Esta es la historia de Tara Westover que nació en las montañas de Idaho y nunca fue a la escuela infantil, ni a la primaria ni al instituto. Su primer encuentro con las aulas tuvo lugar en la universidad. Es, también, la historia del aislamiento de una familia con ideas propias, dirigida por un padre que se creía en posesión de la verdad y que construyó un castillo en el que nada era transparente. Pero, sobre todo, es la constatación de que uno puede cambiar su destino y que la educación es un elemento de importancia extraordinaria para lograr ese cambio.
Puede que la ira que Tara Westover almacenó durante sus años de universidad, dándose cuenta de que la vida que había llevado hasta entonces era castradora, y que la actuación de sus padres con ella y sus hermanos era la causa de esa castración, puede que esa ira lograra almacenar sus recuerdos intactos para devolverlos en forma de escritura. Como ella dice en alguna entrevista, escribir es la manera de cerrar el círculo y abandonar la ira porque, como el rencor, hace daño a quien la siente.
Además de las extremas condiciones en que esta familia vivía (y viven los miembros que todavía siguen en ella), sin médicos, sin escuelas, sin conocimiento de lo que ocurre en el mundo, sin contacto social, está la propia evolución de la niña que descubre casi de casualidad algo que le importa y que le gustaría practicar. Se trata de la música, del canto. Tara tiene una bonita voz y ese es el primer peldaño para su salvación. Quizá al ser la menor de los siete hermanos de la casa hizo que sus padres abrieran un poco la mano y le permitieron cantar en un coro. Sea como fuera, eso logró el milagro. Y el milagro fue irreversible porque a los dieciséis años se marchó a la universidad, preparándose ella misma de forma concienzuda, y saltándose todos los pasos previos de la escolaridad.
Los entornos familiares tan cerrados y apocalípticos como este, mormones esperando la llegada del último día, dedicados a recoger chatarra y a realizar tareas ínfimas desde pequeños, sin otra esperanza o distracción que la supervivencia, generan monstruos. Y Tara define a uno de esos monstruos en forma de un hermano que la convirtió en objeto de su violencia, después de haber hecho lo mismo con otra de sus hermanas. La confesión de Tara a sus padres no sirvió de nada, salvo para confirmar que ya sabían lo que pasaba y que lo consentían. Eso fue la espita, el repulsivo, el empujón que necesitaba para decir adiós y mirar hacia otro mundo.
El hecho de que a los veintisiete años, que son los que tiene en la actualidad, ella cuente sus vivencias le da un especial cariz porque sus protagonista están vivos y presentes. Hace falta mucho valor y mucha seguridad en sí misma para hacerlo. Aunque quizá este sea el último acto que cierra una tragedia que la universidad, el saber y el conocimiento, logró que no fuera decisiva.
Tara Westover (Idaho, 1986) comenzó a estudiar cuando tenía diecisiete años y en 2008 era graduada en Arte. Después de eso obtuvo el posgrado en el Trinity College de Cambridge un año después. Se graduó en Historia en 2014 y pasó por Harvard. Ahora vive en Londres. Este es su primer libro, considerado por algunos medios críticos como uno de los más destacados de 2018.
"Una educación" es una defensa del conocimiento como medio civilizado de vida y un alegato contra el fanatismo.
Una educación. Tara Westover. Lumen, 2018.
Comentarios