Triana la otra orilla del flamenco. 1740-1931
El barrio de Triana en Sevilla es
un universo plagado de interés para propios y extraños. Pocas veces hay un
espacio físico que concite tanto interés literario y de todo tipo. Triana es,
también, una forma de vida que ha sobrevivido en muchos aspectos a través de
los siglos. Interesa por tanto, mucho, conocer los detalles de ese micromundo
que, para muchos, entre los que me incluyo, es algo más que un lugar para vivir
o para disfrutar. Por eso, la literatura sobre Triana despierta siempre un
interés que resulta lógico entender, a la luz de lo que estamos exponiendo.
El autor del libro, Ángel Vela
Nieto (Triana, Sevilla, 1944) tiene en su haber un número importante de libros
de temática trianerista, contribuyendo con ellos al bibliotrianerismo de una
forma considerable. En esta ocasión, su acercamiento al conocimiento del
arrabal lo realiza a través del arte flamenco, una manifestación artística muy
ligada al barrio en todas sus manifestaciones, tanto vivenciales, como
artísticas, culturales, musicables o biográficas. El libro se presenta en
edición de lujo, portada de pasta dura y sobrecubierta conteniendo la
reproducción de una obra del reconocido pintor Juan Valdés. Diseño clásico para
una obra que contiene, además, gran número de fotografías, dibujos y reproducciones
que pueden ser de interés para los lectores. Ediciones Giralda (cuyo editor es
Francisco Javier Sosa) como en otras ocasiones se ha encargado de la
publicación del libro que tuvo una presentación multitudinaria en los
prolegómenos de esta pasada Velá del 2013.
El libro se inicia con tres
citas, correspondientes a tres artistas del flamenco: Juan Talega, Antonio
Mairena y Manolo Caracol. El elemento común a las tres citas, es, lógicamente,
Triana. Asimismo, lleva un prólogo a cargo del estudioso Antonio Reina. Más que
un prólogo diríamos que es una presentación con una fuerte carga de amistad y
apoyo al trabajo que el autor realiza. El verdadero prólogo está en el primer
capítulo del libro y lo realiza su autor. Este primer capítulo expone las intenciones
de la obra y sirve de pórtico a la misma. A partir de ahí, cuatro capítulos
orientados con orden cronológico en un espacio temporal que abarca desde 1740 a
1931 y otros tres capítulos de distinto signo: uno dedicado a artistas a los
que denomina “Nombres aparte”, otro en el que las letras del cante hablan de
Triana “Echemos un cante” y uno último de referencias bibliográficas.
Los primeros sesenta años de este
recorrido los enmarca Ángel Vela en lo que él mismo denomina la “prehistoria” y
ocupa desde 1740 hasta 1800. En este capítulo se recogen sucedidos, referencias
y comentarios acerca del barrio, su población, ocupaciones, escenarios,
artistas y manifestaciones culturales de distinto signo. En los tres capítulos
siguientes bautizados estrictamente con el epígrafe cronológico de los años que
lo componen, desgrana el autor la noticia de artistas diversos, algunos
trianeros, otros no, que forman parte de ese mosaico multicolor que compone el
flamenco en Triana. En ese recorrido se insertan también lugares, espacios,
acontecimientos y referencias bibliográficas de estudiosos que han incluido a
Triana en sus libros sobre flamenco, dando carta de autoridad, por tanto, a
aquellos que se han antecedido en la tarea de encontrar el hilo conductor del
cante. Por supuesto que muchos de los artistas que ahí aparecen referidos no
han nacido en Triana (ni en Sevilla, tampoco) pero su inclusión obedece, según
parece desprenderse del curso del libro, de que han tenido un papel en esa
conformación del cante en Triana, tanto de forma presencial, vivencial,
aportando sus conocimientos al modelado de los cantes o con algún tipo de
relación con el barrio. Lo que resulta lógico, desde luego, si atendemos a que
los límites del arte, en cuanto a escuelas y modelos, no tienen que ver,
estrictamente, con la nacencia, la biografía o el origen geográfico.
Mención aparte merecen las
ilustraciones del libro, que, al tratarse de una edición de lujo, son profusas
y variadas. Estas ilustraciones se refieren a personajes, lugares, obras
plásticas y todo aquello que el autor ha considerado que puede añadir una
explicación más clara a lo que se está exponiendo. Tenemos constancia de que
una de las facetas de Ángel Vela es la recopilación de testimonios gráficos y
el comentario de los mismos, algo que hacía con verdadera delicadeza y
sensibilidad en la revista “Sevilla Flamenca” en una sección propia.
El libro está escrito con el
estilo de su autor, conciso, sencillo y correcto, alejado de florituras
innecesarias. En él expresa su punto de vista y su opinión sobre el papel
cenital que Triana tuvo en la génesis y desarrollo del flamenco. Ese punto de
vista se ofrece sin estridencias y sin ánimo de polémica, como suele hacer el
autor, aunque, evidentemente, habrá posturas diversas y el debate puede
enriquecer el contenido del libro siempre que se realice con respeto,
conocimiento y partiendo de lo que el autor cuenta en realidad, lo que no es
posible hacer sin una lectura atenta y pormenorizada. Aquellos trianeros que quieran ahondar en el conocimiento de su barrio, incluyendo aquí a los trianeros de corazón, pueden pasearse por sus páginas y conocer detalles que les resultarán de interés. Por eso, puede considerarse un libro de consulta, al que se vuelve con tranquilidad sin que el hilo conductor pueda verse afectado. También puede servir para el debate, puesto que todo lo que al flamenco atañe se desenvuelve siempre en una nebulosa científica que propicia el desacuerdo. Si ese desacuerdo se gestiona bien, no hay problemas pues la dialéctica es una forma de confrontar opiniones y posturas muy enriquecedora. Llamar la atención, en ese siempre abierto tema de los orígenes y los lugares fundacionales del flamenco, sobre el papel desempeñado por Triana, es otro de los objetivos del libro, que creemos cumple con creces.
Hay que saludar siempre con agrado los intentos editoriales de dedicar libros a temas tan concretos y, a la vez, con tantos matices de universalidad, pues al fin, la historia misma está llena de historias parciales y todas ellas contribuyen al gran conocimiento de lo que somos y de lo que hemos sido.
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