"Flor de hadas en el bolsillo" de Juan Antonio Fernández Madrigal
Ediciones El Transbordador lanza este libro "Flor de hadas en el bolsillo" escrito por Juan Antonio Fernández Madrigal, con prólogo de Miguel Córdoba, y con ilustraciones y postfacio de Manuel Mota. Resulta difícil clasificar el libro en un género literario concreto, algo que ya nos advierte la propia editorial en la contraportada. Efectivamente, hay aristas poéticas, contemplaciones oníricas de la realidad, imaginación compuesta de elementos que se contraponen, huellas de pasos, realidad e irrealidad, todo ello en una narración que bien podría encuadrarse en ese amplio recipiente que es lo fantástico.
El libro puede leerse de corrido pero también por capítulos separados. De cada una de las formas se obtiene un resultado. Me ha parecido interesante que algunos capítulos incluso tienen una utilidad didáctica de cara a la lectura de jóvenes y adolescentes. Por ejemplo, el titulado "Maquetas y corazones" donde se habla de un personaje llamado El Farero, que tiene la peculiaridad expresada de que solo lo encuentra un niño. El Farero es un ente mágico, que cambia de forma y de apariencia pero, que, sobre todo, cuenta historias. Contar historias a los niños es la mejor forma de aprendizaje, de transmisión de conocimientos, la mejor forma de asegurarse de que las tradiciones pasen de unas manos a otras, de unas generaciones a las siguientes. En realidad, El Farero representa un momento de la vida en el que las cosas presentan otra apariencia, por eso dice que solo un verano en cada una de las existencias de los niños se puede conocer al Farero.
En "El Reino del frío" aparece la reina, que va acompañada de su corte de lobos de la nieve. La princesa de los hielos es un personaje de cuentos juveniles asociado a las sagas nórdicas. Al Reino del frío se llega cuando se ha perdido todo, hasta la memoria, se dice. Es una especie de purgatorio, un territorio irreal al que se accede cuando se mira adentro y no al exterior.
Los títulos de los diferentes capítulos pueden o no expresar su contenido. En ocasiones son transversales y podrían intercambiarse. Los hay también que tienen doble sentido o un significado que se escapa a primera vista. Eso forma parte del juego, como las matrioskas rusas, que hay que ir desenvolviendo para llegar a la esencia, al interior. Las interrogaciones van desde el lector, al que escribe, saltando de uno a otro. Cualquiera puede añadirle su propia percepción de las cosas y convertirse en un elemento que forma parte del entorno descrito. Así se mueva la narración como si fueran las olas en el mar, llegando y marchándose. Del sueño a la realidad, de ahí a la conducta, entonces un salto a la vida y, desde la vida, de nuevo al interior, a la esencia última de las cosas.
No es un libro sencillo, ni un libro hecho para leer deprisa. Exige reflexión, genera reflexión. También puede leerse como un largo poema, un poema que se escribe con verso libre pero con una única música interior que lo salpica o lo anega. En ese caso, los capítulos son solo eslabones, testigos, como decían los antropólogos al estudiar las tradiciones. Cualquier aclaración pasa por liberarse de ataduras y por no esperar lo explícito. Es así como se recupera la capacidad de imaginar y de abrir puertas. El libro abre algunas, pero también cierra otras y se convierte en claustrofóbico y en complejo. Escapar es otra solución que se esboza, no siempre es preciso aceptarlo todo, parece decirnos, puedes huir si quieres.
Flor de hadas en el bolsillo, de Juan Antonio Fernández Madrigal. Ediciones El Transbordador. Primera edición 2018. Prólogo de Miguel Córdoba. Ilustraciones y postfacio de Manuel Mota.
Sobre el autor: Juan Antonio Fernández Madrigal (Córdoba, 1970) es profesor de la Universidad de Málaga, experto en Robótica. Ha publicado otras obras en esta editorial, como El tapiz invisible, de 2016 y Pedro y la pulsera mágica, de 2017.
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