"La dulce envenenadora" de Arto Paasilinna
¿Existe el humor escandinavo? Arto Paasilinna parece empeñado en demostrar que sí. Desde "Arsénico por compasión" el Capra de 1947 con Cary Grant y un arsenal de inocentes viejecitas, la asociación anciana-transgresión es un recurso humorístico de primera, aunque no siempre bien explotado. En este caso tenemos a la octogenaria Linnea Ravaska que, harta de que unos desaprensivos se queden impunemente con su pensión, se convierte en una señora de armas tomar, armas de mujer, diría la mismísima Melanie Griffith, bastante antes de banderizarse en "Two Much" y en la vida real.
Lo peor de todo es que Kauko, su nieto, anda metido en el berenjenal. Y aún más desasosegante es que Linnea haya de abandonar la quieta campiña helsinkiana para mudarse a la capital, Helsinki, a formar gresca. Desnaturalizada situación que le sirve al autor para criticar todo lo criticable, la sociedad, sus estereotipos, la marginación de la juventud, el abandono de la vejez, temas de siempre, de hoy, de mañana.
¿Existe el humor escandinavo? Parece ser que sí. "La dulce envenenadora" transita por esos territorios y lo hace a partir de pequeños y cotidianos momentos, situaciones sencillas que se trasmutan en cómicas apenas sin enarcar la ceja, días de días que se tornan en problemáticas necesidades a punto de estallar. Todo es una desvencijada visión de lo que en el mundo actual pueden ocasionar los valores subvertidos y los principios escasos. Ni la vejez es ya ese páramo aburrido y dócil sino un estallido de circunstancias ante las que solo cabe rendirse o luchar. Y Linnea lucha, vaya si lo hace.
Sinopsis de la editorial Anagrama:
En la quieta campiña cercana a Helsinki, una viejecita riega su arriate, las golondrinas gorjean y el gato dormita. Pero el idilio es aparente: la vida de Linnea Ravaska, octogenaria viuda, es emponzoñada por unos malhechores que cada mes le arrebatan su pensión. El desnaturalizado nieto Kauko y sus acólitos destrozan todo lo que encuentran a su paso, torturan al gato, golpean por puro placer, sin que ella ose rebelarse, hasta el día en que decide no soportarlo más, llama a la policía y huye a Helsinki. La guerra y la venganza del trío infernal podrían convertirse en una pesadilla si Paasilinna no prefiriese la vía de la farsa y la paradoja para criticar a una sociedad cuyos males observa con toda lucidez. Vejez olvidada, juventud marginada, desmoronamiento de las instituciones, droga, alcoholismo, sida: todo se divisa en las rocambolescas peripecias de la simpática viejecita, que pasea armada con una Parabellum y cuyas verdaderas armas acabarán siendo el candor, una ingenua crueldad y su incansable defensa de la propia dignidad. «Sí, Paasilinna es todo esto a la vez: una mezcla loca de Chaplin, Capra, Tex Avery y Agatha Christie. En resumen, humor anglosajón en el país del hielo. Comedia on the rocks para degustar lentamente» (Olivier Le Naire, Le Vif/L’Express); «Paasilinna vuelve a sacar provecho de las anárquicas costumbres de sus personajes para golpear al sistema por medio de la caricatura. El resultado, quintaesencia del gélido humor escandinavo, es irresistible. Una nueva pequeña obra de arte» (Bernard Quiriny, Chronic’art).
Referencia del autor (Anagrama):
Arto Paasilinna, nacido en Kittila en 1942, ex guardabosque, ex periodista, ex poeta, es un autor de extraordinario éxito en Finlandia, donde cada una de sus novelas vende más de cien mil ejemplares, y muy apreciado también en sus numerosas traducciones por su humor original y su capacidad de contar de la manera más cómica las historias más desconcertantes.
La dulce envenenadora. Arto Paasilinna. Editorial Anagrama. Mayo de 2016.
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